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Las exploraciones de imágenes de las glándulas suprarrenales

se realizan actualmente con el empleo de TAC, RM o técnicas

radioisotópicas basadas en colesterol marcado radiactivamente;

sin embargo, los adenomas observados en la TAC o la RM pueden

deberse, de hecho, a una hiperplasia (7).

Cuando se documenta un HAP unilateral causado por un

adenoma productor de aldosterona o por hiperplasia adrenal

unilateral, el tratamiento de elección es la adrenalectomía lapa-

roscópica unilateral, mientras que para los pacientes con HAP

bilateral (Hiperplasia adrenal idiopática y adenoma bilateral), está

indicado el tratamiento con antagonistas del receptor mineralo-

corticoideo; el HAP sensible a Glucocorticoides se puede tratar

con una dosis baja de un Glucocorticoide de acción prolongada,

como la dexametasona.

El tratamiento quirúrgico para pacientes con HAP unilateral ha

demostrado ser capaz de mejorar las concentraciones postope-

ratorias de Potasio sérico en casi el 100% de los pacientes cuando

el diagnóstico y la indicación de adrenalectomía se basan en

muestras adrenales venosas. La HTA se cura (PA

<

140/90 mmHg

sin medicación antihipertensiva) en alrededor del 50% de los

pacientes con HAP, tras la adrenalectomía unilateral.

La probabilidad de curarse es mayor para los pacientes que no

tienen más de un familiar de primer grado con HTA, que son

tratados con un máximo de dos fármacos antihipertensivos antes

de la operación, son más jóvenes y que cursan con HTA de menor

duración y sin remodelación vascular.

Los antagonistas del receptor mineralocorticoideo (espirono-

lactona, eplerenona) están indicados para pacientes con enfer-

medad adrenal bilateral y pacientes que, por una u otra razón,

no se someten a cirugía por HAP unilateral. La dosis inicial de

espironolactona debe ser 12,5 - 25 mg diarios en una toma;

se debe calcular la dosis efectiva más baja y aumentarla poco

a poco hasta llegar a 100 mg/día o más. La incidencia de gine-

comastia con espironolactona depende de la dosis, en tanto

que se desconoce la incidencia exacta de trastornos mens-

truales en mujeres pre-menopáusicas. Se puede agregar una

pequeña dosis de diuréticos tiazídicos, triamterene o amilorida

para evitar el empleo de dosis más altas de espironolactona, que

puede producir efectos secundarios.

La eplerenona es un nuevo antagonista selectivo del receptor

mineralocorticoideo sin efecto agonista antiandrogénico ni de

progesterona, por lo que genera menos efectos secundarios; sin

embargo, tiene el 60% del poder antagonista de la espironolac-

tona (3). Debido a la corta duración de su acción, son necesarias

varias dosis al día (con una dosis inicial de 25 mg, dos veces al

día). En un estudio aleatorizado, doble ciego y de 16 semanas

de duración, en el que se comparó el efecto antihipertensivo

de eplerenona (100 - 300 mg una vez al día) y espironolactona

(75 - 225 mg una vez al día), la espironolactona fue significati-

vamente superior a la eplerenona en la reducción de la PA en el

HAP (13).

4. Feocromocitoma

Este tumor fue descubierto en 1886, en una mujer de 18 años

que falleció 10 días después de su ingreso al hospital con el diag-

nóstico de HTA maligna. En la autopsia, se encontró un tumor

adrenal bilateral que fue considerado un “sarcoma y angiosar-

coma” (8).

El feocromocitoma es un estado hipertensivo secundario muy

poco frecuente (un 0,2 - 0,4% del total de casos de presión

arterial elevada), que tiene una incidencia anual estimada de

2 - 8 casos por millón de habitantes; puede ser hereditario o

adquirido. Se produce HTA en alrededor del 70% de los casos

de feocromocitoma, que puede ser estable o paroxística (es

decir, manifestada por síntomas como cefalea, sudoración,

palpitaciones o palidez), en proporciones aproximadamente

iguales.

El diagnóstico se basa en la demostración de un aumento de

catecolaminas o sus metabolitos en plasma o en orina; puede

confirmarse con pruebas farmacológicas que deben preceder a

la realización de exploraciones de imágenes funcionales dise-

ñadas para localizar el tumor. La prueba que alcanza una mayor

sensibilidad (un 97 - 98%) es la determinación de metanefrinas

libres en plasma, junto con la de metanefrinas en orina; sin

embargo, puesto que la determinación de metanefrinas libres

en plasma no es una prueba generalmente disponible para el

diagnóstico sistemático, la determinación de metanefrinas y

catecolaminas urinarias continúa siendo el método diagnóstico

de elección. Los valores muy altos no requieren otras pruebas;

en cambio, si los valores plasmáticos o urinarios tienen solo una

elevación modesta, aunque se tenga una clara sospecha clínica

de feocromocitoma, pueden realizarse pruebas de estimulación

o supresión con glucagón o clonidina, respectivamente. Si los

resultados de las pruebas bioquímicas están en el límite de la

normalidad, dada la especificidad limitada de las respuestas

a las pruebas farmacológicas, muchos clínicos prefieren pasar

directamente a los métodos de diagnóstico por imágenes. La

prueba de Glucagón debe realizarse después que el paciente

haya sido tratado de manera efectiva con un antagonista de

los receptores alfaadrenérgicos, con el objeto de prevenir una

elevación importante de la presión arterial tras la inyección de

la hormona; la prueba de supresión con clonidina se considera

negativa cuando hay una reducción notable de las Catecola-

minas plasmáticas.

Una vez establecido el diagnóstico de feocromocitoma, es obli-

gatoria la localización del tumor; el 95% de ellos se encuentra

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(2) 164-174]