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Clínicamente se presenta con un síndrome de hipertensión

intracraneal asociado a síndrome cerebeloso de línea media

o hemisférico. Puede existir compromiso de pares craneales

bajos por infiltración del piso del cuarto ventrículo. Ocasio-

nalmente puede presentarse como hemorragia tumoral,

por ser un tumor vascularizado. Es el tumor que con más

frecuencia puede dar metástasis espinales o supratento-

riales por siembra subaracnoidea. Alrededor de un tercio

tiene metástasis de las leptomeninges y menos del 10%

metástasis extracraneales.

El tratamiento es quirúrgico. Se complementa con quimio-

terapia y radioterapia craneoespinal. Se realiza estudio

postoperatorio con RM cerebral y espinal para evaluar grado

de resección tumoral y presencia de metástasis, la biopsia

definitiva con su estudio molecular permitirá diseñar un

tratamiento complementario óptimo con radioterapia y/o

quimioterapia.

El Meduloblastoma es un tumor que tiende a recurrir con

frecuencia, con un 70% dentro de los dos primeros años y

con mayor frecuencia en la misma fosa posterior. La sobre-

vida es mala en general, siendo un 50 a 70% a los cinco años

y de un 40 a 50% a los diez años. Clásicamente se conside-

raban factores de mal pronóstico: la edad menor de tres años,

presencia de metástasis y un volumen tumoral remanente

importante posterior a la cirugía, pero actualmente con la

caracterización por subgrupos moleculares se puede anticipar

con mucha mayor precisión el comportamiento biológico del

tumor y por lo tanto, definir una mejor terapia y pronóstico.

Ependimoma

El ependimoma representa el 10 a 15% de los tumores de

la fosa posterior, es el tercer tumor más frecuente en la

infancia, su grado de malignidad (18) se asocia a la edad

del niño. En menores de 3 años se observa principalmente

la variedad anaplásica, por el contrario, en niños mayores

de 10 años hay una mayor frecuencia de la variedad bien

diferenciada.

Es un tumor que se origina en las paredes del epéndimo

del 4° ventrículo, es polilobulado, invade progresivamente

el espacio subaracnoídeo extendiéndose hacia el ángulo

pontocerebeloso y el canal raquídeo cervical (Figura 6).

El modo de presentación clínica es dependiente de la edad.

En el lactante se presentará como una hidrocefalia de evolu-

ción rápida, en el niño mayor, el cuadro clínico se instalará

más lentamente, con vómitos aislados, signos cerebelosos

leves a moderados y una hipertensión endocraneana tardía.

Es de una gran heterogeneidad en su edad de presentación,

localización, grado histológico y comportamiento clínico.

Su genoma también es heterogéneo y diferentes estudios

han mostrado cohortes de tumores con frecuentes altera-

ciones cromosómicas y otros con un genoma balanceado.

La caracterización genética ha permitido definir distintas

subclases según ARNm característico. Witt et al. han descrito

dos subgrupos diferentes en dos series independientes de

tumores de fosa posterior. Denominados subgrupos A y B, el

subgrupo A incluye solo ependimomas de fosa posterior y el

subgrupo B incluye ependimomas de fosa posterior y espi-

nales. Los pacientes del subgrupo A son menores (mediana

2.5 años) con tumores localizados en forma lateral y con

un genoma balanceado. Tienen mayor incidencia de recu-

rrencia, metástasis y se asocian a un peor pronóstico.

Los pacientes del subgrupo B son mayores (mediana 20

años), con tumores de la línea media y alto porcentaje de

variabilidad genética, incluyen diferentes anomalías cito-

genéticas como pérdida de cromosoma 1, 2, 3, 6, 8, 10,

14q, 17q, 22q, y ganancia en cromosomas 4, 5q, 7, 9, 11,

12, 15q, 18, 20, and 21q, estos pacientes tienen un mejor

pronóstico de sobreviva (19,20) (Tabla 2).

Las neuroimágenes son fundamentales en la identificación

y caracterización de los ependimomas de fosa posterior,

tanto en el diagnóstico, planificación prequirúrgica, y

evaluación del tratamiento con el grado de resección post

operatorio y eficacia de la radioterapia y quimioterapia.

La imagen de resonancia magnética (RM) y la tomografía

FIGURA 6. EPENDIMOMA

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(3) 378-391]