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Evidencia del efecto de restricción de
FODMAPS en los síntomas del SII
Halmos et al publicó un estudio aleatorizado, controlado,
doble ciego en el que se comparó la dieta australiana tradi-
cional con una dieta baja en FODMAP (22). Durante 21 días,
8 individuos sanos y 30 pacientes portadores de SII fueron
aleatorizados a recibir dieta baja en FODMAP o dieta habi-
tual. Luego estuvieron 21 días con dieta libre y luego se
cruzaron los grupos a recibir la dieta alternativa. Diariamente
se evaluaron los síntomas con una escala visual análoga (EVA).
Se recolectaron todas las deposiciones desde el día 17 al 21
del estudio para control de peso, contenido de agua y clasifi-
cación de King. Un 70% de los pacientes con SII experimentó
una mejoría de sus síntomas. Los controles no experimen-
taron diferencias en su sintomatología en relación a ambas
dietas. Una limitación de este estudio es que se definió en
forma arbitraria como mejoría significativa una caída de 10
puntos en la EVA. Por otro lado si bien el estudio fue diseñado
como ciego, el 83% de los pacientes logró identificar el tipo
de dieta.
En un estudio retrospectivo en Reino Unido de 82 pacientes
con SII, los que habían recibido una dieta estándar tenían
menos mejoría en los síntomas generales de SII (49%) que los
que habían recibido una dieta baja FODMAP (86%;P
<
0,001).
Un 64% de los pacientes informó el cumplimiento estricto
de la dieta durante los 9 meses que duró el estudio. En este
estudio no se clasificaron los pacientes según el subgrupo
clínico de SII y no se controló el uso medicamentos para el
SII (23).
Un estudio prospectivo, aleatorizado y controlado en 41
pacientes con SII (criterios de Roma III, con una edad media
de 35 años) comparó cuatro semanas de dieta habitual con
una dieta baja FODMAP. Mediante el uso de un sistema vali-
dado de puntuación de síntomas de SII, los pacientes con
dieta baja en FODMAP reportaron un mayor alivio general de
los síntomas del SII (P
<
0,05) y de la frecuencia de las depo-
siciones (P=0,008) con respecto de los pacientes con la dieta
habitual. Las limitaciones de este estudio incluyen: un tamaño
de muestra pequeño, el uso de una dieta “habitual”, que
variaba de paciente a paciente y la falta de una dieta estándar
baja FODMAP (24).
Recientemente se publicó un estudio clínico, doble ciego,
cruzado en niños con SII. 33 niños fueron aleatorizados a
una dieta habitual o baja en FODMAPS, seguido de 5 días de
“
washout
“ antes de cruzar los grupos. El
outcome
primario
fue la disminución de la frecuencia del dolor abdominal. Se
demostró que los pacientes con SII disminuyeron la frecuencia
de dolor abdominal al ser sometidos a dieta baja en FODMAP
(25).
Uno de los mecanismos mediante el cual la ingesta de FODMAP
induciría distensión abdominal es el aumento de gas y de la
carga osmótica en el lumen. Este efecto sería secundario a
la malabsorción de los FODMAP (26). Murray et al intenta
demostrar que estos efectos también ocurren en el intes-
tino delgado (27). En este estudio simple ciego, aleatorizado,
cruzado de cuatro ramas se reclutaron 16 voluntarios sanos
con el objetivo de evaluar si la ingesta de fructosa y fructanos
(inulina) podrían exacerbar los síntomas de SII. A estos indivi-
duos se les administró 500 ml de agua con 40 grs. de glucosa,
fructosa o inulina, o una mezcla 1:1 de 40 grs. de glucosa y
40 grs. de fructosa. Mediante resonancia magnética se evaluó
el contenido gástrico, el contenido de agua en el intestino
delgado y el gas colónico una hora antes de la ingesta y cinco
horas después. También se evaluó el gas colónico mediante
Breath Test. Este trabajo concluyó que la fructosa, pero no la
inulina, distienden el intestino delgado debido al aumento del
agua luminal. La glucosa fue la que menos gatilló el aumento
del agua intraluminal en el intestino delgado. Con el consumo
de fructosa este aumento fue significativamente mayor.
Además se afirma que el adicionar glucosa a la fructosa se
reduce este efecto en el intestino delgado ya que se facilitaría
la absorción. La inulina más que la fructosa, distiende el colon
debido a mayor cantidad de gas, pero genera pocos síntomas
en individuos sanos. La mayoría de esos voluntarios toleraron
bien los cambios fisiológicos inducidos en el estudio, proba-
blemente debido a que no presentaban hipersensibilidad
visceral, característica del SII.
También se ha sugerido que la dieta baja en FODMAPs podría
disminuir los síntomas en pacientes con sensibilidad al
gluten no-celíaca (SGNC) (28). Biesiekierski et al mostró que
en 37 individuos con SGNC, la ingesta de gluten no indujo
ningún síntoma gastrointestinal, sin embargo la dieta baja
en FODMAPs redujo los síntomas más aún que la dieta libre
de gluten que habitualmente llevaban (29). Como el gluten
y los FODMAPs están presentes en el trigo, centeno y cebada,
cabe plantear que la mejoría de síntomas reportada por los
pacientes con SGNC con la dieta libre de gluten, se deba al
bajo consumo de FODMAPs también.
Los FODMAPs cumplen el rol de prebióticos en la medida de
que incrementan específicamente el crecimiento de bacte-
rias que se han descrito como beneficiosas para la salud (30).
Por otro lado, los FODMAPs son precursores de la produc-
ción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) en el colon, los
que también tienen un efecto beneficioso. En este contexto
es razonable pensar que la dieta baja en FODMAPs podría
determinar una disminución en la producción de AGCC. Esta
hipótesis fue estudiada por Halmos et al. (30) en un estudio
donde a 27 portadores de SII y 6 controles se les analizaron las
deposiciones de 5 días de dieta habitual y después de 17 días
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(5) 628-633]