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Según Stan Davis (40) es importante manejar variables del contexto en

la agresión relacional. Para ello es necesario:

1. Identificar y regular los comportamientos sutiles asociados a agresión

y

bullying

a nivel de actitudes, elementos no verbales e implícitos

2. Promover en los jóvenes relaciones sanas y que se vinculen

con aquellos que los respetan, evitando así amistades abusivas o

maltratadoras

3. Comprometer a los observadores para que no se mantengan pasivos

frente al abuso o maltrato entre pares, buscando persuadir a los

jóvenes que sean actores activos en el cuidado de la convivencia y el

respeto

4. Contemplar sanciones para chismes y rumores, exclusión arbitraria

y otras actitudes que lastimen la imagen social o autoestima de los

alumnos

En términos de estrategias formativas generales para construir un contexto de

convivencia sana se debe promover el respeto y la inclusión, el desarrollo de

una cultura de aceptación y resolución constructiva de conflictos, campañas y

mensajes que promuevan relaciones de respeto y permitan tomar consciencia

sobre la gravedad del acoso escolar, formación directa acerca de dinámicas

sociales asociadas al

bullying

, derechos y deberes en la convivencia, entrenar

en empatía, aceptación de la diversidad, desarrollo de habilidades de

resolución constructiva de conflictos y promoción de la cooperación.

La cooperación tiene un enorme efecto como factor protector de

dinámicas de

bullying

, al unir las voluntades de los jóvenes en torno a

una meta común, involucrando sus destinos, sus recursos, necesidades

y fortalezas, de manera de producir un circuito beneficioso en el cual

los jóvenes interactúan necesitando unos de otros para lograr avanzar y

salir adelante. Estas dinámicas promueven la solidaridad, la gratitud, el

respeto, la valoración y el reconocimiento mutuo.

Entre otras estrategias que se sugieren para las escuelas destacan:

1. Conformar comités de convivencia y prevención de la intimidación

2. Establecer reglas claras tanto en el colegio como en el grupo curso,

las cuales promuevan la inclusión, el respeto y el derecho de estudiar

en un lugar seguro. Estas reglas deben ser construidas en conjunto,

de manera que interpreten las creencias y principios de toda la

comunidad

3. Capacitar a todo el personal del colegio buscando crear una

cultura de seguridad y respeto, descartando mitos que mantienen la

intimidación

4. Involucrar a los padres

5. Generar estrategias de abordaje de contingencias, manejo de

argumentos de los hostigadores, administración de consecuencias

LEGISLACIÓN VIGENTE Y SU IMPLEMENTACIÓN

En Chile existe la Ley de Violencia Escolar Nº 20.536, promulgada el

8 de septiembre de 2011 y que entró en vigencia el 17 de septiembre

de ese mismo año. En esta se entiende por acoso

“toda acción u omisión

constitutiva de agresión u hostigamiento reiterado, realizada fuera o dentro

del establecimiento educacional por estudiantes que, en forma individual

o colectiva, atenten en contra de otro estudiante, valiéndose para ello de

una situación de superioridad o de indefensión del estudiante afectado,

que provoque en este último, maltrato, humillación o fundado temor de

verse expuesto a un mal de carácter grave, ya sea por medios tecnológicos

o cualquier otro medio, tomando en cuenta su edad y condición"

(19).

Este cuerpo legal obliga a los miembros de la comunidad escolar

a evitar toda acción de violencia física o psicológica cometidos por

cualquier medio. Busca promover la seguridad al interior de los colegios

del país, enfatizando la convivencia escolar. La ley exige a los colegios

y escuelas contar con un encargado de convivencia y un comité de

convivencia escolar, responsables de manejar y resolver situaciones de

hostigamiento o matonaje. La ley desafía a lograr políticas públicas que

desarrollen planes, programas y proyectos en todas las comunidades del

país para influir en este fenómeno (3,16,18).

CONCLUSIONES

El acoso escolar es un fenómeno social que se produce en grupos, es

relativamente estable, se instala en contextos y dinámicas de las que la

víctima tiene pocas posibilidades de salir. Se relaciona con la búsqueda

y conservación de equilibrios de estatus al interior de los grupos,

existiendo roles definidos de los actores, perpetradores, víctimas,

espectadores, cómplices y otras situaciones en que se combinan roles.

Las múltiples investigaciones existentes muestran que el

bullying

es

un problema real y grave en las escuelas, independiente de los países,

del tamaño de los establecimientos, de la diversidad cultural, del nivel

socioeconómico de los estudiantes o de la dependencia educacional de

los colegios. Es un problema transversal en los colegios y escuelas de

nuestros tiempos (10).

El acoso escolar puede tener efectos severos en la salud mental y el

desarrollo socioemocional de los jóvenes, generando patologías de la

personalidad o del ánimo que pueden perdurar hasta la vida adulta.

Ser victimizado por períodos prolongados está fuertemente asociado

a conductas de riesgo en la adolescencia como consumo de alcohol,

fumar cigarrillos y relaciones sexuales a los 15 años (2,20).

Los adultos tienen frecuentemente dificultades para pesquisar dinámicas

de

bullying

más sutiles, asociadas a agresión relacional.

Los pediatras pueden jugar un papel muy importante ayudando a

identificar a niños que están en riesgo o experimentan acoso escolar, con

consecuencias negativas para la salud física, psicológica y educacional

(6). Los programas ayudan a la salud de los adolescentes, al reducir las

conductas de riesgo (20). El tratamiento no es sólo para la víctima sino

también para agresor(es) y espectadores (3,18,23-25). Desenvolverse en

ambientes cálidos y positivos disminuye el efecto del

bullying

(13,30).

[QUÉ SE SABE DE BULLYING - Ps. Ricardo Musalem B. y col.]