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Debe darse prioridad a testimonios personales ante audien-
cias directamente envueltas en el proceso y a discusiones
francas en torno a motivos y detalles de la acción o reacción
estigmatizadora. La conducción de tales encuentros, a cargo
de expertos en salud mental, salud pública y comunicación
puede garantizar un efecto saludable. La difusión de tran-
sacciones y resultados de estos ejercicios dentro y fuera del
servicio afectado o del hospital en general, jugaría también
un papel primordial en las labores de alivio y prevención de
daños secundarios a estigma.
Existen otras modalidades de enseñanza a los grupos
envueltos en causas y consecuencia del estigma. El hospital
general puede tener ventajas en relación a otras instituciones
de salud si abre sus instalaciones a debates y conversatorios
públicos y a la participación de figuras importantes, con expe-
riencia propia o adquirida en relación al tema. Se considera
aquí la presencia de “celebridades”, personas de figuración
pública en diversas áreas (artes, ciencias, letras, academia,
política, tecnología, etc.) que hayan padecido de un cuadro
mental y hayan sido, de una u otra manera, protagonistas o
víctimas de acciones desencadenadas por el estigma hacia él.
El poder persuasivo de estas acciones tiene muchos ejemplos
(42-44) y hasta se ha considerado que su impacto es mucho
más notable que el de la difusión de hallazgos de la investiga-
ción psico y neuro biológica en relación a salud y enfermedad
mental (45). Historias personales presentadas en los medios,
el trabajo de organizaciones no-gubernamentales, discusión
de películas en relación al tema, son otros pasos que se han
dado -y que deben continuar- en este tipo de campañas (46,
48).
América Latina es una región de características culturales
propias, pero que, al igual que otras en el mundo, es esce-
nario de una compleja historia de hechos relacionados al
estigma mental. La interacción de factores poblacionales
religiosos, étnicos, lingüísticos y socio-económicos es parti-
cularmente intensa y potencialmente conflictiva (49-52) por
lo que el estigma puede revestir riesgos añadidos dentro
del curso clínico de enfermedades mentales. La labor inter-
nacional coordinada de dependencias de salud, personal
administrativo y clínico de hospitales y una opinión pública
madura y convergente sería factor decisivo en el manejo
exitoso del estigma y sus problemas en el continente y en el
mundo (53-55).
CONCLUSIONES
La percepción de estigma y sus implicancias es compar-
tida por personas, agencias y organizaciones diversas en el
contexto social. El concepto adquiere un significado pode-
roso (y hasta ominoso) cuando proyectado focalmente
al campo de la salud mental, en el que sus consecuencias
pueden ser devastadoras. Es importante estudiar e investigar
a fondo su vigencia a nivel global, con énfasis en las caracte-
rísticas con que se da en cada región, continente o ámbito
colectivo, incluidos escenarios clínicos tales como hospitales
generales y sus diversas reparticiones. El manejo debe incluir
estrategias de salud y educación pública, con enfasis preven-
tive, pero debe extenderse también a tareas de educación y
adiestramiento práctico a médicos y otros profesiones de la
salud. El rol de expertos en psiquiatría cultural y social debe
ser fundamental en la cristalización de estas estrategias.
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El autor declara no tener conflictos de interés, en relación a este artículo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
[ESTIGMA EN LA PRÁCTICA PSIQUIÁTRICA DE UN HOSPITAL GENERAL- Dr. Renato D. Alarcón]