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[PSIQUIATRÍA DE ENLACE INTERCONSULTA Y MEDICINA PSICOSOMÁTICA - Dr. Rodrigo Erazo]
en el ámbito de la especialidad (2-5). Y aunque la principal
influencia de este enfoque se ha centrado en Norteamérica, su
dominio se ha extendido por todo el mundo, en especial por
Sudamérica y por Europa. Si la psicosomática y su linaje son
europeos, la idea de una “medicina psicosomática” emigró a
Norteamérica de la mano de Félix Deutsch, que había acuñado
el concepto en la Viena de los años veinte a partir de una matriz
psicoanalítica. Deutsch fue médico internista de Sigmund Freud
y desplegó grandes esfuerzos por unir el aporte del psicoaná-
lisis a la medicina. Años más tarde, en 1939, el propio Deutsch
contribuiría a la fundación de una de las más prestigiosas
publicaciones sobre el tema en
EE.UU.,
Psychosomatic Medicine
(el mismo año de la muerte de Freud y el del comienzo de la
Segunda Guerra Mundial).
Sin embargo, la oficialización de la MP como campo de la Psiquia-
tría en
EE.UU. es mucho más reciente y no ocurrió hasta 2003,
con la creación de la subespecialidad de “Medicina Psicosomá-
tica” por el
American Board of Psychiatry and Neurology
(ABPN).
Así, al menos en la psiquiatría norteamericana, el concepto
de Medicina Psicosomática pasó a ocupar el lugar que recla-
maba desde hacía mucho, quizá desde la llegada a “América”
de esa gran oleada de inmigrantes europeos de la que formaba
parte el propio Deutsch, grupo humano que traía en su equi-
paje experiencias muy duras, conocimientos novedosos e ideas
sofisticadas que impactaron favorablemente el ámbito de la
Psiquiatría y de la Psicología de esa época.
Curiosamente, una de las figuras más importantes en el progreso
conjunto de la PsIE y la MP, no fue un psiquiatra, sino el Dr. Alan
Gregg, director médico de la División de Ciencias Médicas de la
Fundación Rockefeller, según cuenta Don Lipsitt (6,7). Durante los
años de la postguerra la psicosomática ejerció un fuerte atractivo
para el mundo médico, psiquiátrico y psicológico, e incluso para
los legos en Estados Unidos. Gregg había conocido a Freud y a
otros importantes psicoanalistas y a partir del interés que despertó
en él la nueva teoría, comprometió esfuerzos (y financiamiento,
desde luego) para la integración de las ciencias biomédicas, el
psicoanálisis y la psiquiatría, resultando así la psicosomática una
buena síntesis. De esa manera y gracias a los fondos aportados
a programas universitarios, departamentos clínicos e individuos
(desde el Servicio de Interconsulta Psiquiátrica del Massachusetts
General Hospital hasta los grants para la formación de figuras
como John Romano (8) o George Engel (9) en la U. de Rochester).
El tránsito de experiencias, investigación clínica, estadías de
perfeccionamiento, desarrollo de programas de becas, entre
otros, fertilizaron de manera cruzada tanto a las nacientes
unidades de PsIE en los hospitales generales como a los centros
universitarios, asociaciones y comités editoriales de los princi-
pales medios vinculados a la MP.
La cuestión de “la psicosomática” en general y sus variaciones
ya fue tratada por nosotros en otra parte (10), por cuanto me
centraré aquí en algunas ideas que intentarán delimitar el ámbito
de la Psiquiatría de Interconsulta y Enlace en nuestro medio, a
discutir la pertinencia de una Medicina Psicosomática y a plantear
ciertas dificultades prácticas a la hora de su implementación.
PSIQUIATRÍA DE ENLACE E INTERCONSULTA EN CHILE
Es difícil encontrar un nítido punto de encuentro de la psiquia-
tría con la medicina antes de los primeros años del siglo XX, en
Chile. Luego, ya en los primeros años del siglo, diversos autores
parecen haber contribuido a la denominación de “enlace e
interconsulta” para la actividad de la especialidad al interior del
hospital general (HG). Ya en 1922, Albert M. Barret, un psiquiatra
que fue presidente de la Asociación Psiquiátrica de Norteamérica
(APA), señalaba que “en los últimos años la psiquiatría ha obte-
nido la posición de una ciencia de enlace (
“liaison science”
) entre
la medicina y los problemas sociales” (11). Sin embargo, quien
estableció por primera vez con claridad la idea de “psiquiatría de
enlace” fue Edward G. Billings en 1939, quien más tarde crearía
la primera unidad de Psiquiatría de Enlace en el hospital general
de la Universidad de Colorado, en Denver. (12,13)
Entendemos la
Interconsulta Psiquiátrica
como: la actividad
clínica generada a partir de una demanda efectuada por otros
especialistas hacia los psiquiatras a propósito de un caso indi-
vidual que requiere evaluación, sugerencias de tratamiento,
manejo y eventual seguimiento en el contexto de un hospital
general.
Psiquiatría de Enlace:
es el conjunto de actividades
clínicas, de investigación, educación y de difusión desarro-
lladas por un servicio de Psiquiatría de un hospital general en
una relación combinada con otros grupos o departamentos de
diferentes especialidades médicas con el propósito de diseñar
programas y estrategias clínicas capaces de optimizar el manejo
integral de los problemas médicos (14).
El devenir de la Psiquiatría de Enlace e Interconsulta en Chile no ha
sido documentado en detalle. Las publicaciones que dan cuenta de
su desarrollo tanto en el ámbito de la salud pública como privada
son escasas (15-22) y las existentes tienden a privilegiar la infor-
mación sociodemográfica de las interconsultas (llamada también
consultoría o interconsultoría), suelen proporcionar datos bastante
generales respecto de la morbilidad observada o evaluada por
psiquiatras; al mismo tiempo resulta infrecuente encontrar ante-
cedentes sobre el tipo de las intervenciones efectuadas ni sus
resultados. Escasean los artículos conceptuales o las precisiones
respecto de la creación y despliegue de actividades de Enlace,
en particular, aunque existen señaladas excepciones (23,24). Se
podría intentar establecer algunas hipótesis para entender este
escenario, aunque está lejos del propósito de nuestro análisis actual
ahondar en ello. Sin embargo, si observamos el proceso de creación