Previous Page  99 / 180 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 99 / 180 Next Page
Page Background

255

Haloperidol, fue en sus orígenes utilizado como sustituto

derivativo de la droga analgésica Meperidina en la terapia

de retiro de opioides de uso crónico, debido a la similitud

isomérica entre ambas drogas. En relación al mecanismo

analgésico, este no está claro, pero por ejemplo en el caso

del Aripiprazol, que si bien tiene un perfil farmacodinámico

particular agonista D2, un posible mecanismo antinoci-

ceptivo se explicaría por agonismo periférico parcial de los

receptores dopamina D2 y serotoninérgicos 5-HT1A(26).

Independiente de lo anterior, los neurolépticos producen

sedación y controlan la agitación asociada al dolor severo.

Esta terapia siempre debe ser utilizada en asociación a un

analgésico, como neurolepto-analgésia adyuvante.

Las drogas neurolépticas tradicionales incluyen las feno-

tiazinas (ej: Clorpromazina) y las butirofenonas (ej: Halope-

ridol, Droperidol). Las fenotiazinas no son de uso habitual,

ya que su principal problema es el efecto hipotensor, que

puede ser muy potente. En este artículo se recomienda

Clorpromazina solo para el escenario de migraña, detallado

más adelante y con las precauciones a tomar. En el caso

del droperidol, los problemas hemodinámicos asociados

son menos marcados, siendo su principales problemas la

aparición de efectos extrapiramidales y sobresedación,

además del potencial arrítmico descrito para los neuro-

lépticos típicos. Por lo tanto, su uso no está recomendado

para el servicio de urgencia, salvo en el contexto de agita-

ción grave que no es propósito de este artículo. Tampoco

se recomienda el uso de neurolépticos en general en

pacientes con enfermedad de Parkinson.

Precauciones.

El Haloperidol o Haldol, junto a otros

neurolépticos como el Droperidol, Tioridazida y Pimozide

especialmente, han sido considerados riesgosos debido a

su efecto en la prolongación del intervalo QTc e inducción

de arritmias. Por esto, se debe evitar su uso en pacientes

con otras condiciones asociadas a prolongación del QT,

tales como: síndrome QT largo, hipokalemia, hipomag-

nesemia, hipotermia, cardiopatía coronaria, uso de

fármacos como antiarrítmicos clase Ia y III entre muchos

otros, intoxicaciones, etc. Si bien lo anterior puede ser

efectivo, no ha sido verdaderamente demostrada la

asociación con arritmias ventriculares específicamente

(27). Esto ha generado una controversia con la inclusión

de una alerta (

FDA

black box warning

) en relación al uso

endovenoso de Haldol y Droperidol, cuando la evidencia

demuestra seguridad para pacientes de urgencia. Una

revisión retrospectiva de 2468 pacientes de urgencia

describe los efectos relacionados al uso de Droperidol

endovenoso e intramuscular, considerando que en 1357

de ellos se indicó en contexto de agitación. Sólo se repor-

taron 6 eventos adversos, ninguno fue arritmias y todos

en pacientes con comorbilidades serias asociadas (28). Un

estudio observacional demostró la seguridad de Haldol

en 136 pacientes atendidos en servicios de urgencia y

unidades de intensivo gravemente enfermos, incluyendo

intoxicados por etanol y TEC. 18 pacientes graves reci-

bieron Haldol durante su reanimación. La vía de admi-

nistración fue intramuscular preferentemente y también

endovenosa en 19 casos. Se observaron efectos adversos

como hipotensión en cuatro pacientes y solo uno fue

grave (29). En otro estudio, en el contexto de ancianos

sometidos a cirugías mayores, es decir, con muchos otros

factores arritmogénicos, también se descartó la presencia

de eventos de este tipo (30). Incluso, pese a la alerta de

la FDA, el Haloperidol es una de las drogas de elección en

el tratamiento de delirium y agitación psicomotora grave,

tanto en jóvenes como ancianos, según distintas guías

clínicas de diferentes especialidades (31-35). Específica-

mente, en el contexto de terapia del dolor como es el

caso del manejo de la migraña, en un estudio prospectivo

controlado, con evaluación de ECG, el Haldol adminis-

trado en forma endovenosa demostró buenos resultados

sin ningún evento arrítmico reportado (36).

En vista de lo anterior, el Haldol resulta ser una alterna-

tiva efectiva y segura cuyo propósito en el manejo del dolor

es controlar la agitación y ansiedad asociadas y eventual-

mente, complementar la terapia con un efecto antinocicep-

tivo directo. Usado con precaución produce leve sedación

con segura estabilidad cardiovascular y mínimos efectos

adversos, logrando muy buena sinergia con los fármacos

analgésicos previamente administrados. El paciente debe

tener un ECG previo que descarte prolongación del QTc,

se deben descartar otras condiciones asociadas a prolon-

gación del QTc y el enfermo debe estar monitorizado, con

control frecuente de presión arterial y supervisado. Las

dosis recomendadas para obtener este efecto adyuvante

y, eventualmente nociceptivo, son menores a las utili-

zadas en agitación psicomotora o delirium. En el escenario

del manejo del dolor las dosis de Haldol se inician en 0.5

a 1mg, pudiendo repetirse cada 30 minutos. En relación

a la vía de administración, si bien la evidencia demuestra

seguridad con la vía endovenosa, es prudente considerar la

alerta de la FDA. En relación a la reglamentación nacional,

la resolución exenta Nº 991 de abril del 2012 emitida por

el Instituto de Salud Pública de Chile, permite su adminis-

tración endovenosa, pero describe de manera muy clara

los usos, precauciones y restricciones, referentes al uso del

Haloperidol.

Finalmente, es muy útil asociar benzodiacepinas al

momento de administrar neurolépticos para reducir signi-

ficativamente la incidencia de los efectos extrapiramidales.

[MANEJO DEL DOLOR AGUDO EN EL SERVICIO DE URGENCIA - Dra. Natalia Abiuso y cols.]