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usar triquiñuelas como que el vehículo está en el taller o
comunicar a la municipalidad que no le renueven la licencia
de conducir, restringir la cantidad de dinero utilizando
billetes de menor valor, el uso de pulseras de identificación,
dispositivos con GPS, etc. Para salvaguardar sus bienes
muchas veces se requiere un trámite de interdicción,
determinando legalmente quién será su tutor.
Todo esto deberá realizarse teniendo como primer objetivo el
bienestar del paciente y su familia, salvaguardando siempre
su dignidad (10).
Capacidad para tomar decisiones
Con el tiempo, se va perdiendo también la capacidad de
tomar decisiones y es común que familiares, notarios o
tribunales soliciten al médico se pronuncie al respecto. Por
supuesto, la vida está llena de decisiones que se toman
a cada momento y que requieren diferente nivel y tipo de
capacidades cognitivas. No es lo mismo decidir si desea un té
o un café que si contrae matrimonio, transfiere una propiedad
o participa en un ensayo farmacológico.
Es un tema complejo dado que la falta de restricción puede
traer serias consecuencias al paciente y su entorno, vulnerando
el principio de beneficencia. La excesiva restricción por otra
parte, puede afectar la dignidad de la persona, vulnerando el
principio de autonomía.
En la Tabla 2 se enumeran los que se consideran requisitos
básicos para la toma autónoma de decisiones (4).
Aunque es improbable que un paciente con demencia
moderada o severa (Minimental menor a 20) sea capaz de
tomar decisiones complejas (15), no hay ningún test que
supere la experiencia y sentido común del examinador. Además
de los test psicométricos, las entrevistas semiestructuradas,
que incluyen preguntas específicas respecto a la decisión que
el paciente debe tomar, constituyen una guía razonable para
conocer el nivel de capacidad y la inclinación del paciente
respecto al tema a decidir (16).
En la Tabla 3 se señalan algunas preguntas que pueden guiar
la evaluación de la capacidad de tomar decisiones (9).
Discusión de alternativas terapéuticas
El Alzheimer es una enfermedad progresiva y mortal, para la
cual no se cuenta con tratamientos curativos, de modo que
el tratamiento es de tipo paliativo (17). En este contexto, la
variable calidad de vida constituye una prioridad terapéutica
y debería estar sistemáticamente incluida en la evaluación de
cualquier tratamiento (18). Lamentablemente en la mayoría
de los ensayos farmacológicos no se evalúa o los resultados
resultan contradictorios (19). Usando el sentido común, al
indicar o suspender un medicamento, además del efecto
farmacológico, debe discutirse también otras variables que
pueden influir la calidad de vida del paciente y sus cuidadores
Actuar voluntariamente, es decir, libre de coerciones.
Tener información suficiente sobre la decisión que se va a tomar.
Tener capacidades (psicológicas, cognitivas, volitivas y afectivas), que le permitan conocer, valorar y gestionar
adecuadamente la información, tomar una decisión y expresarla.
Tabla 2. Requisitos básicos para la toma autónoma de decisiones
¿Puede el paciente elaborar y expresar su decisión personal?
¿Puede el paciente justificar la decisión tomada?
¿Sus motivos son racionales?
¿Puede el paciente comprender los riesgos y beneficios de su decisión?
¿Puede el paciente comprender las implicancias de su decisión?
Tabla 3. Preguntas guía para evaluar la capacidad de tomar decisiones
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(3) 357-362]