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La incidencia de crisis se relaciona con la histología de la

lesión y su localización en la corteza cerebral (1-3). Las

neoplasias de lento crecimiento son más epileptógenas, así

en orden decreciente se sitúan los tumores glioneuronales

(Ej.: ganglioglioma y tumor disembrioplástico neuroepitelial),

gliomas de bajo grado, oligodendrogliomas, meningiomas y

glioblastomas multiformes. Sin embargo, algunas LN parecen

tener características diferentes en los pacientes portadores

de epilepsia fármaco resistente crónica (EFRC). Ya que en

este grupo de pacientes los gliomas de bajo grado cursan

generalmente con una larga historia de epilepsia como único

síntoma y post cirugía suelen no presentar recidivas tumo-

rales (1,3,5,6).

El “Registro de Europeo de Neuropatología de Cirugía de

Epilepsia”, con sede en la Universidad de Erlangen (Alemania),

reporta un total de 5842 pacientes operados de epilepsia

refractaria. De ellos el 26.5% correspondía a neoplasias, la edad

promedio al momento de la cirugía fue de 18.5 años y la duración

promedio de su epilepsia de 12.5 años. Es decir, un largo tiempo

con crisis epilépticas como único síntoma (7), de allí lo importante

de realizar estudio con Resonancia Magnética (RM) de cerebro en

todo paciente sospechoso de presentar crisis epiléptica focal o

que no presente un síndrome epiléptico benigno (8,9).

MECANISMOS CAUSALES DE EPILEPSIA

El mecanismo celular intrínseco que provoca las crisis epilép-

ticas permanece aún incierto. Sin embargo, existen varias

hipótesis de como las LN pueden llegar a producir epilepsia:

compromiso tumoral de la corteza sana con alteración del

ácido gamma amino butírico (GABA) intra cortical, produc-

ción de impulsos citotóxicos, deaferentación y degeneración

transináptica a distancia (5,10). Estas últimas hipótesis se ven

avaladas por la mayor asociación de esclerosis del hipocampo

en pacientes con lesiones temporales, lo anterior también

se denomina patología dual (esclerosis del hipocampo + otra

lesión) (5,10-16).

Además generalmente las LN, tales como gangliogliomas (GG)

y tumores disembrioplásticos neuroepiteliales (DNET o DNT)

suelen presentar un foco epileptógeno en la corteza perile-

sional, donde suele existir displasia cortical focal asociada

(DCF) a la neoplasia (5-7). Las DCF son altamente epileptó-

genas y estas corresponden a la primera causa de cirugía de

la epilepsia en niños (14). Los tumores asociados a DCF perte-

necen al tipo IIIb de la clasificación de displasias de la Liga

Internacional contra la Epilepsia (11).

La literatura ha sugerido que la lesión misma pudiera ser la

causante de la epilepsia debido a la producción de neuro-

transmisores excitatorios. Es decir, todas las hipótesis postu-

ladas indican que la lesión neoplásica es previa al inicio de

la epilepsia. Esto cobra aún mayor importancia al analizar el

largo tiempo de epilepsia como único síntoma (generalmente

mayor a 10 años) en todas las series quirúrgicas de EFRC (6,

7, 12-16), lo cual indicaría que la mayoría de los tumores

han permanecido largo tiempo en el encéfalo y han crecido

muy lentamente o bien han permanecido estáticos, siendo

desconocido el real tiempo de permanencia en el parén-

quima cerebral; incluso es posible plantear, especialmente en

GG y DNET, que se traten de lesiones congénitas instaladas

durante la formación de la corteza cerebral (11, 17).

Además este tipo de LN no muestran los hallazgos típicos obser-

vados en gliomas infiltrantes, tales como mutaciones de IDH1

o deleciones de 1p/19q. En contraste marcadores onco-fetales

como la proteína CD34 puede ser frecuentemente identificada

y existen genes del desarrollo comprometidos. Mutaciones en

la proteína B-RAF o de la proteína “blanco de rapamicina en

células de mamífero” (mTOR) han sido también identificadas

como hallazgo en este tipo de tumores (7).

Otras causas de crisis epilépticas asociadas a tumores pueden

ser a causa de su tratamiento mismo, especialmente en

tumores de alto grado, como por la cirugía misma (infla-

mación con edema, hemorragia, gliosis, etc.), quimioterapia

(especialmente con el uso de vincristina, L-asparginasa o

ciclosporina) y radioterapia (vasculopatía) (5).

TRATAMIENTO

A) Tratamiento médico con fármacos antiepilépticos

(FAEs):

Es mandatorio en pacientes con epilepsia. Las crisis

en LN suelen ser focales, donde la semiología de la crisis

dependerá del lóbulo afectado y su propagación, o bien crisis

focales secundariamente generalizadas (1-3). Por esto la

recomendación es utilizar FAEs de primera línea en mono-

terapia para crisis focales, las sugerencias varían según las

diferentes guías clínicas, pero tienden a recomendar como

primera línea a: carbamazepina (idealmente de liberación

prolongada), levetiracetam, lamotrigina o fenitoina (18,19).

Se debe tener mucha precaución en identificar eventual

efectos secundarios de los FAEs, que pueden dañar la calidad

de vida del paciente, tales como: sedación, interferencia

cognitiva, alteraciones psiquiátricas, interacción con otros

fármacos, etc. (2,18,19).

Nuevos FAEs como lacosamida pudieran ser también una

alternativa por no presentar interacción con la mayoría de

otros fármacos (20).

El uso de FAEs profilácticos en pacientes con tumores cere-

brales y sin crisis no está recomendado por la academia

[TUMORES CEREBRALES ASOCIADOS A EPILEPSIA - Dr. Manuel G. Campos]