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monitoreo electrofisiológico intraoperatorio. Como se

mencionó antes, en los astrocitomas anaplásticos, se trata

de no producir un déficit neurológico durante la resección

del tumor.

Oligodendroglioma anaplástico

Cirugía.

Los oligodendrogliomas anaplásicos son menos

frecuentes, por los que existe menos evidencia que para

anstrocitoma anaplásico, no obstante parece ser que la

resección más amplia posible sin producir daño neuroló-

gico significativo es también la conducta más aceptable

(21,22). Las consideraciones técnicas son similares a las

de los precedentes, salvo que este tipo de tumor no tuvo

representación alguna en el estudio con fluorescencia

por 5ALA (20).

Tumores Astrocíticos Grado IV OMS

Glioblastoma

Cirugía.

El glioblastoma es el tumor para cual contamos con

mejor evidencia de que el grado de resección se correla-

ciona con un mejor pronóstico en cuanto a expectativas y

calidad de vida (23). En 2006 se publicó el resultado del

estudio en fase III que demostró que el grado de resec-

ción se correlaciona con un pronóstico más favorable en

términos de un mayor intervalo de vida libre de progre-

sión. El seguimiento posterior de esta cohorte demostró

una correlación con la sobrevida (24). La resección total

de la lesión como objetivo fundamental, tiene el riesgo

de que el paciente adquiera un nuevo déficit neurológico

durante el procedimiento. Esto se reflejó en la cohorte

del estudio de fluorescencia en que se determinó que los

pacientes operados bajo 5 ALA tenían mayor frecuencia

de deterioro neurológico dentro de las primeras 48 horas.

Sin embargo, el grupo tratado sin 5 ALA, que tenía más

tumor residual tendía a deteriorarse neurológicamente

antes en el seguimiento (25).

Para lograr un mayor grado de resección consideramos

útiles la ultrasonografía intraoperatoria, el uso de fluo-

rescencia por 5 ALA y el control final con RM cerebral. La

ultrasonografía permite extirpar mayor cantidad de lesión,

comparando las imágenes en distintas etapas de la inter-

vención con una obtenida al inicio de esta. La fluores-

cencia por 5 ALA se obtiene al estimular al paciente

tratado con 5 ALA antes de la intervención con una luz

violeta de 440 nm y observar la presencia de fluorescencia

roja, emitida por las células tumorales que han absorbido la

5 ALA y la han transformado en protoporfirina IX (20). Esta

técnica permite distinguir el tumor del cerebro, lo que suele

ser imposible con la luz normal del microscopio operatorio.

La RM, realizada al final de la intervención puede revelar un

remanente tumoral que haya sido pasado por alto por los

controles previos de ultrasonografía y fluorescencia por 5

ALA. La neronavegación es útil para diseñar craneotomías

más precisas y ayuda a localizar lesiones pequeñas.

Como se mencionó al comienzo, los déficits neurológicos

deben ser evitados. Cuando el tumor es cercano o está en un

área cerebral funcional elocuente, la RM funcional ayuda a

la planificación operatoria, tal como en los tumores de bajo

grado. La neurofisiología intraoperatoria permite caracte-

rizar el área motora, las áreas de lenguaje y la corteza visual;

la estimulación profunda permite establecer la localización

de vías de conexión, como la vía piramidal.

Los glioblastomas deberían ser tratados con la mayor resec-

ción quirúrgica posible sin producir daño neurológico.

TERAPIAS SISTÉMICAS

La Temozolamida (TMZ) es activo, aunque con resultados

modestos, en pacientes con astrocitomas anaplásticos, que

están en primera recaída. Yunk y colaboradores, en un grupo

de 162 enfermos obtuvieron una supervivencia libre de

progresión de 46% y 13.6% a los 6 y 12 meses respectiva-

mente y con una mediana de supervivencia libre de progresión

de 5.4 meses. El 46% de los enfermos estaban vivos al año y la

mediana de supervivencia fue de 13.6 meses. Como es habi-

tual los efectos adversos con la droga fueron bajos (26).

Actualmente, la mayoría de los enfermos han recibido TMZ

en concomitancia con radioterapia o solo, por eso es de

interés que la administración del medicamento en dosis

de 50mg/m

2

en forma continua logra respuesta en estos

enfermos tratados con dosis convencionales. La toxicidad es

moderada y el tratamiento es bien tolerado.

El mayor aporte de la TMZ ha sido su incorporación como

adyuvancia, en forma concomitante con radioterapia y luego

sola por 6 meses. Se incluyeron 573 enfermos, casi todos con

glioblastomas, en un estudio en que se dividieron los pacientes

a recibir solo radioterapia o además la quimioterapia. A los 2

años sobrevivieron el 27% de los que recibieron la combinación

y 10.9% con radioterapia sola. A los 5 años las cifras mejoraron

9.8% y 1.9%, diferencias que fueron estadísticamente signifi-

cativas. Los resultados mejoraron en los enfermos que tuvieron

metilación de la metil guanil metil transferasa (MGTM) fueron

mejores (27). El intento de aumentar la intensidad de la dosis

de TMZ no mejoró los resultados (28).

Este esquema de terapia combinada mostró ser más efec-

tivo y seguro en pacientes de más de 70 años (29). También

se ha empleado, en pacientes de más de 65 años el uso de

temozolamida sola comparando sus resultados con radio-

terapia exclusiva. En el estudio NOA-08 se dividieron al

azar 412 enfermos a recibir quimioterapia o radioterapia

inicial. Al momento de progresión se cambiaba el trata-

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(3) 392-400]