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en su porción distal, electrodos atraumáticos que buscan
respetar la audición residual (14, 15).
TéCNICAS QUIRÚRGICAS ATRAUMÁTICAS
Lendhard en 1993 describe por primera vez la cirugía atrau-
mática de la cóclea, “
soft surgery
” (16) donde menciona los
elementos a tener en cuenta para un abordaje cuidadoso
de la misma con la idea de preservación anatómica y de la
audición residual.
Diversos autores y diversos puntos a tener en cuenta, se fueron
desarrollando, vamos a mencionar algunos de ellos (2).
La inserción del electrodo puede provocar daño en las
estructuras internas de la cóclea, lámina espiral, membrana
basilar, lesión de la pared lateral, entre otros.
Del mismo modo, la inserción brusca del electrodo, produce
un movimiento traumático de los líquidos peri linfáticos y
pérdida del mismo.
Secundaria fibrosis y osificación pos implante, responden a
cicatrización postraumática en donde el ángulo, la profun-
didad, la velocidad de inserción debe ser controlado.
El fresado produce trauma acústico, debe realizarse a bajas
revoluciones.
La posibilidad de una infección bacteriana se puede
controlar con la utilización de antibióticos locales y gene-
rales durante la intervención, evitando las cirugías en oídos
con procesos inflamatorios o infecciosos activos.
Se debe evitar, también, el ingreso de polvo óseo o sangre
en la rampa timpánica para eso el lavado y la hemostasia
previa a la apertura de la cóclea es muy importante.
El lugar de apertura: ventana redonda (VR) o cocleostomia
deben definirse según características anatómicas y tipo de
implante, ha habido controversias respecto del lugar más
adecuado de ingreso a la rampa timpánica, en aquellos casos
que el acceso por timpanotomía posterior amplia impide una
buena visualización de la VR, o donde la cóclea esté rotada y
nos impida acceder adecuadamente a la VR podemos realizar
cocleostomías y también en la situación de uso de IC peri-
modiolar donde la curvatura previa nos obliga entrar más
anteriormente por una extensión o ampliación de la VR o por
cocleostomia antero-inferior a la misma para no traumatizar
las estructuras internas de la cóclea, modiolo, lamina espiral
o membrana basilar (17,18). De todas maneras, una reciente
revisión no muestra diferencias respecto a estos dos abor-
dajes en función de la preservación de audición residual (19).
Los bordes de la VR, superior y posterior, serán fresados,
para exponer adecuadamente la misma y la introducción
del electrodo se podrá realizar a través de una incisión de la
membrana. En caso de cocleostomía se recomienda el fresado
de la zona antero-inferior de la VR con fresa de 1.2 expo-
niendo el endostio que se abrirá con un pequeño ganchillo en
el momento de la inserción del electrodo para que no quede
expuesta la rampa timpánica con anterioridad (18).
Actualmente se recomienda la utilización de solución de
córtico esteroide o ácido hialurónico (Healon) como antiin-
flamatorio el primero y protector del oído interno, (2).
Igualmente, también se indica tratamiento de corticoides
pre, intra y pos quirúrgico.
El sellado de la cocleostomía con
fascia temporalis
, es nece-
sario para aislar el oído interno del oído medio evitando la
posibilidad de fistula y contaminación del oído interno (20).
Para control intraquirúrgico de la evolución de la audi-
ción residual, hay ciertos test de medición de parámetros
electrofisiologicos, tales como medición de microfónicos
cocleares (2), potenciales auditivos de tronco cerebral
durante la inserción (4) y audiometría por estado estable
(21) que permite al cirujano pausar la inserción de acuerdo
a las respuestas obtenidas al momento de la cirugía.
Sean reportados casos de reimplantación con preservación
de audición residual (22).
CONCLUSIONES
Los resultados en preservación de la audición residual
muestran una evolución significativa a través del tiempo,
cambios en los electrodos cada vez más aptos para estimular
la cóclea sin dañarla, la depuración de las técnicas quirúr-
gicas más delicadas y atraumáticas, da la posibilidad de
persistencia de audición acústicamente estimulable lo que
permite una audición más natural y beneficio en compren-
sión de la palabra, sobre todo en ambientes ruidosos, la
apreciación de la música; reconocimiento de melodías y
beneficios auditivos gracias a la conservación de esos restos
auditivos en frecuencias graves.
Esto permite una ampliación de la indicación del IC hacia
pacientes que tienen perdidas parciales de audición y que a
través de la estimulación electro-acústica pueden desarro-
llar una integración mas adecuada al mundo sonoro mejo-
rando su calidad de vida.
Nuevas expectativas se avecinan en cuanto a conservación
y regeneración de estructuras neurosensoriales para bene-
ficio de estos pacientes.
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(6) 808-811]