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INTRODUCCIÓN

Las enfermedades inflamatorias intestinales son un grupo de

entidades caracterizadas por inflamación en el tracto diges-

tivo. Las dos entidades más reconocidas son la Enfermedad

de Crohn (EC) y la Colitis Ulcerosa (CU). La etiopatogenia no es

clara, pero se cree que es secundaria a una respuesta inmune

aberrante hacia bacterias del tracto digestivo.

La mayor parte de los pacientes con EII desarrollan la enfer-

medad entre la segunda y la cuarta década de vida, afectando

a pacientes en edad reproductiva (1). El embarazo representa

una preocupación mayor en mujeres con EII debido a poten-

ciales problemas de fertilidad, aprehensión del potencial efecto

que la enfermedad puede tener en el embarazo y el feto, el

posible efecto teratogénico de los medicamentos usados y el

conocimiento limitado de los efectos que a largo plazo puedan

tener los agentes introducidos al mercado más recientemente.

Un estudio mostró que entre mujeres nulíparas con EII, las

principales preocupaciones son el efecto que la enfermedad

pueda tener en la fertilidad y gestación, y en los efectos que los

medicamentos puedan tener sobre el feto (2).

Estos factores llevaban a pacientes a evitar el embarazo

o a descontinuar tratamientos después de que se logra la

concepción. Afortunadamente, nuevos agentes terapéuticos

han revolucionado el tratamiento de las EII y esto ha llevado a

la mejoría en el pronóstico y a la reducción de la tasa de ciru-

gías en esta población (3). Como resultado, las mujeres con EII

están más abiertas a considerar el embarazo y una gestación

sin complicaciones es una expectativa realista. Es importante

establecer cuidados y controles esenciales antes de planear el

embarazo. Esto incluye inmunizaciones y otros procedimientos

preventivos como la detección de displasia y/o carcinoma

cérvico-uterino y del colon (cuando está indicado). Es también

importante asegurar que no existan déficits de macro o micro-

nutrientes incluyendo vitamina B12, ácido fólico y hierro.

Otro tema que es frecuentemente fuente de discusión con

las pacientes, es el riesgo que sus progenitores desarrollen la

enfermedad. Estudios han demostrado que el riesgo es de entre

1.6 a 5.2% si un padre tiene EII, mientras que si ambos padres

tienen la enfermedad, éste aumenta a 33% (4). Un equipo

multidisciplinario, incluyendo obstetras, pediatras, gastroen-

terólogos y cirujanos deben tomar la responsabilidad conjunta

del cuidado de estos pacientes. En esta revisión, describiremos

la evidencia más reciente con respecto a fertilidad y embarazo

en pacientes con EII.

EII, fertilidad y fecundidad

La literatura obstétrica define infertilidad como la incapacidad

de concebir tras un año de relaciones sexuales regulares en

la fase fértil del ciclo menstrual sin uso de métodos anticon-

ceptivo (5). Fecundabilidad es la posibilidad que una mujer

tiene de embarazarse en un ciclo menstrual y fecundidad es

la probabilidad de la conducción efectiva de un embarazo a

término en un ciclo reproductivo (6).

El concepto de fertilidad concierne al hombre y a la mujer

con EII. La mayor parte de los estudios han demostrado que

las tasas de infertilidad en pacientes con EC son similares a las

reportadas en la población general, aunque algunos estudios

muestran datos contradictorios (7, 8). En general, el consenso

es que el grado de actividad de la EII, la historia de una cirugía

relacionada con la EC y la localización en el colon han sido

asociados con menores tasas de concepción (8).

Pacientes mujeres con CU que no se han sometido a una colec-

tomía no tienen una menor tasa de fecundidad. Sin embargo,

aquellas que han requerido una proctocolectomía con reser-

vorio íleo-anal presentan una reducción significativa de la

fecundidad (9, 10). Dos meta-análisis han confirmado estos

datos (11, 12). Considerando que las mujeres sometidas a una

colectomía con ileostomía y preservación rectal conservan su

fertilidad, el mecanismo fisiopatológico de este fenómeno

pareciera ser las adherencias formadas en las pelvis y una

disfunción de las trompas de Falopio después de la creación del

reservorio íleo-anal (13, 14). Esto ha llevado a mucho clínicos

a recomendar procedimientos de menor complejidad (y con

menos tasas de complicaciones intra-pélvicas) en pacientes

que quieren tener descendencia (como una colectomía con

ileostomía y preservación rectal), para luego proceder a hacer

una proctectomía y crear un reservorio y anastomosis íleo-anal

después de que la paciente haya tenido hijos. Es importante

mencionar que en aquellas pacientes con un reservorio íleo-

anal que presentan problemas de fecundidad, la fertilización

in

vitro

es una posibilidad a considerar y el procedimiento tiene

tasas de embarazo similares en pacientes con un diagnóstico

de CU con o sin reservorio (15).

Resultados de la gestación en pacientes con EII

La mayoría de los estudios ha mostrado que las mujeres emba-

razadas con EC o CU tienen una mayor tasa de parto prema-

turo y un mayor riesgo de tener hijos con bajo peso al nacer

(16). También se ha visto que tienen un mayor riesgo de parto

por cesárea (17). Un estudio hecho en Japón observó una serie

de variables en embarazos previos al diagnóstico de la enfer-

medad y los comparó con embarazos después que la enfer-

medad se desarrolló en la paciente. Los autores reportaron

que la evolución del embarazo fue similar antes y después de

que la paciente desarrollara CU (18). Sin embargo, también

encontraron que la tasa de abortos espontáneos era mayor en

pacientes después de desarrollar EC (18). Otro estudio reali-

zado en Dinamarca y Suecia tampoco encontró una mayor tasa

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(5) 649-662]