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afectar la transmisión de la presión desde el rinofarinx.
La evaluación de la fuerza de los músculos inspiratorios
mediante la PIM y SNIP son complementarias y consti-
tuyen las principales evaluaciones no invasivas utilizadas
para diagnosticar y cuantificar la gravedad de la debilidad
de los músculos respiratorios. Estos parámetros permi-
tirán además evaluar el rendimiento del entrenamiento
muscular respiratorio (EMR) (29).
3. Evaluación de la Resistencia de los músculos
respiratorios
La resistencia de los músculos respiratorios es la capa-
cidad para sostener cargas ventilatorias a lo largo del
tiempo y está relacionada con la capacidad de tolerar la
fatiga respiratoria (29).
La resistencia de los músculos inspiratorios puede ser
evaluada a través de la prueba de resistencia ventilatoria
o la prueba basada en la capacidad de estos músculos para
generar altos niveles de presión en forma sostenida.
4. Presión inspiratoria máxima sostenida (Pims):
Su
valor se obtiene mediante una prueba de carga incre-
mental modificada, descrita por Nickerson y Keens (36).
La prueba consiste en que el niño respire a través de
un dispositivo externo de tipo umbral, donde cada dos
minutos se incrementa la resistencia entre un 5 a 10%
de la PIM previamente obtenida hasta alcanzar la carga
máxima que el sujeto es capaz de sostener por dos
minutos completos (carga inspiratoria máxima sostenida,
Cims), obteniéndose en paralelo, la presión inspiratoria
que es capaz de sostener esa carga (presión inspiratoria
máxima sostenida, Pims). Una vez obtenida el valor de la
Pims se debe relacionar con la PIM del niño. La literatura
describe que un índice Pims/PIM debe ser superior a 65%
para considerar que la musculatura respiratoria posee una
adecuada resistencia (37). Valores menores pueden deter-
minar que el niño es candidato al entrenamiento especí-
fico de su musculatura respiratoria.
5. Tiempo límite:
Es una prueba de carga constante en
que el niño debe respirar el mayor tiempo posible contra
una resistencia constante que lo lleve a la fatiga. Se reco-
mienda la utilización de cargas altas (entre 60-80%) (38),
sin embargo, en pacientes con enfermedades neuro-
musculares (ENM) (en especial la Distrofia muscular de
Duchenne) se recomienda el uso de cargas bajas (35-40%)
(27). El valor a consignar como resultado es el tiempo total
(en segundos) de duración de la prueba.
6. Flujo tusígeno máximo (FTM)
La tos es un reflejo natural de protección de la vía aérea y
es uno de los mecanismos protectores más importantes de
nuestro organismo. Cumple con dos funciones fundamen-
tales: mantener las vías respiratorias libres de elementos
extraños y expulsar el exceso de secreciones producidas
en condiciones reológicas anormales (39). La ineficacia
de la tos y la dificultad de remover secreciones es una
característica común de las ENM ocupando un lugar rele-
vante en la prevalencia de morbimortalidad respiratoria
en este grupo de pacientes (40). La evaluación de la tos se
realiza a través del FTM mediante un flujómetro portátil,
utilizado comúnmente para la evaluación del flujo espi-
ratorio máximo (FEM), o un neumotacómetro, dispositivo
electrónico utilizado habitualmente en la realización de
espirometrías (41). La literatura describe que el volumen
movilizado al toser debe ser al menos de 2.3 ± 0.5 litros
con un flujo comprendido entre 6 y 20L/s (42). Por lo
tanto, para poder obtener un FTM eficaz, es necesario
realizar una inspiración inicial mayor a 85-90% de la capa-
cidad inspiratoria máxima y una presión toracoabdominal
superior a 100cmH
2
O (42). Cuando los valores de FTM
obtenidos son menores a 160L/min, se consideran inefi-
caces para la eliminación de secreciones (43). En tanto,
valores menores a 270L/min, generan un mayor riesgo en
el desarrollo de complicaciones respiratorias (39).
III. TRATAMIENTO
1. Entrenamiento físico general
Los niños y adolescentes con ERC pueden tener un
desacondicionamiento físico general como consecuencia
del compromiso pulmonar de su enfermedad de base.
A partir de esto, es necesario establecer programas de
entrenamiento físico en aquellas enfermedades con
compromiso de la musculatura general, en especial el
asma y la fibrosis quística (FQ).
Los niños con asma, en especial aquellos recién diagnos-
ticados o con pobre control de la enfermedad pueden ser
menos activos físicamente que niños sanos (44). El incre-
mento de la actividad física se ha asociado con una mejor
calidad de vida, incremento de la condición cardiorrespi-
ratoria y disminución de la morbilidad (45,46). Además, el
incremento de la condición física puede ser beneficiosa
por el aumento de la capacidad y tolerancia al ejercicio
y en consecuencia, la modificación del umbral para gati-
llar el broncoespasmo inducido por ejercicio (47). Se ha
reportado un aumento del VO
2
máx hasta de un 20% (48).
Los protocolos de ejercicio utilizados en la literatura
varían metodológicamente, en términos del modo, inten-
sidad, frecuencia y duración del ejercicio, aplicados en
[REHABILITACIÓN RESPIRATORIA EN NIÑOS - Kine. Homero Puppo y cols.]