Previous Page  100 / 180 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 100 / 180 Next Page
Page Background

256

Para esto se debe tener muy claro el efecto sinérgico a nivel

de sedación que se obtendrá con la asociación de estos

fármacos, por lo que se recomienda la menor dosis posible

de cada uno (37).

3. Dolor abdominal agudo indiferenciado

Por largo tiempo se ha privado de analgesia a pacientes con

dolor abdominal por la errónea concepción de que el uso

de analgésicos pudiera ocultar síntomas relevantes para la

correcta evaluación del cuadro. Numerosos son los estudios

que demuestran que el uso de analgésicos, en su mayoría

opioides, no dificultan e incluso facilitan la evaluación del

enfermo. Hay reportes que demuestran incremento del

éxito diagnóstico debido a que disminuyen la ansiedad

del paciente y relajación de la resistencia muscular volun-

taria, permitiendo un examen clínico adecuado. El uso de

opioides en dosis escalonada aliviarán el dolor espontáneo

pero no los signos clínicos relevantes como la resistencia

abdominal involuntaria y otros elementos de irritación

peritoneal (38-40).

Se recomienda iniciar la analgesia en este escenario con

AINEs, pero si existe algún indicio de falla renal o deshidra-

tación asociada y particularmente si avizoramos la necesidad

de realizar escáner contrastado, es recomendable evitar el uso

de estos fármacos. Si así lo fuere, una buena alternativa sería

Paracetamol endovenoso. Es habitual la necesidad de comple-

mentar la analgesia con antiespasmódicos y antieméticos. En

el caso particular del cólico renal severo, resulta útil aplicar

la estrategia de neurolépto-analgesia. Como se ha dicho

inicialmente, los opioides y preferentemente el Fentanyl son

una buena y segura alternativa de rescate en este escenario.

No se recomienda usar opioides para el manejo del dolor en

enfermos con patología biliar o pancreática. En otras palabras,

el manejo analgésico inmediato y efectivo en el contexto de

un paciente con dolor abdominal severo, no interfiere en la

evaluación clínica, por el contrario es muy seguro, humanitario

y eventualmente mejora el proceso diagnóstico.

4. Migraña con dolor moderado a severo

Es relevante hacer especial mención a este escenario debido

a que se trata de pacientes con dolor importante, de difícil

manejo y que consumen tiempos prolongados de estada en

urgencia (LOS) y sobredemanda del personal. En este apar-

tado sólo se hace mención al tratamiento abortivo de la

crisis de migraña, no se hace referencia a la terapia preven-

tiva o profiláctica de dichos ataques.

Las guías clínicas para el manejo agudo de la migraña, de

la Academia Americana de Neurología (AAN) y la Sociedad

Americana de Cefalea (AHS) corresponden al año 2000

(41,42). La actualización de la evidencia de la sociedad

antes mencionada, se encuentra resumida en la revisión

de Marmura et al. del año 2015 (43). En dicha revisión

se hace principal énfasis a la terapia oral inicial para el

manejo de las crisis. Referente a la terapia endovenosa, la

revisión no es completa en el sentido que se menciona,

por ejemplo, sólo un estudio de Paracetamol, que incor-

pora 30 pacientes. No se discute tampoco la evidencia

referente al uso endovenoso de AINEs ni Metoclopramida.

En el presente artículo se expondrá evidencia que permite

recomendar un mayor espectro de terapias, particular-

mente endovenosas.

En relación a la crisis leve, ésta se manejará según las reco-

mendaciones del apartado 1) “

Paciente adulto sin comor-

bilidades, con dolor leve”

, teniendo en consideración que

el paciente no esté complicado con síndrome emético

que dificulte la medicación vía oral. Debido al éxito de

la terapia convencional con AINEs o Paracetamol en este

grupo de enfermos, habitualmente no es necesaria la

administración de ergotamínicos o triptanes, evitando sus

efectos adversos y alto costo.

Para el escenario de migraña moderada–severa que se

atiende en el servicio de urgencia, se recomienda la vía de

administración endovenosa debido a la frecuente asocia-

ción con estado nauseoso y la mal absorción de los fármacos

orales, teóricamente relacionada con estasis y mal vacia-

miento gástrico durante las crisis de migraña. También se

recomienda iniciar la terapia en forma precoz y utilizando

de entrada la dosis total de cada medicamento, evitando

la estrategia escalonada de las dosis, mejorando de esta

manera la tasa de éxito de la terapia. La administración de

oxígeno es otra intervención complementaria que puede

resultar útil. Si bien la evidencia con estudios controlados

es limitada para el manejo de la cefalea en racimos, se

considera segura y efectiva también para el manejo de la

migraña, administrando con mascarilla venturi y flujo de

12Lt/min. No se recomienda el uso de dehidroergotamí-

nicos (DHE) debido al desconocimiento que se tiene del

estado cardio-cerebro-vascular o vascular periférico del

enfermo. Cabe mencionar finalmente que en Chile ya no se

encuentran disponibles los fármacos del tipo triptanes para

administración subcutánea.

Un primer nivel

de manejo consistirá en la administración

de 3 grupos de fármacos en forma conjunta.

En primer lugar

se administran AINEs endovenosos. Alternativas son Keto-

rolaco 30mg endovenoso o Ketoprofeno 200mg, también

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(2) 248-260]