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INTRODUCCIÓN
En la medida que las poblaciones envejecen en relación a
una mayor expectativa de vida, como es el caso de Chile, las
demencias constituyen un problema más prevalente, que
afecta durante muchos años al enfermo que lo padece y a
su grupo familiar. Cada vez con mayor frecuencia, no sólo
los especialistas dedicados al tema, sino todos los médicos,
se ven enfrentados a pacientes que presentan este tipo de
problema, ya sea como motivo de consulta o comorbilidad.
El hecho de que el enfermo pierda progresivamente sus
capacidades cognitivas, autovalencia, conciencia de enfer-
medad y capacidad de decidir, amerita un enfoque parti-
cular de la Relación Médico-Paciente (RPM). El objetivo de
este artículo es analizar las peculiariedades más relevantes
de este encuentro y realizar algunas recomendaciones que
contribuyan a hacer de esta relación una fuente de satisfac-
ción para el paciente y sus cuidadores y de realización para el
propio médico.
Aunque muchos de los conceptos aquí vertidos puedan
hacerse extensivos a distintas causas de demencia, se referirá
especialmente a la Enfermedad de Alzheimer, que es la más
frecuente y mejor estudiada.
Será necesario analizar los desafíos que se presentan en las
diferentes etapas de la enfermedad, para lo cual se utilizará
la Escala Clínica de Demencia (Tabla 1) (1, 2).
Hoy en día, la tendencia es fomentar y respetar la autonomía
y preferencias del paciente hasta donde sea razonable y,
en caso de no estar mental o psicológicamente capacitado,
las decisiones recaen en su representante legal o cuidador.
Proporcionar un trato digno, respetar la confidencialidad e
informar sobre los diagnósticos, pronósticos y opciones tera-
péuticas constituyen imperativos éticos que en Chile están
garantizados por ley (3).
Comunicando el diagnóstico de Alzheimer
El paciente y sus cuidadores tienen derecho a conocer el
diagnóstico y sus consecuencias y es deber del médico
comunicarlo en un lenguaje comprensible para ellos. De
hecho, la mayoría de las personas desearía saberlo si fueran
ellos los pacientes (4). Lamentablemente muchos facultativos
eluden esta responsabilidad con discursos evasivos o frases
ambiguas (5).
Evidentemente comunicar una mala noticia requiere
prudencia y habilidades relacionales que a menudo no se
enseñan suficientemente en las universidades. Por otra
parte, hay que disponer del tiempo necesario para explicar
el pronóstico, posibilidades terapéuticas y las dudas que
naturalmente saldrán a la palestra. En este sentido se reco-
mienda dedicar una sesión específicamente para entregar la
información fundamental y utilizar los controles posteriores
para reforzarla y seguir educando (6). Conviene además
evitar actitudes nihilistas, poniendo más bien el énfasis en
las capacidades residuales y en el cómo alcanzar la mejor
calidad de vida de acuerdo a las limitaciones propias de la
enfermedad (7).
En la etapa de Deterioro Cognitivo Leve (DCL) es posible que
el paciente acuda solo y dado que la evolución a demencia
es un hecho probable, pero no definitivo, deberá plantearse
en esos términos a él e idealmente a algún acompañante
que el paciente consienta. Esto le permitirá tomar decisiones
mientras aún puede hacerlo (ej. jubilación, herencias,
participación en ensayos clínicos, cuidados al fin de la vida)
(6). En la etapa de Demencia, la participación del cuidador es
mandatoria (7).
Hay situaciones en que podría ser más prudente no comunicar
directamente el diagnóstico al paciente. Por ejemplo, si no quiere
saberlo. En este sentido se recomienda preguntarle por esta
Demencia Cuestionable o Deterioro Cognitivo Leve:
Minimental mayor a 25. Corresponde a un paciente autovalente
que presenta sólo pérdida de la memoria episódica objetivable en una evaluación neuropsicológica formal.
Demencia Leve:
Minimental 21 a 25. Se agrega desorientación en el tiempo y dificultad en algunas actividades
instrumentales de la vida diaria (ej. manejo de finanzas, toma de medicamentos, preparación de alimentos).
Demencia Moderada:
Minimental 11 a 20. Se agrega desorientación espacial y dificultades en algunas actividades básicas
de la vida diaria (ej. vestirse, bañarse).
Demencia Severa:
Minimental 0 a 10. El paciente se muestra severamente desorientado en tiempo y espacio y
dependiente para la mayoría de las actividades básicas de la vida diaria.
Tabla 1. Escala Clínica de Demencia
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(3) 357-362]