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el 34% del LEV es metabolizado, mientras que el 66% de

la dosis se elimina inalterada en orina. Esto, ocurre prin-

cipalmente por hidrólisis de la acetamida en sangre y al

no ser un fármaco autoinducible, no se le atribuyen las

clásicas interacciones de relevancia clínica de los FAEs

(digoxina, warfarina, ACO). Sin embargo, se ha asociado

a interacciones con carbamazepina y topiramato, obser-

vándose un aumento de los efectos adversos de estos,

sin aumento de sus niveles plasmáticos (27). El

clearance

renal indica una excreción por filtración glomerular y una

posterior reabsorción tubular parcial, en un rango de

0.6mL/min/kg, valor que se ve aumentado en casi un 40%

en pacientes críticos (1,27). En pacientes con insuficiencia

renal moderada a severa, se alcanza una reducción del

clearance

del 35-60%, y un aumento de la Cmáx en estado

estacionario, en comparación con individuos sanos (43).

En pacientes sometidos a hemodiálisis, se ha observado

una reducción del 50% de la dosis en sesiones de 4h, por

lo tanto, en estos casos se recomienda la suplementa-

ción post-dialisis del 30-50% de la dosis diaria (27,44).

Aunque los niveles plasmáticos terapéuticos de LEV se

han establecido entre los 12-46μg/mL, no se ha deter-

minado la utilidad y relevancia clínica de su monitoriza-

ción, debido a la estabilidad de su farmacocinética (34).

Sin embargo, se recomienda monitorizar si se observan

efectos adversos, que van desde la somnolencia, altera-

ciones conductuales y en menor frecuencia, trombocito-

penia reversible (1) y nefritis intersticial (27,45,46).

Lacosamida

Lacosamida (LCM) es un antiepiléptico sintético apro-

bado en el año 2008 por la FDA, que está indicado como

terapia coadyudante en el tratamiento de las crisis de inicio

parcial con o sin generación secundaria, en pacientes con

epilepsia. Posee mecanismo de acción dual. Por un lado,

favorece selectivamente la inactivación lenta de canales

de sodio voltaje-dependientes, sin afectar la inactivación

rápida (ms), que regula la fracción de canales de sodio

disponibles para ser activados. Esta selectividad de acción,

le permite estabilizar las neuronas con hiperexcitabilidad

patológica, pero sin efectos sobre patrones normales de

actividad neuronal repetitiva. Por otro lado, modula la acti-

vidad de la proteína mediadora de la respuesta a colapsina

(

collapsin-response mediator protein

2, CRMP-2), involu-

crada en la diferenciación neuronal, en la polarización y en

el crecimiento axonal mediado por factores neurotróficos

cerebrales (47). LCM se encuentra entre los últimos FAEs en

ser introducidos a la práctica clínica, por ende, su eficacia y

seguridad aún se está evaluando. Se recomienda iniciar con

dosis de 50mg dos veces al día, la que puede aumentar,

según tolerabilidad, en 50mg dos veces al día cada semana,

hasta una dosis máxima diaria recomendada de 400mg al

día (200mg cada 12h). El retiro del medicamento debe

mantener el esquema gradual de inicio (disminuir dosis en

50mg dos veces al día cada semana). Se absorbe rápida y

completamente por vía oral, teniendo una biodisponibi-

lidad aproximada del 100%, y la presencia de alimentos

no altera la cantidad ni velocidad de absorción (48). La

Cmáx se alcanza entre las 0.5 y 4h tras la administración

oral, y su absorción no es afectada por alimentos. Tras la

administración intravenosa, la Cmáx se alcanza finalizada

la perfusión. Estudios comparativos han sugerido utilizar

dosis de carga endovenosa, y es debido a esta evidencia

que en el año 2014 la EMA y la FDA aprobaron el uso de

una dosis de carga de 200mg, seguido de 100mg cada 12h

(48-50). Su unión a proteínas plasmáticas es

<

15%, diali-

zándose el 50% de la dosis administrada. Su Vd es de 0.6 L/kg,

indicando una baja afinidad por tejido periférico (48). El

95% se excreta por la orina, correspondiendo un 40% de

la dosis a LCM inalterada y 30% a metabolito inactivo. La

principal vía enzimática corresponde a CYP2C19 y cuenta

con un t1/2 de 13h, el que se ve aumentado a 18-20h

en pacientes con insuficiencia renal. Esto se traduce en la

necesidad de ajustar la dosis en pacientes con insuficiencia

renal severa, con una dosis máxima diaria autorizada por

la EMA de 250mg y de 300mg por la FDA (49). Se reco-

miendan hacer ajustes similares en pacientes con insufi-

ciencia hepática moderada (

Child-Pugh B

), debido a que se

ha observado un aumento del 50-60% en la exposición, por

tanto, dosis máximas de 300mg al día son recomendadas

en

Child-Pugh B

, mientras que no se recomienda su uso en

pacientes con insuficiencia hepática severa. Su cinética es

lineal, constante en el tiempo y tras la administración de

LCM dos veces al día, el estado estacionario se alcanza a los

3 días (45,47,49,51). A pesar que los niveles plasmáticos

de LCM no están oficialmente establecidos (rango suge-

rido=5-10μg/mL; rango asociado a dosis -200 a 600mg

al día =2.5-18μg/mL; nivel tóxico no establecido), se ha

destacado que la concentración alcanzada en saliva es

idéntica a la concentración plasmática, representando una

alternativa para la medición de niveles terapéuticos (48).

Se ha observado que la coadministración con FNT y carba-

mazepina, disminuyen las concentraciones plasmáticas

de LCM, lo que podría sugerir que su

clearance

aumenta

en presencia de FAEs inductores enzimáticos (36). En el

contexto de una alternativa como profilaxis anticonvulsiva

en el paciente neurocrítico, está descrito que la LCM inte-

racciona con Nimodipino, pudiendo aumentar el riesgo de

la prolongación del PR, el bloqueo aurículo-ventricular, y

la bradicardia (32,36,48). En cuanto a los efectos adversos

de LCM, se ha observado desde somnolencia, náusea,

mareos, diplopia, visión borrosa, vómitos, hasta prolonga-

ción del intervalo PR en el ECG y bloqueo aurículo ventri-

cular (32).

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(5) 671-681]