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salida, defectos septales variados, y estenosis de la arteria

aorta (49-51). Generalmente hay varios bazos, a veces bila-

terales, siendo muy difícil visualizarlos

in utero

. El hígado

es generalmente central y tiene lóbulos simétricos.

La metodología más utilizada para la identificación de

estos segmentos se basa en el análisis segmentario del

corazón. Esto consiste en analizar las aurículas, ventrí-

culos, arterias y sus relaciones (51).

En nuestros casos el hallazgo más frecuente, ha sido la

ausencia de vena cava inferior con retorno vía vena ácigos

que se observa, con Doppler color, en el tórax posterior a la

arteria aorta en los planos axial y coronal (Figura 26 a y b).

Tumores cardíacos.

Los tumores cardíacos durante el

período fetal son extremadamente infrecuentes, con una

incidencia que no supera el 0,5% de las malformaciones

cardíacas congénitas (52). Estos tumores pueden ser peri-

cárdicos, intramurales o cavitarios. El 70% de los tumores

cardíacos congénitos son rabdomiomas, provienen del

miocardio pudiendo ser múltiples y estar asociados a

esclerosis tuberosa en un 60 a 90% (28). Su evolución es

generalmente a una disminución progresiva de su tamaño,

siendo excepcional el tratamiento quirúrgico (53). Los

teratomas son el segundo en frecuencia con un 25% de los

casos. Los fibromas son el 12% de los tumores del corazón,

son intramurales y se localizan en la pared ventricular o en

septum

interventricular. A diferencia de los rabdomiomas,

su evolución es continuar creciendo (53).

Su pronóstico depende de la eventual obstrucción de

las entradas o tractos de salida, o si producen taquicar-

dias fetales (54). Sin embargo la más temida asociación

corresponde a la esclerosis tuberosa, la que llega a 51 a

91% de los casos de rabdomiomas cardíacos (55, 56). Para

el diagnóstico de estos tuberos en el cerebro es necesaria

la resonancia magnética (25, 32).

El diagnóstico ecocardiográfico de los tumores cardíacos

se efectúa mediante la identificación de una masa ecorre-

fringente intramural o cavitaria en la visión de cuatro

cámaras (Figura 27 a). De gran importancia en el pronós-

tico y manejo perinatal es la evaluación del grado de

obstrucción del tumor de los tractos de entrada o salida

de la cavidad cardíaca comprometida. En esta evaluación

es de gran utilidad la técnica de velocimetría Doppler

color. Debemos destacar que desde la incorporación de

la resonancia magnética en la búsqueda del compromiso

cerebral de la esclerosis tuberosa, la hemos encontrado

en dos tercios de los casos (Figura 27 b) (25).

Alteraciones del ritmo.

Si bien es cierto, la sospecha

diagnóstica de anomalías del ritmo cardíaco fetal se

plantea con la auscultación realizada al feto, es la ecocar-

diografía el procedimiento de elección para precisar la

alteración del ritmo cardíaco fetal (58-60).

Los trastornos del ritmo pueden estar con relativa frecuencia

asociados a cardiopatías congénitas complejas, compro-

metiendo por lo general, severamente la situación hemo-

dinámica del feto. Las arritmias se pueden presentar como

un ritmo cardíaco irregular, como un ritmo cardíaco lento

o rápido, o como una combinación de ritmo anormal y la

proporción. Las causas pueden ser por anormalidades en la

generación y o la propagación de impulsos eléctricos (60).

La arritmia sinusal, la taquicardia y bradicardia sinusal, aún

siendo situaciones de origen fisiológico, suelen ser motivo

de derivación para evaluación ecocardiográfica, pero rara vez

constituyen un real problema. Los trastornos propiamente

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(4) 447-475]

A

B

FIGURA 26. Sindrome Cardioesplénico

a) Cuatro cámaras, b) Retorno vía ácigos.