J. Miguelena
et al.
/ Cir Cardiov. 2016;
23(3)
:113–118
117
estudiados en pocas series, se está generalmente de acuerdo en con-
traindicar
la cirugía cardiaca programada con CEC en pacientes con
cirrosis en estadio Child B y C. Así, por ejemplo, en un estudio publi-
cado por Hayashida et al
. 6 se concluye que pacientes con cirrosis en
estadio Child A
toleran
cirugía
cardiaca
satisfactoriamente
a pesar
de una alta
incidencia de
complicaciones mayores y que pacientes
con
cirrosis más
avanzada
(Child B
y C) presentan una morbimor-
talidad muy elevada, contraindicándose
la cirugía cardiaca en estos
pacientes.
Sin
embargo,
en
2004
se
publicó
un
estudio
retrospectivo,
con
una
serie de 18 pacientes, 5 de
los cuales padecían cirrosis en esta-
dio
B
y
C
de
Child
que
fueron
sometidos
a
cirugía
cardiaca
sin
mortalidad
intrahospitalaria, a pesar de una tasa de complicaciones
mayores del 80
% 16 .Nuestros
resultados
reflejan
que
la
presencia
de
hepatopatía
crónica es un
factor que
influye en
la mortalidad global de nuestra
serie,
aumentando
la mortalidad del 19,2%
al 37%
en
los pacientes
que presentaban
cirrosis. Además,
la presencia de
complicaciones
mayores en
los pacientes hepatópatas
fue muy elevada
(77,1%).
El
porcentaje
de
pacientes
con
cirrosis
remitidos
a
cirugía
en
nuestra
serie es del 25,9%, porcentaje
comparable
con
las
series de
pacientes
sin
hepatopatía,
donde
se
realiza
indicación
quirúrgica
entre el 25-30% de
los
casos de EI activa. Por
tanto,
la presencia de
cirrosis hepática no
fue un
factor que de
entrada
contraindicara
la
cirugía en
los pacientes
tratados en nuestro
centro.
Una observación destacable es que el EuroSCORE pierde su capa-
cidad
predictiva
en
este
grupo
de
pacientes,
principalmente
en
estadios
avanzados
de
enfermedad
hepática,
ya
que
infraestima
notablemente
la mortalidad quirúrgica.
Analizando
de manera
conjunta
los
3
grupos
de
hepatopatía,
la mortalidad observada
en
los pacientes
intervenidos quirúrgica-
mente
fue del 50%. No obstante, existe una tendencia
lineal positiva
significativa entre
los grupos de gravedad de
la
cirrosis, existiendo
menor mortalidad de
los pacientes quirúrgicos en
los estadios
ini-
ciales.
En
estadios más
avanzados
(grupos
B
y
C),
la mortalidad
quirúrgica
supera
al manejo médico
conservador,
pero
hay
que
tener
en
cuenta
que
la
indicación
quirúrgica
en
estos
pacientes
se
realiza
en
el
25-30%
de
los
casos
con
peor
pronóstico,
proba-
blemente
por
la
presencia
de
insuficiencia
cardiaca,
disfunciones
valvulares severas o abscesos
intracardiacos, entidades que sin
tra-
tamiento quirúrgico presentan una mortalidad
superior al 50%.
Dado
el
alto
riesgo
quirúrgico
que
estos
pacientes
presentan
y
teniendo en cuenta el mal pronóstico que por sí solo supone
la pre-
sencia
de
cirrosis
hepática,
que
se
sitúa
en
torno
al
60
y
el
35%
de
supervivencia
a
2
a˜nos
en
los
estadios B
y C de Child,
respecti-
vamente, se debe
individualizar cuidadosamente cada paciente a
la
hora de decidir el manejo terapéuticomás adecuado. De este modo,
la
indicación quirúrgica
se debe
realizar balanceando el
riesgo que
estos
pacientes
presentan
con
el manejo
conservador
exclusivo
y
teniendo en cuenta además
la presencia de otros
factores preopera-
torios que
influyen
significativamente
en
la mortalidad,
como
son
la edad avanzada y
la endocarditis
sobre válvula protésica.
Limitaciones del
estudio
A pesar de
tratarse de un
estudio
retrospectivo que
abarca
casi
30
a˜nos,
las principales
limitaciones del mismo derivan del
relati-
vamente
peque˜no
tama˜no muestral
en
el
grupo
de
pacientes
con
hepatopatía, principalmente en
los grupos B y C de Child.
Por
otra
parte,
aunque
se
ha
demostrado
una
tendencia
lineal
creciente
significativa
de mortalidad
entre
los
distintos
grados
de
enfermedad
hepática,
el
escaso
número
de
pacientes,
principal-
mente quirúrgicos, en estadios avanzados de enfermedad dificulta
el
llegar a conclusiones significativas sobre
la mortalidad exacta en
estos pacientes.
Conclusiones
La
presencia
de
enfermedad
hepática
en
los
pacientes
con
EI
condiciona un empeoramiento considerable del pronóstico, ya sean
tratados
de
manera
quirúrgica
o
conservadora,
aumentando
la
mortalidad del 19,2 al 33% en pacientes
con hepatopatía y
con una
tasa
de
complicaciones mayores muy
elevada
(77,1%).
Existe
una
tendencia
lineal
significativa
en
la mortalidad
según
el
estadio de
Child-Pugh,
tanto
en
los
pacientes
intervenidos
quirúrgicamente
como en
los no operados.
Aunque
la
mortalidad
global
de
los
pacientes
operados
con
hepatopatía
alcanza
cifras
del
50%
en
nuestra
serie,
la
indicación
quirúrgica se hace en casos con peor pronóstico, con cifras de mor-
talidad
estimada mayores
del
50%
si
fueran
tratados
de manera
conservadora exclusivamente.
En nuestra
serie, el EuroSCORE
infraestima
la mortalidad en
los
pacientes
cirróticos
intervenidos
quirúrgicamente,
sobre
todo
en
los estadios B y C de Child-Pugh.
Los pacientes
en
estadio A que
fueron
intervenidos quirúrgica-
mente,
presentaron
una mortalidad
inferior
a
la
de
los
pacientes
que
fueron
tratados de manera conservadora. En estadios de cirro-
sis más avanzados,
la elevada mortalidad observada obliga a hacer
la
indicación
quirúrgica
de manera
individualizada,
teniendo
en
cuenta el pronóstico de
la enfermedad hepática por
sí
sola, el pro-
nóstico
esperado
con
el
manejo
conservador
y
la
presencia
de
otros
factores
como
la
edad
avanzada,
la
presencia
de
insuficien-
cia
cardiaca o abscesos y
la endocarditis
sobre prótesis, ya que
son
situaciones que
se asocian a peores
resultados.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales.
Los autores declaran que para
esta
investigaciónno se han realizado experimentos en seres huma-
nos ni en animales.
Confidencialidad
de
los
datos.
Los
autores
declaran
que
en
este
artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a
la privacidad y consentimiento
informado.
Los auto-
res declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Conflicto de
intereses
Los autores declaran no
tener ningún
conflicto de
intereses.
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