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requerido por los pacientes durante la epidemia de polio-

mielitis en Dinamarca en 1952, en los casos de polio bulbar.

Los ventiladores externos (pulmones de acero) fueron inefi-

cientes para ventilar a los pacientes paralizados. Así se inició

exitosamente en un primer período la ventilación manual

y después la ventilación mecánica, mientras los pacientes

recuperaban su función neuromuscular (6).

El origen de la participación de los anestesiólogos inten-

sivistas comenzó en aquellos pacientes que habían sido

sometidos a cirugía, pero posteriormente han mantenido su

papel en el cuidado del paciente crítico en general, tanto en

unidades adultas como pediátricas. Aunque la experiencia

del anestesiólogo de cuidados críticos es de particular

beneficio para los pacientes en el período perioperatorio,

sus habilidades especiales, el criterio y la forma en que

fueron entrenados son valiosos para todos los adultos y

niños críticamente enfermos (13).

Los anestesiólogos que trabajan en las unidades de trata-

miento intensivo son especialmente útiles por su expe-

riencia en el manejo de los pacientes inconscientes,

cualquiera sea la causa del compromiso de consciencia. La

mayoría de las unidades postoperatorias intensivas neuro-

quiúrgicas son manejadas por anestesiólogos. Estos espe-

cialistas, al tener una visión global del paciente, también

manejan pacientes con disfunción y falla orgánica múltiple,

enfermedades que llevan a síndromes de función multiorgá-

nica y pacientes que necesitan soporte vital. En tales casos,

los anestesiólogos tienen el rol de coordinar la atención

médica del paciente y realizan una buena administración de

la distribución del trabajo. Sin embargo, en la actualidad,

los anestesiólogos que trabajan en cuidados críticos propor-

cionan una amplia variedad de servicios clínicos, habitual-

mente en las unidades de cuidados intensivos, aportando

una experiencia cada día más útil en el manejo de variadas

patologías, especialmente respiratorias, cardiovasculares,

neurológicas, gastrointestinales y renales. De este modo,

los anestesiólogos de la unidad de tratamiento intensivos

tienen la responsabilidad general de los pacientes e inte-

ractúan con una amplia variedad de personas, incluidas las

redes de apoyo de los pacientes.

Los anestesiólogos que trabajan en el área de diagnóstico y

tratamiento del dolor comparten también esta especializa-

ción con médicos de otras especialidades, que incluyen la

medicina interna, la neurocirugía, la neurología, la cirugía

ortopédica, la fisiatría y la siquiatría.

Indudablemente los anestesiólogos están más directamente

relacionados con el dolor que se produce después de cual-

quier tipo de cirugía, conocido como dolor postoperatorio.

Sin embargo, existe una larga lista de otros escenarios en

los cuales puede requerirse la participación de un aneste-

siólogo especializado en medicina del dolor: desde cefa-

leas, dolores por quemaduras, dolores neuropáticos como

en la diabetes y el herpes, dolores asociados a enfermedad

maligna o sencillamente el tratamiento de dolores crónicos

de tórax, abdomen, pelvis o extremidades.

Aunque en Chile no existe reglamentación, pero sí una

Asociación Chilena para el Estudio del Dolor y Cuidados

Paliativos (ACHED), en Estados Unidos, la

American Board

of Pain Medicine

(ABPM) (14) es responsable de la acredi-

tación de los anestesiólogos que se dedican a esta espe-

cialidad. En su página web hacen un listado de un número

de roles que estos especialistas pueden realizar: tratar

directamente al paciente, prescribir medicación, prescribir

programas de rehabilitación, realizar procedimientos para

el alivio del dolor, aconsejar a los pacientes y sus familias,

dirigir un equipo multidisciplinario, o coordinar a otros

profesionales de la salud, actuar como interconsultores.

El anestesiólogo tiene la ventaja sobre otros especialistas en

el manejo de bloqueos regionales con uso de catéteres, que

suprimen el dolor o cortan el círculo vicioso del dolor. En

muchos hospitales existen policlínicos del dolor, donde los

anestesiólogos manejan a estos pacientes, algunos directa-

mente como tratamiento del dolor crónico y otros asociados

a tratamientos paliativos.

En relación a los cuidados paliativos, cualquier profesional

médico puede ejercer esta labor, sin embargo, los aneste-

siólogos que se dedican a este aspecto de la especialidad

en general hacen estudios de postgrado que facilitan su

desempeño.

Los cuidados paliativos son técnicas de alivio destinadas

especialmente a pacientes con enfermedades terminales,

como el cáncer, para mejorar su calidad de vida y sentirse

mejor. Su objetivo es prevenir o tratar lo antes posible los

síntomas y efectos secundarios de una enfermedad y/o su

tratamiento, así como los problema psicológicos, sociales

e incluso espirituales asociados, pues también cuando

los pacientes se sienten mejor en estas áreas, tienen una

mejor calidad de vida. No se trata por lo tanto, de curar la

enfermedad de origen y el paciente debe estar consciente

de este hecho; se trata de cuidados de alivio, cuidados

médicos de apoyo y fundamentalmente de control de

síntomas, cuya meta sea mantener la mejor calidad de vida

posible.

No es lo mismo cuidados paliativos que tratamiento palia-

tivo. Aunque ambos brindan bienestar al paciente, los

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(5) 671-681]