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las pomadas que se aplican a la piel para una punción vascular
(que requieren cierta latencia) y las que se administran por
medio de una inyección en la piel o mucosa, por ejemplo, para
la extirpación de un quiste sebáceo o un procedimiento dental.
Hay también procedimientos más específicos, como la anestesia
retro-ocular, para cirugía de la cámara posterior del ojo.
Estas técnicas son en general aplicadas por los propios ciru-
janos, quienes consultan a los anestesiólogos sobre dosis y
uso de vasoconstrictores. Los pacientes pueden estar total-
mente despiertos o con distintos grados de sedación.
Anestesia regional:
Se usa para insensibilizar solo la región
del cuerpo en la que se encuentra el sitio de la cirugía.
La inyección del anestésico local se realiza en el área por
donde pasan los nervios que proveen la sensibilidad de
aquella parte del organismo. Hay muchas formas de anes-
tesia regional, pero para sistematizarlas, es bueno dividirlas
en
neuroaxiales y periféricas.
Los bloqueos neuroaxiales
se refieren a la administra-
ción de anestésicos locales en el neuroeje y son la anestesia
subaracnoídea (mal llamada espinal o raquídea), la anestesia
peridural o epidural y la anestesia combinada, una mezcla
de ambas técnicas.
En la anestesia subaracnoídea se inyecta una pequeña cantidad
de anestésico local (con o sin coadyuvantes como opioides,
bloqueadores alfa adrenérgicos, etc.), en el líquido céfalo
raquídeo, por debajo de donde termina la médula espinal, lo
que permite insensibilizar la mitad inferior del cuerpo y realizar
una intervención quirúrgica sin ninguna sensación dolorosa.
En general está especialmente indicada en procedimientos
cortos y simples (herniorrafias, cirugía genital urológica y
ginecológica, cirugía orificial proctológica, cirugía traumato-
lógica de las extremidades inferiores y algunos procedimientos
del abdomen inferior y pelvis como histerectomía, prosta-
tectomía, apendicectomía abierta y cesárea). Sin embargo,
dependiendo de la dosis y el agente utilizado permite cirugías
de 2 a 4 horas de duración, e incluso prolongar esta duración
si se usa un catéter. El acompañamiento de una sedación de
diferente profundidad según sea necesario, permite un mejor
confort del paciente si el procedimiento se alarga.
En la anestesia peridural o epidural se inyecta un volumen
mayor de anestésico local por fuera de la duramadre (asociado
o no a coadyuvantes), en el espacio comprendido entre el
ligamento amarillo y la duramadre, desde donde difunde
hacia el espacio subaracnoídeo y produce insensibilidad de
la mitad inferior del cuerpo (si el anestésico se administra en
la región lumbar), o de la región torácica y abdominal alta (si
se administra en la región cervical baja o torácica alta de la
columna vertebral). En este tipo de anestesia neuroaxial es
casi mandatorio el uso de catéteres, que permiten la admi-
nistración fraccionada o continua de anestésicos locales. En
términos generales, su uso más frecuente es en obstetricia,
traumatología y cirugía torácica. La instalación de un catéter
a nivel lumbar, permite que una paciente pueda estar horas
sin dolor durante un trabajo de parto prolongado, y usando
las drogas y concentraciones adecuadas permite un bloqueo
sensitivo-motor diferenciado, lo que significa que la partu-
rienta puede estar usando la musculatura de sus extremidades
inferiores sin sentir dolor, y en el momento de parto pueda
utilizar la musculatura abdominal para pujar sin tener bloqueo
neuromuscular. La instalación de un catéter a nivel torácico,
ha logrado un gran avance en la analgesia postoperatoria de
la cirugía torácica, permitiendo al paciente ventilar adecua-
damente sin dolor y disminuir la incidencia complicaciones
postoperatorias. En el caso de la cirugía traumatológica, la
mayor utilidad la brinda el catéter para prolongar el tiempo
anestésico, pero para la analgesia postoperatoria ha sido de
mayor utilidad el desarrollo de bloqueos periféricos especí-
ficos para extremidades inferiores, como se verá más adelante.
En los bloqueos de nervios periféricos el anestésico local se
aplica en un plexo nervioso o cercano a uno o varios nervios
periféricos, según el territorio que se quiere bloquear. La loca-
lización de los plexos o nervios ha evolucionado mucho en
los últimos años, desde la utilización de parestesias, al uso de
estimuladores nerviosos para obtener la respuesta motora del
grupo nervioso o nervio estimulado y finalmente a la ubica-
ción ecoguiada del grupo o nervio a bloquear. Esta facilidad
ha permitido que anestesiólogos que antes no estaban fami-
liarizados con estas técnicas, puedan ahora observar direc-
tamente el nervio y su infiltración con anestésico local. Los
bloqueos más utilizados para la cirugía y analgesia postopera-
toria de la extremidad superior son: plexo braquial (con dife-
rentes accesos y diferentes indicaciones), bloqueos selectivos
de nervio mediano, musculocutáneo, cubital, radial y bloqueo
de la extremidad distal (muñeca). Los bloqueos más utili-
zados para la analgesia postoperatoria de la extremidad infe-
rior son: el bloqueo del plexo lumbar, bloqueos selectivos del
nervio femoral, bloqueo ciático proximal (subglúteo), bloqueo
ciático distal (poplíteo) y bloqueo de la extremidad distal (de
tobillo). También se ha desarrollado una serie de bloqueos
para la región torácica (como el bloqueo paravertebral) y
abdomen (como el bloqueo TAP, de
transversus abdominis
plane
) y bloqueos más específicos de las extremidades, que en
general son de manejo más especializado (bloqueo del nervio
safeno interno, bloqueo del canal aductor, bloqueo 3 en 1,
entre otros). En muchos de ellos puede dejarse instalado un
catéter con bombas de infusión durante la hospitalización, o
con bombas elastoméricas en forma ambulatoria (dispositivo
desechable de infusión continua que funciona en base a una
[¿QUÉ HACEMOS LOS ANESTESIÓLOGOS? DESDE LA VIGILANCIA ANESTÉSICA MONITORIZADA HASTA LA ANESTESIA GENERAL - Dr. Ricardo Bustamante]