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tiempo. Un ejemplo de esta situación es la transposición

de las grandes arterias (TGA). Al nacer, los pacientes con

TGA tienen ambos ventrículos igualmente desarrollados

en cuanto a masa muscular. Esto se debe a que ambos

ventrículos durante la vida intrauterina bombean contra una

resistencia vascular similar. En la TGA el ventrículo izquierdo

(VI) está conectado con el circuito pulmonar y al caer la

resistencia vascular pulmonar empieza progresivamente a

bombear contra una menor postcarga, lo que produce que

este ventrículo disminuya su grosor y por lo tanto, su masa

muscular. Al realizar el

switch

arterial, que es una reparación

anatómica, se requiere que al reconectar el VI con la

circulación sistémica, este tenga la fuerza suficiente para

vencer la postcarga de esta circulación; si está adelgazado,

no tendrá la potencia necesaria para vencer la resistencia.

Por todo lo anterior, en TGA simple tenemos una ventana de

3 semanas, pero idealmente la operación debiera realizarse

en los primeros 15 días.

Importancia del diagnóstico antenatal y edad

gestacional

La OMS acordó, hace aproximadamente 50 años, llamar RN

de término a aquellos que nacían 3 semanas antes hasta 2

semanas después de las 40 semanas de gestación (7).

Esta definición se basa en la presunción existente

en aquella época de que no habría diferencias en

morbimortalidad en los RN nacidos durante este periodo

de 5 semanas. El RN debe enfrentar ajustes importantes

en los primeros momentos de su vida extrauterina y

sabemos ahora que en ello juega un papel muy importante

su grado de maduración.

La maduración es un proceso continuo con cambios

importantes incluso en las últimas semanas de gestación.

Cambios sutiles pero importantes en el desarrollo del

sistema respiratorio ocurren tardíamente en la gestación,

incluyendo pasos críticos del oxido nítrico y producción

de surfactante así como del

clearance

de líquido pulmonar

fetal. Maduración incompleta de acumulación energética,

función enzimática y de inmunidad, también contribuyen.

Si en el RN sin cardiopatía hay diferencias significativas en

los resultados de morbimortalidad, es lógico pensar que

en aquellos portadores de cardiopatías congénitas esto sea

mucho más gravitante aún.

El RN con cardiopatía tiene algunas peculiaridades que

analizaremos a continuación y que explican lo importante

que es en ellos la maduración completa. En estudios

relativamente recientes se ha encontrado que pacientes

con cardiopatías como TGA o ventrículos únicos tienen

un desfase de maduración de su sistema nervioso central

de aproximadamente un mes en comparación con RN sin

cardiopatía congénita (8, 9). Esto se explicaría en parte por

la fisiología de la circulación intrauterina. La circulación

fetal se caracteriza por ser una circulación en paralelo y

enviar un porcentaje mayoritario del débito cardiaco hacia

la circulación sistémica en desmedro de la circulación

pulmonar, la cual se reduce en forma importante por no

haber necesidad de oxigenación y ausencia de ventilación. Si

comparamos la saturación de oxígeno de la aorta fetal, esta

es mayor que la saturación de la aorta torácica descendente.

Se privilegia de esta forma que uno de los órganos más

sensibles y que más se demora en desarrollar, el sistema

nervioso, reciba sangre más oxigenada que el resto de los

órganos (10).

Unos de los grandes avances en la especialidad de la

cardiología pediátrica ha sido el diagnóstico antenatal pues

nos permite anticiparnos, determinar el lugar del parto en

un centro adecuado y preparar a la familia. Además podemos

articular un buen equipo multidisciplinario que reciba a este

paciente, elemento esencial para una mejor evaluación y

manejo del recién nacido. El cómo enfrentamos al paciente

cardiópata desde el inicio es clave. Evitar que se cierre el

ductus

en cardiopatías

ductus

dependiente es un buen

ejemplo. Si logramos anticiparnos y evitar a que un paciente

caiga en shock cardiogénico o sufra de hipoxia severa

lograremos disminuir la morbimortalidad preoperatoria y

nos permite operar a los paciente en las mejores condiciones

posibles y cuando lo necesiten.

Estudios recientes en pacientes con TGA han mostrado que

con cada día que se demore la cirugía después de los 5 días

iniciales de vida, se produce un aumento de costos y de

morbilidad (11).

Otros estudios han mostrado que la mortalidad preoperatoria

de los pacientes con TGA es similar o mayor a la operatoria,

y por lo tanto si queremos impactar en mejores resultados

debemos optimizar el manejo desde el momento del

nacimiento (12).

Esto es particularmente importante en países con la

geografía y organización de salud como la de Chile, en que

los centros de manejo de pacientes de alta complejidad se

encuentran centralizados en una sola ciudad y las distancias

para acceder a ellos es muy grande.

El transporte de estos pacientes es muy complejo, requiere

de aviones ambulancia y agrega riesgos importantes para el

paciente y problemas sociales y familiares. Sin embargo, el

diagnóstico antenatal también ha mostrado tener aspectos

negativos.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(4) 476-484]