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en el volumen de distribución, unión a una oferta menor

de proteínas, deterioro de la función renal, uso de otros

fármacos, etc.

Por lo anterior, los AINEs no son una terapia recomendada

en este escenario como fue mencionado más arriba en:

Consideraciones para el uso de AINEs

. Así, un

primer nivel

de analgesia consistirá en el uso de Paracetamol endove-

noso. Si la condición basal del enfermo permite usar AINEs,

se utilizan en la dosis más baja y asociar fármacos para

protección gástrica. Un

segundo nivel

de analgesia consiste

en el uso de opioides, particularmente Morfina en dosis

escalonadas desde la dosis más baja. No se recomienda el

uso de otros opioides como Meperidina o Metadona. El uso

de Tramadol en los adultos mayores tiene complicaciones

como mareo severo, disminución del umbral convulsivante

(50) y producir constipación con el uso crónico.

Merece especial atención el problema del delirium en

este grupo de enfermos. El dolor puede ser causa de

delirium y por esto es importante tratarlo. De manera

inversa, el delirium puede manifestarse por una actitud

tanto hipo como hiperactiva e interpretarse errónea-

mente como manifestación de dolor, dejando al enfermo

sin pesquisa ni manejo de esta patología tan grave. Este

tema es tratado en otro artículo de este número.

6. Trauma

El dolor asociado a trauma es algunas veces sub tratado

por la distracción que genera el manejo de las lesiones en

un ambiente muchas veces complejo. La analgesia no inte-

rrumpe el tratamiento del enfermo, sino por el contrario,

facilita su evaluación y evita la agitación. Al igual que en

el escenario de dolor abdominal, la analgesia oportuna y

efectiva no enmascara ni dificulta los diagnósticos.

Las contusiones y golpes leves se manejarán como se

recomienda en el primer escenario. Para el manejo del

dolor moderado a severo, los AINEs no son suficientes para

aliviar los síntomas de las lesiones y terminan siendo sólo

otra injuria más para un enfermo que muy probablemente

va a requerir de imágenes con medio de contraste, que

sufrirá episodios de hipovolemia y otras noxas, además

del eventual desarrollo de rabdomiolisis en el curso de su

patología. Por lo anterior, el uso de AINEs es insuficiente y

potencialmente dañino, ni mencionar su uso IM.

El manejo correcto contempla el uso precoz de opioides

como Fentanyl o Morfina, utilizando una estrategia de

dosis escalonadas con mucha consideración y alerta del

estado de conciencia y hemodinámico del enfermo. Es de

gran utilidad asociar Paracetamol endovenoso.

Ketamina.

Es un antagonista no competitivo del receptor

N-metil D-aspartato (NMDA) que bloquea la libera-

ción del neurotransmisor exitatorio Glutamato, obte-

niendo de esta manera, analgesia por desensibilización

central (efecto disociativo) y disminuyendo el fenómeno

wind-up

” o escalada de eventos neuroexitatorios que

derivan en requerimientos ascendentes de analgesia.

En dosis mayores produce amnesia e incluso anestesia.

Luego de la administración en bolo EV y debido a su

alta liposolubilidad, cruza rápidamente la BHE, tiene un

pico de concentración plasmática al minuto y efecto de

5-15 minutos, denominada fase alpha, lo que confiere un

perfil “

on-off

” muy seguro para el manejo del trama.

Es imperativo hacer una aclaración respecto a las dosis

recomendadas. Habitualmente se conocen la dosis de

1–3mg/Kg con propósitos de sedación profunda para

procedimientos, incluso la dosis de 2mg/Kg es suficiente

para una secuencia rápida de intubación. Con propósitos

exclusivamente analgésicos, se busca un efecto subdiso-

ciativo alcanzable con dosis de: 0.1 a 0.6mg/Kg.

La Ketamina también posee la virtud de tener muy buena

sinergia con los opioides, permitiendo reducir consi-

derablemente la dosis necesaria de éstos, obteniendo

el mismo efecto (51). Por ejemplo, el uso de Fentanyl o

Morfina, asociado a Ketamina (en dosis subdisociativas

de 0.1 a 0.5mg/Kg) lograron muy buena analgesia, con

estabilidad hemodinámica, protección de la vía aérea y

ventilación adecuada (52,53).

El Dr. Jim Ducharme, especialista en medicina de

urgencia da la Universidad de Mc Master, Canadá, reco-

nocido investigador en manejo del dolor en el servicio de

urgencia y autor de uno de los artículos de esta revista,

sugiere utilizar una estrategia de administración (54) que

inicia con un bolo ev de 0.2 a 0.3mg/Kg a pasar en 10

minutos. Posteriormente se inicia BIC de 0.1 a 0.3mg/Kg/

hora. Esto, asociado a otra droga analgésica por supuesto,

y usando las menores dosis en la población geriátrica.

CONCLUSIONES

El manejo oportuno y efectivo del dolor agudo es una

responsabilidad de los profesionales que trabajan en los

servicios de urgencia. La pesquisa dirigida, la apropiada

evaluación y finalmente la terapia estandarizada y perso-

nalizada a la condición del enfermo, debe ser un estándar

de cuidado. Debe trabajarse en el registro de estas prác-

ticas y desarrollar estrategias de seguridad y calidad que

se asocien a una satisfactoria experiencia para aquellos

pacientes que sufren dolor.

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(2) 248-260]