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SEGUIMIENTO
Existe dos tipos, el seguimiento de la evolución intrahospita-
laria y el seguimiento más tardío.
Dentro de la evolución postoperatoria inmediata lo más impor-
tante es evaluar al despertar el paciente, el estado de la visión.
Lo esperable es que la visión se encuentre igual o mejor que
en el preoperatorio. Cualquier deterioro debe ser estudiado
inmediatamente con una neuro-imagen para descartar un
hematoma del lecho operatorio, el que requerirá descompre-
sión inmediata. Posteriormente, todos los pacientes son moni-
torizados y se realiza balance hídrico estricto y de ELP para el
diagnóstico precoz de la diabetes insípida o secreción inapro-
piada de hormona antidiurética (SIADH). Se realiza medición
de ELP en caso se que se sospeche estas dos entidades basados
en la poliuria sostenida o balances persistentemente posi-
tivos y manejo con ELP seriados para evaluar la respuesta al
tratamiento (7). En el caso de pacientes previamente hipopi-
tuitarios, se indica inmediatamente la suplementación en el
postoperatorio, utilizado hidrocortisona endovenosa en dosis
de stress desde la inducción para sustituir el eje adrenal. En el
caso de los pacientes con el eje adrenal conservado, no admi-
nistramos corticoides. La medición de niveles de cortisol al
segundo día post-operatorio es sensible para determinar que
pacientes los van a requerir posteriormente (32,33).
De no ocurrir complicaciones, los pacientes son dados de
alta entre el tercer y cuarto día de operado. En general, en
el caso de no ocurrir complicaciones, no realizamos RM de
silla turca en el postoperatorio inmediato ya que es muy
difícil interpretar que corresponde a tumor y que a hema-
toma, motivo por el cuál la utilidad de la RM intraope-
ratoria es muy cuestionada por los abundantes falsos
positivos (28).
Para el seguimiento endocrinológico, realizamos un ELP a la
semana de operado para descartar SIADH. Posteriormente se
repiten los exámenes hormonales para evaluar los ejes entre
las 4 y 6 semanas, a los 6 meses y al año. Si el paciente no
tiene déficit, no se justifica continuar con las evaluaciones.
Si el paciente presenta hipopituitarismo o ha sido irradiado,
requiere seguimiento endocrinológico de por vida (32).
Para evaluar el estado de la visión, nuestro grupo solicitó
entre los 2 y 3 meses el primer control neuro-oftalmológico,
las recomendación de la guía no define plazos ni periodicidad
del control oftalmológico.
En forma rutinaria, se solicita una neuro-imagen de control,
una RM de silla turca con y sin gadolinio con técnica de satu-
ración grasa para evaluar el remanente tumoral entre 3-4
meses después de la cirugía para disminuir los artefactos
debido a la intervención (32). Sin embargo, no hay recomen-
daciones específicas que definan la periodicidad de los subsi-
guientes controles en el caso de remanentes, en el sentido
de detectar crecimiento del tumor. El autor, solicita RM de
control al año posterior al primer control en el caso de un
remanente intraselar alejado del quiasma y a los 2 años en el
caso de no haber remanente.
CONCLUSIONES
El manejo de los tumores de hipófisis, debido a las caracterís-
ticas de estas lesiones, requiere un manejo multidisciplinario.
Si bien recientemente se publicaron las guías de manejo que
contienen recomendaciones Nivel 2 y 3, con grado de reco-
mendación C, hay muchos aspectos de su tratamiento que
aún no están definidos, con estudios de suficiente calidad. En
este sentido, un enfoque de un grupo de profesionales con
experiencia en el manejo de la patología, con tratamientos
adecuados a la medida de cada paciente, podrán ofrecer los
mejores resultados.
El autor declara no tener conflictos de interés, en relación a este artículo.
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