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en las glándulas suprarrenales o cerca de ellas y, puesto que a

menudosetratadetumoresgrandes,avecesselespuededetectar

mediante ecografía. Sin embargo, las técnicas más sensibles

(98-100%) son la TAC y especialmente la RM, que no obstante,

tiene baja especificidad (50%).

Hay varios trastornos familiares que se asocian a un aumento de

la incidencia de feocromocitomas, entre los que se encuentran

la Neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (NEM2), la Enfermedad

de von Hippel-Lindau (VHL) y la neurofibromatosis tipo 1; los

paragangliomas familiares se agrupan también con el feocro-

mocitoma.

El tratamiento definitivo requiere la extirpación del tumor. Previa-

mente, debe realizarse una preparación adecuada del paciente;

ello requiere la introducción de un bloqueador de receptores

adrenérgicos alfa y, después de un tratamiento suficiente con

este fármaco, pueden introducirse bloqueadores beta. A conti-

nuación, puede practicarse la extirpación quirúrgica, que en la

actualidad se realiza a menudo por vía laparoscópica, aunque

después de una reposición adecuada de líquidos; esto es nece-

sario porque la exposición prolongada al feocromocitoma causa

natriuresis por presión y venoconstricción, con marcada deple-

ción de volumen (7).

5. Síndrome de Cushing

El síndrome de Cushing afecta a menos del 0,1% de la población

general. La hipertensión es una manifestación muy frecuente y se

da en alrededor del 80% de estos pacientes, con una prevalencia

del 50% cuando la enfermedad se da en niños y adolescentes.

Generalmente, el hábito corporal característico del paciente

sugiere el diagnóstico.

La determinación de la excreción de cortisol urinario de 24 horas es

la prueba diagnóstica más práctica y fiable; un valor

>

110 mmol

(40 μg) es clara señal de síndrome de Cushing.

El diagnóstico se confirma mediante la prueba de supresión con

dexametasona a dosis bajas durante dos días (0,5 mg/6 horas en

8 dosis) o con la prueba de supresión con dexametasona de una

noche (1 mg a las 23:00 horas). En la prueba de dos días, una

excreción de cortisol urinario superior a 27 mmol/l 10 μg/dl al día

2 indica un síndrome de Cushing; lo mismo ocurre si la concen-

tración plasmática de cortisol es superior a 140 mmol/l (5 μg/dl)

a las 8:00 horas en la prueba de una noche. Un resultado normal

descarta la posibilidad de un síndrome de Cushing. Reciente-

mente, se ha propuesto la determinación de Cortisol en saliva o

suero a mitad/final de la noche como método de diagnóstico más

sencillo (14).

Es preciso utilizar otras pruebas y técnicas de imagen para dife-

renciar las diversas formas del síndrome (7).

6. Síndrome de Apnea - Hipopnea del Sueño (SAHOS)

El SAHOS se caracteriza por episodios recurrentes de cese del flujo

aéreo respiratorio como consecuencia de un colapso inspiratorio

de las vías respiratorias altas durante el sueño, con la consiguiente

reducción de la saturación de oxígeno.

Es importante tener presente el SAHOS en los pacientes obesos,

especialmente en aquellos con una HTA resistente al tratamiento

farmacológico habitual. También debe investigarse un posible

SAHOS en los pacientes hipertensos calificados como

non-dippers

(ausencia de reducción nocturna de la PA), en los registros ambu-

latorios de PA.

Los signos y síntomas consisten en somnolencia diurna, deterioro

de la concentración, sueño no reparador y agitado, episodios de

ahogo durante el sueño, apneas presenciadas, nicturia, irritabi-

lidad y alteraciones de la personalidad, reducción de la libido y

aumento de los accidentes de tránsito.

Cuando se sospecha su presencia, debe utilizarse uno de los

cuestionarios validados, la

Epworth Sleepiness Scale

o el

Berlin

Questionnaire.

La polisomnografía continúa siendo el estándar

de instrumento diagnóstico para valorar las alteraciones de

la respiración durante el sueño. El índice de apnea-hipopnea

(es decir, el número de episodios de apnea e hipopnea por

hora), se utiliza como indicador de la presencia y gravedad del

síndrome: un índice de apnea-hipopnea de 5 a 15 indica una

apnea leve;

de 15 a 30, una

apnea moderada;

y

>

30,

una

apnea grave.

El SAHOS no tratado puede tener un efecto negativo directo en

la función y la estructura cardiovasculares a través de diversos

mecanismos, como la activación simpática, el estrés oxidativo,

la inflamación y la disfunción endotelial. La pérdida de peso en

individuos obesos mejora el síndrome, al igual que el uso de

equipos de respiración con presión positiva (7).

La asociación entre SAHOS e HTA está bien documentada,

especialmente en presencia de HTA nocturna; el SAHOS

parece ser causa de una gran proporción de casos de aumento

de la PA o de la ausencia de una reducción de la PA durante

el descanso. Aunque un escaso número de estudios prospec-

tivos han relacionado el SAHOS grave con morbimortalidad

CV y mortalidad por todas las causas, esta relación parece

ser más estrecha para el Ataque Cerebrovascular (ACV) que

para la enfermedad coronaria (EC) y débil para el SAHOS leve

a moderado (15).

La cuestión de si se debe monitorizar sistemáticamente las varia-

bles CV y respiratoria durante el descanso de sujetos con HTA

resistente es un debate abierto, y hasta la fecha no se han reali-

zado análisis de costo – efectividad; por el momento, antes de

[HIPERTENSIÓN ARTERIAL SECUNDARIA EN EL ADULTO: EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA Y MANEJO - Dr. Rafael Rondanelli I. y col.]