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En Chile

también existen investigaciones respecto al acoso escolar.

La Encuesta Nacional de Violencia Escolar, que realizó el Ministerio

del Interior de Chile en 2007, indicó que el 10,7% de los estudiantes

reportaron

bullying

de parte de sus compañeros, presentándose un

7,6% en colegios particulares; un 9,8% en subvencionados y un 12%

en municipales (10). Las estadísticas de los estudios nacionales sugieren

que la violencia escolar en nuestro país ha disminuido, excepto en actos

de agresión más grave como agresiones sexuales, robo y porte de armas

(14,16).

En una encuesta realizada en agosto de 2010 a 1365 estudiantes de

7

mo

a 4

to

de Enseñanza Media, un 8% de los adolescentes manifestó

haberse sentido víctima de agresión por internet. En situación de

bullying

un 43% fueron testigos, ajenos 41%, victimarios 5% y

víctimas 9% (17).

Una encuesta mundial que realizó la OMS sobre violencia y salud de

estudiantes entre 13 y 15 años, en la cual participó Chile, indicó que un

42% de las mujeres y un 50% de los varones reportaron haber sufrido

acoso escolar en los últimos 30 días, en un contexto en que el reporte

de los demás países fluctuaba entre el 20 y el 65% (10).

IMPACTO DEL

BULLYING

EN EL DESARROLLO Y SALUD

MENTAL, A CORTO Y A LARGO PLAZO

Las investigaciones muestran que el

bullying

puede afectar a todos

los involucrados, no sólo a los participantes, sino también al entorno

más amplio: a los padres, a las familias, a la escuela y a la comunidad

en general (Sullivan, 2004) (5). Afecta la formación de la identidad

personal y social de los alumnos o jóvenes que sufren de maltrato por

parte de pares. Estos efectos interfieren el desarrollo social, emocional y

caracterológico, pudiendo perdurar a lo largo de toda la vida, afectando

la estabilidad emocional, la seguridad o confianza en sí mismo, el

sentido del propio valor y la confianza en los vínculos (4). Las víctimas

son las que más sufren: se describe que les produce miedo, baja de

autoestima, pérdida de la autoconfianza, el aislamiento o el rechazo

social, ausentismo escolar, disminución del rendimiento académico.

Los estudios muestran además que ellos presentan diversos problemas

psicosomáticos como cefaleas, dolores abdominales, espalda, cuello,

problemas para dormir, enuresis, problemas respiratorios, baja del

apetito. A nivel de la salud mental presentan ansiedad, fobia social,

depresión, tendencias suicidas, entre otros, que dejan huella a corto,

mediano y largo plazo (2,3,5,6,7,22).

Los escolares victimizados tendrían dos veces más probabilidades de tener

problemas psicosomáticos, lo cual fue mostrado en un metaanálisis de

una gran muestra de estudios (6). Se estudió la relación del

bullying

con

enfermedades psiquiátricas y se observó mayor riesgo de ser víctima de

acoso, especialmente en los pacientes con Trastornos del Ánimo (3,26).

Un estudio de estudiantes chilenos en Enseñanza Media (15), concluyó

que la intimidación es común en estudiantes chilenos; el acoso y los

síntomas depresivos están estrechamente vinculados igual que en otros

países del mundo (13).

Los agresores no se salvan de los efectos del problema, dado que los

patrones de conducta agresivos y disruptivos que muestran, pueden

mantenerse y generalizarse. Disminuye su capacidad de comprensión

moral y empatía, se acostumbran a vivir abusando de los demás, lo

que les impide que se integren de forma adecuada en la vida social.

Se identifican con un estilo violento de interacción. Se describen en

ellos problemas académicos, de salud mental, uso de sustancias y

criminalidad (6-8, 3).

El fenómeno

bullying

tiene consecuencias adversas además en los

espectadores (23-25) en quienes puede producir problemas semejantes

a los que se dan en la víctima o en el agresor, pero en menor grado

(miedo a poder ser la víctima de un agresor similar, reducción de la

empatía). También contribuye a que aumente la falta de sensibilidad,

la apatía y la falta de solidaridad respecto a los problemas de los

demás, características que incrementan el riesgo de que sean en el

futuro protagonistas directos de la violencia (3). En el

contexto

institucional

en el que se produce la violencia, reduce la calidad de

vida de las personas, dificulta el logro de la mayoría de sus objetivos

(transmisión de valores, aprendizaje, calidad del trabajo) y hace que

aumenten los problemas y tensiones que la provocaron, pudiendo

activar una escalada de graves consecuencias. En el

resto de la

sociedad,

la violencia escolar reproduce un modelo de organización

social caracterizado por el dominio y la sumisión, que representa la

antítesis de los valores de igualdad, tolerancia y paz con los que se

identifica nuestra comunidad (3).

MODELOS DE ABORDAJE

Existe una variedad de estrategias utilizadas conmayor omenor éxito para

combatir el

bullying

al interior de los establecimientos educacionales. Es

importante mencionar que cualquier método o programa de prevención

y reparación de

bullying

debe considerar elementos contextuales

escolares relevantes sobre los que este fenómeno crece y se desarrolla.

Se trata de un fenómeno de carácter sistémico, cuyos procesos son

activados por múltiples actores a diferentes niveles, desde el macro

sistema de una sociedad al micro sistema de una relación entre un

bully

y su víctima. Dentro del contexto escolar se debe considerar a

los alumnos involucrados, a los observadores, a los profesores y a los

padres, en la evaluación de las situaciones en las que se expresa el

acoso escolar.

El desarrollo emocional y social se fundamenta en relaciones sanas

y positivas que fomenten un sentido de reconocimiento, respeto y

valoración en todos los integrantes de la comunidad escolar, pero

especialmente en la relación entre profesores y alumnos.

Este tipo de vinculación supone que los colegios cuenten con docentes

seleccionados, no sólo en base a sus competencias académicas sino

[QUÉ SE SABE DE BULLYING - Ps. Ricardo Musalem B. y col.]