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B. Variables cognitivas

Ideas y creencias en torno a la enfermedad, que con

frecuencia son erradas o están hipertrofiadas por experiencias

pasadas del sujeto o personas cercanas a él.

Temores asociados y pensamientos catastróficos en relación

al pronóstico. Especialmente en aquellos pacientes con rasgos

de personalidad obsesivos y tendencia a la “rumiación”, que

se caracterizan por ver el “peor de los escenarios” o la situa-

ción menos frecuente e improbable como el desenlace de su

cuadro.

C. Rasgos de personalidad:

Pueden ser facilitadores de

una mayor tendencia a la somatización y cronificación de los

síntomas.

1. Alexitimia:

Es la dificultad para identificar y describir

sentimientos; son individuos con un pensamiento práctico,

concreto, sin un correlato emocional.

2. Sobreadaptación:

Son aquellos sujetos híper eficaces,

con altos niveles de autoexigencia, con gran capacidad de

trabajo, que asumen roles y responsabilidades desmedidas. Se

adaptan rígidamente a la realidad, “pase lo que pase, siguen

adelante”.

D. Historia de vida, que incluye el historial médico y

sintomatológico

Enfermedades, dolencias, síntomas previos y respuesta a los

tratamientos; tiempos de recuperación.

Carencias afectivas en la temprana infancia, vivencias trau-

máticas, violencia intra familiar, abuso sexual, pérdidas,

duelos no resueltos.

Capacidad de resiliencia, dada por la posibilidad de adap-

tarse a situaciones de estrés.

Redes de apoyo, referidas al medio familiar, social o laboral

en que se encuentra insertado el paciente. Si tiene o no

contacto con su familia de origen, las relaciones con su familia

nuclear; el tipo de trabajo y el ambiente en que se desem-

peña; la pertenencia a grupos de amigos o comunidades.

Estas redes son fundamentales en el acompañamiento y la

contención que necesita el paciente, a lo largo de todo su

tratamiento.

Impacto que ha producido el dolor en la calidad de vida, en

la relación de pareja, en el entorno familiar, social y laboral.

F. Patrones relacionales

El modo en que el paciente se relaciona en su vida, también

estará presente en la relación con el equipo o médicos

tratantes.

Roles de los profesionales, que deben ser claramente expli-

citados, evitando la actitud paternalista y haciendo al paciente

responsable de su tratamiento.

Limitar las demandas y adecuar las expectativas del paciente,

que pueden ser muy irreales y lo llevarán a experimentar

intensos sentimientos de abandono y frustración.

El psiquiatra y/o psicólogo debe alertar y apoyar al equipo

tratante cuando se trata de un paciente con rasgos de perso-

nalidad muy anormales, que van a obstaculizar el trabajo. Por

ejemplo, aquellos pacientes desconfiados, maltratadores,

muy inseguros, obsesivos, excesivamente demandantes o

autorreferentes, lo que se describe como “paciente difícil”.

G. Pronóstico

Adherencia y respuesta al tratamiento, que van a depender

en una importante medida de la “alianza terapéutica” que se

logre establecer con el paciente.

Capacidad de “

insight

”, entendiendo esta como la capacidad

de “mirarse” y tomar distancia de lo que está ocurriendo, para

poder conectarse con sus emociones, condición fundamental

para que pueda trabajarse en psicoterapia.

H. Mecanismos de afrontamiento o “

coping

Adaptativos:

El hecho de que el paciente tenga un rol activo

y participativo y que tenga una buena adherencia, favorecerá

una mejor respuesta.

Desadaptativos:

Aquel paciente que juega un rol pasivo, de

espectador y que tiene una pobre adherencia, tendrá una

peor respuesta al tratamiento.

I. Aspectos gananciales

Es fundamental conocer la situación vital del paciente y poder

entrevistar a alguien cercano a él, para entender qué rol está

cumpliendo la “enfermedad” en la vida de este paciente y cuál

es el “beneficio” que obtiene al estar enfermo.

Muchas veces estas llamadas “ganancias secundarias” pueden

parecer no tener sentido o ser mínimas en relación al costo

que está teniendo la enfermedad para el paciente. Sin

embargo, estos procesos psicológicos son inconscientes, y

más que enjuiciarlos, debe trabajarse en ellos.

VII. INTERVENCIONES ESPECÍFICAS

-Psicofármacos

El uso de psicofármacos va a depender de la sintomatología

del paciente. Con frecuencia es necesario tratar “insomnio,

angustia, expectación ansiosa”, entre otros. Para esto se utilizan

antidepresivos que sean buenos ansiolíticos, benzodiacepinas

con mucha cautela por el potencial adictivo, algunos neuro-

moduladores como duloxetina y gabapentiniodes.

-Psicoterapias

Las intervenciones psicoterapéuticas pueden ir desde terapias

de apoyo, terapia cognitivo conductual, terapia interpersonal,

intervenciones familiares y/o de parejas.

[DOLOR CRÓNICO Y PSIQUIATRÍA - Dra. Lina Ortiz y col.]