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Es un tumor que en general crece lateralmente, aunque

también puede ser vermiano. El tumor hemisférico gene-

ralmente es quístico con un nódulo mural, en cambio el

tumor vermiano tiende a ser sólido y más frecuente en

niños pequeños.

Las neuroimágenes en astrocitomas de bajo grado de la

fosa posterior son bastante características, en los astroci-

tomas grado I son típicas, intensamente homogéneas, bien

circunscritas, captan contraste y un edema perilesional

mínimo, brillantes en secuencias T1 y T2, quísticas en el

cerebelo y con un nódulo mural que capta contraste. En

astrocitomas grado II son menos captantes de contraste,

aunque suelen haber sobreposición de lesiones grado I y II.

El tratamiento de los astrocitomas de bajo grado se basa

en los tres pilares clásicos de la neuro-oncología, cirugía,

quimioterapia y radioterapia.

La cirugía es la principal herramienta y su objetivo es la

resección lo más completa posible con lo cual es curativa,

se obtiene muestra para estudio histológico y molecular,

además de resolver la hidrocefalia que muchas veces acom-

paña a este tipo de tumor. En algunos casos es aceptable

una resección parcial o subtotal dada la naturaleza benigna

y el lento crecimiento de estas lesiones que incluso en

algunos tipos de tumor con la edad se puede detener en

forma completa (32-35).

FIGURA 7. ASTROCITOMA PILOCÍTICO

Así, con extirpación total existe un 90 a 100% de sobrevida

a 10 años y con extirpación subtotal un 75% de sobreviva a

5 años. En el astrocitoma pilocítico existe un 95% de sobre-

vida a 5 años y en el astrocitoma difuso un 38% de sobre-

vida a 5 años. Con la extirpación subtotal se observa un 35%

de recurrencia y esta se presenta en un 40% de los casos

después de los cinco años del diagnóstico. Esto implica un

seguimiento prolongado de este tipo de pacientes.

En pacientes que no es posible una resección completa

o que en el seguimiento se demuestra un crecimiento

tumoral, la quimioterapia se ha transformado en una opción

de tratamiento (31) para lograr un control del crecimiento

de los astrocitomas de bajo grado. Hay diferentes esquemas

que ofrecen sobrevida libre de enfermedad y sobrevida en

general comparables, son relativamente bien toleradas y

permiten una buena calidad de vida.

Por último, la radioterapia es la modalidad de tratamiento

usada con mayor cautela en la edad pediátrica, la radiación

focal es efectiva en la mayoría de los casos de gliomas de

bajo grado, sin embargo, existen una cantidad de efectos

adversos que es inversamente proporcional a la edad del

paciente (37). El déficit neurocognitivo con pérdida de

memoria y capacidad de concentración son los efectos más

frecuentes, seguidos por vasculopatías, tumores secunda-

rios y endocrinopatías. Dado que la mayoría de los pacientes

con gliomas de bajo grado tienen sobrevidas largas los

efectos adversos de la radiación son un tema a tener muy

en consideración. La radiocirugía también ha sido utilizada

como alternativa terapéutica, logrando buen control de la

enfermedad, pero los efectos adversos aún están en evalua-

ción.

Del estudio genético de los astrocitomas se concluye que

existe un gran número de alteraciones del genoma de

significado desconocido. Las alteraciones citogenéticas

detectadas mediante técnicas de amplificación y deleción

muestran que afectan a prácticamente la totalidad de los

cromosomas. A esto hay que añadir las alteraciones debidas

a mutaciones puntuales y a cambios epigenéticos como

la hipermetilación de genes promotores. Se ha observado

que existen unas alteraciones moleculares propias de cada

grado histológico tumoral. De forma paralela al proceso de

malignización histológica, existe una secuencia de eventos

genéticos, que incluyen la amplificación del gen PDGF/R

y la mutación del gen TP53 como acontecimientos mole-

culares iniciales, y la alteración de los genes EGFR y PTEN

como alteraciones tardías. La investigación molecular actual

ha demostrado que en los astrocitomas hereditarios existen

unos genes alterados causantes del desarrollo tumoral, que

se conocen con bastante aproximación. Se trata de unas

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(3) 378-391]