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rancia al dolor, sería uno de los mecanismos de desarrollo del

temor aprendido en los pacientes de dolor crónico.

- Refuerzo, aversión y motivación:

Los estímulos de

refuerzo y aversivos tienen gran capacidad de modificar

conductas. Estudios recientes sugieren que, aún en sujetos

sanos, existe gran variabilidad en la actividad de los circuitos

de recompensa, que predice directamente la respuesta anal-

gésica a los opioides (24).

- Aprendizaje y memoria:

El dolor es un prominente estresor

emocional que puede facilitar la consolidación amnésica y el

aprendizaje. Procesos de aprendizaje, tanto implícitos como

explícitos, han sido vinculados a la mantención del dolor crónico,

donde los procesos implícitos son predominantes, los que debido

a su naturaleza inconsciente, son más difíciles de extinguir (25);

entre estos está el condicionamiento operante, el aprendizaje

social y el condicionamiento clásico.

Bajo condiciones de contingencia operante, una conducta de

dolor como es cojear, puede verse mantenida como evitación

de un estímulo doloroso actual o futuro (refuerzo negativo)

(26), o como una forma de atraer la atención hacia el “rol de

enfermo” (refuerzo positivo).

Un ejemplo de aprendizaje social o “

modeling

” se ha visto en

dolor crónico pediátrico, con una alta incidencia de problemas

de dolor entre los padres de estos niños (27).

Por último, una forma de condicionamiento clásico es la adqui-

sición de un temor aprendido, frente a lo que antes era un estí-

mulo neutral, como un examen médico. Si este inicialmente

se relacionó con una experiencia dolorosa, más adelante el

mismo estímulo evoca una respuesta condicionada, como el

aumento de la frecuencia cardíaca al acercarse el médico.

C. FACTORES DE RIESGO PRE MÓRBIDO Y DOLOR

- Trauma físico o psicológico previo:

Ya a finales de los

años 50 se planteó la relación existente entre el abuso físico

y psicológico y el posterior desarrollo de dolor crónico. Entre

los tipos de abuso, el abuso sexual, tanto en hombres como

en mujeres, parece conferir la mayor predisposición para la

cronificación del dolor (28-34).

- Disfunción social:

Se ha visto que la exclusión social o

bullying

,

el aislamiento y la pérdida de redes de apoyo, contribuirían a una

sensibilización cruzada, afectando la percepción del dolor físico.

- Catastrofización:

Es un estado cognitivo caracterizado por

un pensamiento negativo, magnificación y rumiación acerca

del dolor. La catastrofización es un factor cognitivo de vulne-

rabilidad, que puede precipitar síntomas depresivos.

- Estatus social:

El nivel social bajo, habitualmente tiene

un efecto negativo en la epidemiología del dolor crónico.

Algunos factores relacionados con el bajo estatus social son

obesidad, bajo nivel educacional e inequidades en el acceso a

la atención en salud.

- Género:

Niñas post púberes tienen mayor prevalencia de

dolor crónico que niños. Habría varios factores fisiológicos,

como las hormonas y menopausia, que contribuirían a estas

diferencias. También influye el que las mujeres son más

proclives a reportar su dolor (35-38).

Si bien han sido publicados muchos reportes de diferencias

de acuerdo al género, en relación a los factores psicológicos

involucrados en dolor crónico, los hallazgos no han sido

concluyentes (39-42).

V. TRATAMIENTO MULTIDISCIPLINARIO

Cuando nos enfrentamos a un paciente con dolor persistente,

sabemos que no hay un tratamiento específico para una forma

de dolor, especialmente en los síndromes de dolor crónico;

aquí es donde toma relevancia la integración de modalidades

terapéuticas, en equipos multidisciplinarios que trabajan en

forma coordinada, para establecer el diagnóstico y desarrollar

la estrategia terapéutica.

La complejidad de los mecanismos neurofisiológicos que

intervienen en el mantenimiento del dolor crónico, explica

que a menudo fracasen en la obtención del alivio, las terapias

individuales.

Los médicos de atención primaria son quienes, con mayor

frecuencia, tratan pacientes con dolor crónico, los que depen-

diendo de la complejidad o especificidad del cuadro, necesitan

de la visión del equipo multidisciplinario, donde especialidades

como la Anestesiología, Fisiatría y Rehabilitación, Psiquiatría,

Psicología, Neurología, Traumatología y Odontología, entre

otros, deben manejar en forma conjunta un objetivo común,

este es el alivio del dolor crónico persistente.

Es necesario también señalar que el tratamiento no adecuado

del dolor agudo, puede conducir a su cronificación y la persis-

tencia del dolor crónico puede desencadenar alteraciones en

la esfera psicosocial, con respuestas psicológicas diversas, ya

que el individuo no encuentra significado a su dolor, pues este

no juega un papel de alarma biológica, frente a un peligro que

pueda ser evitado o tratado.

Las publicaciones científicas dedicadas a la investigación del

dolor, suelen incluir estudios de distintas disciplinas, debido

a que un enfoque sólo organicista, no abarca la comprensión

integral del dolor (43, 44).

[DOLOR CRÓNICO Y PSIQUIATRÍA - Dra. Lina Ortiz y col.]