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[Recién nacido portador de cardiopatía congénita compleja - Dr. Luis Cárdenas y cols.]

asocian comorbilidades de alto riesgo o prematurez (1).

Hoy en día los resultados de sobrevida en este grupo

de pacientes son cada vez mejores y se están realizando

grandes esfuerzos enfocados en aminorar las secuelas post

quirúrgicas, siendo las más frecuentes y gravitantes las

del sistema nervioso central (SNC) (2). Cómo enfocaremos

a estos pacientes tan complejos, que decisiones

terapéuticas tomaremos y en qué momento se realizará

alguna intervención serán los focos de nuestro análisis

en este artículo. Además se revisarán aquellos factores

que pueden causar impacto positivo en los resultados

y se plantearán enfoques terapéuticos novedosos para

enfrentar a estos pacientes.

Magnitud del problema, características de

los pacientes y dificultades en la toma de

decisiones

El 0.8 a 1% de los recién nacidos nace con una cardiopatía

congénita (3). Las cardiopatías son la malformación congénita

más frecuente y la segunda causa de muerte en los menores

de un año en nuestro país. En Chile nacen aproximadamente

250000 niños cada año; de ellos, alrededor de 2000

serán portadores de una cardiopatía congénita al menos

moderada. Estimamos que 180 niños requerirán cirugía

en el periodo de RN y 35 pesarán menos de 2500 gramos

y cada uno de ellos tiene sus propias características en

relación a edad gestacional y peso. Existen 164 cardiopatías

congénitas diferentes y 204 procedimientos distintos que

se pueden realizar para tratar estas malformaciones (4). Para

complicar aún más las cosas, un 25% de ellos podrá tener una

malformación congénita extra cardíaca asociada, siendo las

más frecuentes las cromosomopatías (5). Nos encontramos

entonces frente a un problema con múltiples aristas; ¿cómo

enfocamos a este paciente único? No existen algoritmos

ni flujogramas que seguir en estas situaciones y por ello

pensamos que para obtener los mejores resultados posibles,

es necesario realizar un análisis de riesgo para cada paciente

y situación, individualizando adecuadamente el problema

y posteriormente enfocarlo con una mirada de equipo

que permita un abordaje desde diferentes perspectivas.

Se requiere de un equipo afiatado y multidisciplinario de

neonatólogos, cardiólogos y cirujanos cardiovasculares así

como también de otros subespecialistas de experiencia

para realizar un análisis multifactorial y tomar las mejores

decisiones. Frente a estos lábiles pacientes que además son

únicos, nos debemos plantear las siguientes preguntas:

1. ¿Cuándo operamos?

2. ¿Qué alternativas quirúrgicas o intervencionales están

disponibles?

3. ¿Realizar cirugía paliativa para mejorar los síntomas

cardiovasculares y postergar la corrección propiamente tal?

4. ¿Un procedimiento híbrido, es decir colaborativo,

quirúrgico y endovascular en conjunto con los cardiólogos-

intervencionistas?

5. ¿O vamos directamente a la cirugía correctora?

Particularidades de los RN antes de ser

operados

Los pacientes RN, son más lábiles desde todo punto de vista.

La madurez del sistema nervioso central (SNC), miocardio,

pulmonar, renal, etc. no está completa, lo que los hace

altamente susceptibles a cualquier noxa que ocurra en este

período, además de poseer menos reservas que les permitan

salir de situaciones fisiológicamente muy demandantes

y extremas, como es el caso de la cirugía con circulación

extracorpórea.

Avances en el manejo de la circulación extracorpórea

(CEC), tales como miniaturización de los circuitos, menor

grado de hemodilución y menor uso de hipotermia han

hecho la cirugía neonatal con CEC, más segura reduciendo

importantemente el sangrado postoperatorio y la respuesta

inflamatoria sistémica. Hoy en día es seguro utilizar esta

técnica en pacientes tan pequeños como 2kg, logrando

buena protección miocárdica, tiempos de ventilación

mecánica y hospitalización con postoperatorios cortos. Sin

embargo, pese a estos adelantos la CEC sigue siendo una

herramienta poco fisiológica con efectos clínicos notorios

en estos pacientes (6).

¿Entonces, por qué operamos a los RN de término con

cardiopatías complejas en este período tan vulnerable?

¿Por qué no diferimos la cirugía?

Hay cardiopatías en las cuales, para que el RN esté estable,

necesitamos mantener el

ductus

arterioso permeable, para

lo cual utilizamos fármacos del tipo de las prostaglandinas

(PG) sintéticas, las cuales tienen efectos secundarios

significativos.

Estos pacientes además se encuentran en un equilibrio

hemodinámico precario, con sobrecarga de volumen

y/o presión, hipoxia y frecuentemente nos falta incluso

un ventrículo, con sobrecirculación de sangre hacia los

pulmones. Sabemos además que la cirugía cardiaca se

puede realizar con buenos resultados y baja mortalidad, ya

que esperar en estos pacientes con hemodinamia marginal

los expone a patología intercurrente.

Otra indicación de cirugía es que aunque el paciente

se encuentre en cierta estabilidad hemodinámica, la

cardiopatía obliga a actuar en un plazo determinado de