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El cuarto nivel de complejidad, representa a aquellos

centros que desarrollan una medicina de vanguardia para

un número reducido de condiciones y que son lugares de

referencia regionales, nacionales o internacionales.

Estos niveles de complejidad del cuidado prenatal, son

comunes a los cuidados médicos en general que se estra-

tifican acorde a una racional distribución de los recursos,

accesos de distintos volúmenes de población, objetivos

sanitarios, disponibilidad de profesionales y prevalencia

de condiciones o enfermedades que afectan al ser humano

en términos globales. No es de extrañar entonces, que

esta lógica de niveles de atención, se encuentre replicada

en todo el mundo, con matices y algún grado de variabi-

lidad (3, 4).

Modelos de atención en medicina materno

fetal

La forma de implementar y organizar el trabajo de los

equipos de salud que tienen a su cuidado gestantes

con factores de riesgo obstétrico, o que presentan

condiciones o enfermedades maternas o fetales,

responde a distintas variables. Un elemento central es el

espectro de profesionales que convergen en esta área.

Hacemos referencia al ginecobstetra general, al médico

Ginecobstetra Hospitalista y al obstetra con formación de

Medicina Materno Fetal. Cada uno de ellos da respuesta

a las distintas necesidades de la comunidad de manera

diversa y constituyen, junto a las matronas, los así deno-

minados proveedores de cuidados obstétricos.

El médico Ginecobstetra General

está dedicado al cuidado

de la mujer a lo largo de todo su ciclo vital. Abarca todo

aquello referente a procesos de normalidad y anormalidad

del sistema reproductor, incluida la glándula mamaria.

Realiza acciones preventivas, cuidados primarios, control

y resolución de embarazos y manejo médico y quirúrgico

de desórdenes relacionados con la reproducción.

El Gineco Obstetra Hospitalista

: así definido en la lite-

ratura anglo americana (5), hace referencia al proveedor

de cuidados obstétricos en las unidades de prepartos y

partos de los centros hospitalarios y en nuestro medio,

está representado por los médicos residentes. Estos

profesionales desarrollan tareas en sistemas de turnos

presenciales, de manera exclusiva como única actividad

laboral o vinculados con otras actividades asistenciales

dentro de la Gineco Obstetricia. En

EE.UU

. ha tenido un

desarrollo tan importante que hoy existe la Sociedad de

Médicos Gineco Obstetras Hospitalistas (SOGH), agru-

pación que concentra a estos profesionales impulsando

actividades gremiales y formativas. Su primer congreso

nacional se realizó el 2011.

El médico de Medicina Materno Fetal

: es un sub espe-

cialista derivado de la Obstetricia y Ginecología, tras un

programa académico de entrenamiento clínico de dos o

tres años, con especiales competencias en el ámbito de

las complicaciones del embarazo, incluyendo enferme-

dades maternas y fetales. Esta disciplina incluye cuidados

pre concepcionales, cuidado prenatal especializado,

cuidados intraparto, complicaciones médicas y obsté-

tricas, diagnóstico y manejo de anomalías fetales. Todo

en un marco de la mejor comunicación efectiva con las

mujeres y sus familias (6).

Grandes problemas de la obstetricia

El segundo gran elemento que define los distintos

modelos de atención perinatal, es en relación con los

actuales grandes problemas de la Obstetricia. Todas aque-

llas condiciones o enfermedades que por su frecuencia de

presentación o impacto en el riesgo de enfermarse grave-

mente o morir, son definidos como grandes problemas

de la obstetricia. Usamos la denominación de “moderna”,

aludiendo a que con el transcurso del tiempo, algunas

de estas condiciones dejan de ser grandes problemas

y son reemplazados por la emergencia de otros nuevos.

Grandes problemas son hoy el parto prematuro, los

embarazos múltiples, la restricción del crecimiento fetal

intrauterino, las malformaciones fetales, los desórdenes

hipertensivos del embarazo y las enfermedades crónicas

maternas como condiciones de riesgo para la muerte de

la madre.

La utilización de protocolos clínicos, el entrenamiento

basado en trabajo de equipos, la simulación y educación,

se han traducido en una reducción del trauma obsté-

trico, mejoramiento de la documentación y en una mejor

percepción de seguridad de los profesionales y de los

pacientes (7).

El traslado a tiempo y eficiente de pacientes embarazadas

con algunas de las condiciones descritas como de alto riesgo,

hacia centros con mejor capacidad, se ha reflejado en

mejoría de los resultados, disminución de errores y satis-

facción de los pacientes. Esto es crucial en la atención del

parto prematuro por ejemplo, en que las Unidades Inten-

sivas Neonatales están siempre al límite de su capacidad

y se requiere de esfuerzos para coordinar el nacimiento

de un prematuro en el centro hospitalario, que en ese

momento tenga todos los recursos y capacidades nece-

sarias. En otros casos, la expansión de la telemedicina

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(4) 422-426]