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de las piernas. Pueden tener escleras azules o grises, fascie
triangular y dentinogénesis imperfecta, y la gran mayoría
cursa con talla baja y serias dificultades para lograr la
marcha (3).
El tratamiento actual incluye un manejo multidisciplinario
que considera al pediatra, endocrinólogo, fisiatra, trauma-
tólogo, dentista, genetista, apoyo psicológico, kinesiología
y terapia ocupacional, entre otros. Los medicamentos más
relevantes usados son los bisfosfonatos, análogos sinté-
ticos de los fosfatos inorgánicos naturales que actúan inhi-
biendo la función osteoclástica, permitiendo así reducir el
recambio óseo y disminuir el riesgo de fracturas (4, 5).
En 1962, cuando nació Petrucciani, aún no se disponía de
bisfosfonatos.
Nació en un mundo inundado de dolor, pero también de
música. Su padre, Antoine Petrucciani, “Tony”, era profesor
y guitarrista de Jazz. Su hermano mayor, Louis, tocaba
contrabajo y Michel inició a los 4 años clases de piano
clásico, no sin antes romper indignado un piano de juguete
que le regaló su padre y exigir uno de verdad.
De todo el jazz que creció escuchando, algunas de sus
más importantes influencias habrían sido Duke Ellington,
Charlie “Bird” Parker, John Coltrane y el legendario pianista
Bill Evans. En algunas de sus grabaciones es fácil notar la
influencia de este último.
A los 9 años ya tocaba en un trío de Jazz acompañando a su
padre y hermano, aunque a esas alturas era su padre quien
tocaba el piano y él la batería, y al mismo tiempo se pasaba
practicando piano en promedio nueve horas diarias. Según
él mismo diría alguna vez, tenía la “ventaja” de que a raíz de
su enfermedad no tenía opción de distraerse con otras cosas
de niños de su edad como deportes o juegos al aire libre.
Sufría constantemente de fracturas que le ocasionaban un
dolor crónico y llegó a medir tan solo 99 cm de estatura, y
recién a los 17 años logró caminar por si solo apoyado en
un bastón.
Cuando recién tenía 15 años dio su primer concierto como
profesional en el festival de Cliousclat, pueblo situado
cerca de Montelimar, donde él vivía. Aún entonces era
llevado en brazos hasta el piano, y usaba una aditamento
especial para los pedales que le había diseñado su padre
(más adelante la prestigiosa marca de pianos Steinway &
sons le fabricaría un adaptador especial para sus pies). En
ese mismo festival venía como músico invitado interna-
cional el gran trompetista norteamericano Clark Terry.
Terry llegó requiriendo un pianista para su actuación y
Michel no dudó en acercarse y ofrecerse para acompañarlo.
El famoso trompetista miró desconcertado a este adoles-
cente de talla baja y aspecto muy inusual, pero Petruc-
ciani, que personalidad tenía de sobra, se limitó a decir
“
let’s play the blues
” y sin más se puso a tocar piano. Clark
Terry quedó tremendamente impresionado y lo incluyó
en su presentación en el Festival. Esa actuación marcó el
comienzo de una carrera musical vertiginosa.
Su extensa discografía empezó con “
Flash
”, disco que grabó
a los 17 años de edad en Francia, en agosto de 1980, y
terminó con “
Me voi seul
”, una canción donde acompaña al
cantante Charles Aznavour en el CD “
Jazznavour
”, grabado
en noviembre de 1998, dos meses antes de su muerte.
En 1982, con 20 años de edad y ya reconocido en los
círculos europeos, decidió trasladarse a California,
EE.UU,
donde al poco andar conoció al legendario saxofonista
Charles Lloyd quién en esa época ya estaba retirado. El
joven logró motivarlo para que volviera de su retiro y reali-
zaran una gira juntos, la cual tuvo enorme éxito y culminó
en 1985 con un concierto en el Town Hall de Nueva York
para un documental del sello Blue Note.
Petrucciani no paró de tocar y grabar en forma vertigi-
nosa durante toda su corta vida. En total participó en 54
sesiones de grabación -36 de ellas bajo su propio nombre-
las que produjeron los 42 discos comerciales en que se
puede apreciar las muchas facetas de su maravilloso arte.
También existen de él el DVD “
Power of Three
”, filmado en
el Festival de Jazz de Montreau (Canadá) en 1986, y el DVD
“
Concert Solo
”, filmado en el Festival de Jazz de Marciac
(Francia) en 1996.
Grandes grabaciones y conciertos con muchos de los
grandes del Jazz de su época: Wayne Shorter, Lee Konitz,
Dizzie Gillespie, Joe Lovano, Toots Thielemans, Jim Hall,
Dave Holland, Tony Williams, y tantos otros, dan cuenta de
la importancia y gravitación de sus interpretaciones. Sus
conciertos y grabaciones como solista son también memo-
rables.
Durante sus extensos viajes por el mundo, hizo dos visitas
a Santiago: el 20 y 21 de noviembre de 1992 y más tarde
el 6 y 7 de diciembre de 1994, ambas veces con su propio
trío.
Tuvo cuatro mujeres significativas en su vida y un solo hijo,
el cual heredó su enfermedad. Le gustaba la vida social
y vivió de forma intensa, acelerada y a todo vapor. En el
documental sobre su vida filmado por Michael Radford y
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(4) 561-563]