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Manejo inicial

El manejo inicial de cualquier lesión o herida es relativa-

mente similar, independiente de la ubicación de ésta. Si

el paciente ha sufrido un trauma lo primero es evaluar al

apaciente en forma integral, seguir los principios básicos del

ATLS y descartar cualquier lesión de riesgo vital.

Una vez estabilizado el paciente se enfoca en la región

comprometida, en este caso la extremidad superior. Se

trata de seguir los principios reconstructivos básicos, que

son: irrigación, desbridamiento, restauración de la circu-

lación sanguínea, estabilización de los huesos, reparación

de estructuras especializadas (como nervios y tendones)

y finalmente la reconstrucción de la cobertura de tejidos

blandos. Todas las áreas de tejido no viable y/o conta-

minadas deben ser removidas, no sólo para prevenir una

infección, sino también para poder apreciar la real exten-

sión de la herida. En algunos casos se requiere volver a

pabellón a las 24 - 72 hrs. para hacer una segunda evalua-

ción de la lesión y permitir al tejido posiblemente compro-

metido que se delimite (4).

Planificación de la reconstrucción

En el planeamiento de la reconstrucción de una herida o

lesión de extremidad superior uno no se debería preguntar

cómo reparar la lesión, sino más bien preguntarse cuál es

la mejor forma de reparar esta lesión. Si bien existen varias

opciones reconstructivas, es importante tomar en conside-

ración factores intrínsecos al tipo y ubicación de cada herida

tales como la sensibilidad, función motora, contractura de la

cicatriz, necesidad de una cirugía secundaria o morbilidad del

sitio donante. También se deben tomar en consideración las

capacidades técnicas y logísticas del centro donde se realizan

estas reconstrucciones.

La mano tiene varias peculiaridades que son relevantes en

este proceso de planificación. Tiene gran potencial para

el cierre de heridas, pero al mismo tiempo capacidad de

generar mucha fibrosis y cicatriz. Por otra parte la piel de la

palma de la mano es irremplazable y al planificar un proceso

reconstructivo se debe tratar de remplazar con tejido igual al

perdido si éste está disponible.

La reconstrucción de la extremidad superior es un muy buen

ejemplo del empleo de la escalera reconstructiva para plan-

tear alternativas terapéuticas, concepto ampliamente utili-

zado en Cirugía Plástica para describir la toma de decisiones

desde lo más simple a lo más complejo. Esto permite ir

pasando por etapas seguras en cada escalón de esta escalera

en el caso que falle el método elegido o no esté disponible

algún recurso.

Opciones reconstructivas

La curación por segunda intención es una opción simple y

a veces muy efectiva para el manejo de una herida en la

extremidad superior. En general, el uso de esta técnica

reconstructiva se reserva para lesiones pequeñas ubicadas

en áreas como los pulpejos de los dedos. Esta forma de

manejar una herida generalmente produce un resultado

funcional y cosmético muy aceptable. Está contraindicado

usar este método en heridas con exposición ósea, tendíneas

o de vasos y/o heridas con un área mayor a 1 cm

2

.

Injertos de piel

Los injertos cutáneos pueden ser una forma muy confiable, y

casi siempre disponible, de manejar muchas de las lesiones

de la extremidad superior. Para que un injerto cutáneo

sobreviva se necesita una zona receptora bien vasculari-

zada, como el músculo, tendón cubierto por paratenon o

periostio. La zona receptora también tiene que estar limpia

y libre de infección. Ante esto, es importante no sólo tomar

en consideración si el injerto cutáneo va a sobrevivir, sino

también la durabilidad en el tiempo de este método recons-

tructivo y las secuelas a largo plazo que se puedan producir.

Son complicaciones importantes a largo plazo la contrac-

tura y adherencia del injerto a estructuras subyacentes tales

como los tendones, que pueden afectar la función motora

y hacer de este método una opción reconstructiva subop-

tima. Hay tener mucha cautela en aplicar un injerto en áreas

como pliegues de flexo extensión, ya que puede producir

contractura y alteración del rango funcional.

Existen dos tipos de injertos cutáneos: piel parcial (IDE) y piel

total (IPT). Los injertos de piel parcial pueden ser obtenidos

de casi cualquier parte del cuerpo, aunque típicamente se

obtienen de áreas donde la dermis es gruesa y hay poca

sensibilidad. Estos injertos tienen una tasa de contracción

mucho más alta que los IPT. En general, cuando se usa IDE

en las manos, estos no se expanden previamente, ya que el

resultado estético es superior. Los IPT son obtenidos de áreas

donde hay excedente de piel como la ingle, la parte más

proximal del brazo y el área supraclavicular. Este injerto tiene

mucho menor tasa de contracción secundaria y el resultado

estético es superior en general (Figuras 1 a 3).

Colgajos locales

Si bien hay una amplia gama de colgajos locales para recons-

trucción de la extremidad superior y en especial la mano,

solo algunos de estos colgajos son en realidad prácticos,

confiables y reproducibles. Muchos colgajos descritos en la

literatura son difíciles de disecar y la zona donante puede

resultar a veces ser peor que la herida inicial. A continuación

se describen algunos de los colgajos locales que han pasado

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(1) 42-53]