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medibles son:
• Los pacientes son sometidos a un cribado de dolor.
• Cuando el dolor se identifica a partir del examen de cribado
inicial, se realiza una evaluación exhaustiva del dolor del
paciente.
• La evaluación se registra de forma tal, que facilite la reeva-
luación y el seguimiento periódico conforme a los criterios
establecidos por el hospital y las necesidades del paciente.
El tratamiento puede incluir estrategias farmacológicas y no
farmacológicas. Estas estrategias deben reflejar un enfrenta-
miento centrado en el paciente y considerar la presentación
del dolor, el juicio clínico y los riesgos y beneficios del trata-
miento, incluyendo los potenciales riesgos de dependencia,
adicción y abuso.
Este ejemplo es sólo uno entre muchos indicadores y
estándares que se han estudiado para medir la calidad del
manejo del dolor. En nuestro país no se han fijado estándares
comunes para el manejo del dolor en los SU.
EVALUACIÓN DEL DOLOR EN EL SERVICIO DE
URGENCIA
Para poder tratar el dolor adecuadamente, es necesario
evaluarlo correctamente. Si bien el dolor es una expe-
riencia subjetiva, las escalas de evaluación del dolor son
válidas y confiables cuando se utilizan apropiadamente
(11). Las escalas de evaluación más frecuentemente utili-
zadas son: la Escala de evaluación numérica que consiste
en solicitarle al paciente que diga, de una escala del 1 al
10, cuánto dolor tiene, otra es la Escala de descriptores
verbales, que evalúa el dolor desde el descriptor “sin
dolor” al descriptor “el peor dolor imaginable” y las escalas
visual análogas (Figura 1), que muestra al paciente una
lámina con imágenes de una persona con distintos niveles
de dolor.
Existen numerosas escalas validadas, pero es muy impor-
tante escoger los instrumentos apropiados para los dife-
rentes tipos de pacientes, es decir, pediátricos, adultos,
adultos mayores y personas con problemas cognitivos.
Además, es importante que la escala escogida sea apli-
cable al SU. Otro elemento de calidad es utilizar estas
mismas herramientas para el seguimiento y evaluación
de la terapia analgésica que se utilice, asegurándose una
efectiva intervención.
Particularmente en los adultos mayores deben conside-
rarse las barreras o dificultades en la correcta evalua-
ción del dolor. Así, los ancianos con demencia, delirium o
hipoacusia, no pueden comprender las preguntas y mani-
festar adecuadamente su dolor. Por esto, muchas veces
quienes aportan los antecedentes son familiares o cuida-
dores quienes evidentemente no pueden dimensionar
correctamente los síntomas del enfermo. Por lo anterior,
se debe buscar la fuente dolorosa con un examen físico
acucioso.
Muy especial es la situación de pacientes comprometidos
de conciencia ya sea por TEC o algún evento cerebro-
vascular. En estos enfermos se debe estar atento a otras
manifestaciones de dolor como taquicardia, agitación e
hipertensión arterial entre otras y así tratarlo de manera
oportuna. Hay que recordar que el dolor puede asociarse a
agitación e incluso, en pacientes complicados con hiper-
tensión endocraneana, el dolor puede eventualmente
incrementar el valor de la PIC (12).
Figura 1
A continuación del párrafo que inicia con “Muy especial es la situación de pacientes comprometidos de
conciencia”
a-
b-
Figura 1. Tipos de escalas visual – análogas.
Figura a obtenida desde
http://clinicadeldolorcomedem.com, figura b obtenida desde
http://blogcas.hospitaldenens.comFigura 1
A continuación del párrafo que inicia con “Muy especial es la situación de pacientes comprometidos de
conciencia”
a-
b-
Figura 1. Tipos de escalas visual – análogas.
Figura a obtenida desde
http://clinicadeldolorcomedem.com, figura b obtenida desde
http://blogcas.hospitaldenens.comFIGURA 1. TIPOS DE ESCALAS VISUAL – ANÁLOGAS
Figura a obtenida desde:
http://clinicadeldolorcomedem.comFigura b obtenida desde:
http://blogcas.hospitaldenens.comA
B
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(2) 248-260]