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El riesgo de desarrollar cáncer de esófago en pacientes con

EB se incrementa al menos 30 veces por encima de la pobla-

ción general, pero el riesgo absoluto de desarrollar cáncer

es bajo.

Estimaciones de riesgo de cáncer para los pacientes con EB en

base a la información disponible exponen lo siguiente:

- Para la población general de pacientes con EB, el riesgo de

ADC de esófago es de aproximadamente 0,25% anual.

- Para los pacientes con DAG, la tasa de desarrollo de cáncer es

de 4 a 8% por año.

- Para los pacientes con DBG, el riesgo de cáncer es tan mal

definido que no es posible proporcionar una estimación precisa.

El problema principal radica en que en algunos estudios la

DBG se encuentra sobre diagnosticada, dificultando establecer

su riesgo real de malignización. Presumiblemente, el riesgo

es mayor que el de la población general de pacientes con EB

(0,25% anual) y menor que el de los pacientes con DAG (5 a 8%

anual).

Respecto a EB largo versus EB corto, datos retrospectivos

sugieren fuertemente que el riesgo de cáncer para los pacientes

con esófago corto segmento de Barrett es menor que la de los

pacientes con enfermedad de segmento largo. Sin embargo,

los pacientes con esófago de corto y largo segmento de Barrett

actualmente se gestionan de manera similar.

MANEJO DEL ESÓFAGO DE BARRETT

El manejo de los pacientes con EB involucra tres componentes

principales:

1. Tratamiento de la ERGE asociada

a) Estilo de vida y dieta

b) Tratamiento farmacológico

2. Vigilancia endoscópica para detectar displasia

3. Tratamiento de la displasia

a) Displasia de bajo grado y EB sin displasia

b) Displasia de alto grado

Como en otras patologías también se ha evaluado la quimio

prevención para reducir la tasa de transformación maligna.

1. Tratamiento de la ERGE

a) Estilo de vida y dieta: Sólo la pérdida de peso y la elevación

de la cabecera de la cama mejoran la pHmetría esofágica y/o los

síntomas de ERGE (14-16). Se sugieren la disminución de peso

en pacientes con sobrepeso o que han aumentado de peso y la

elevación de la cabecera en pacientes con síntomas nocturnos

o laríngeos. Además abstenerse de asumir una posición supina

después de las comidas y la ingesta de éstas dos o tres horas

antes de acostarse, se utilizan como medidas. La modificación

de la dieta no debe recomendarse de forma rutinaria en todos

los pacientes con ERGE. Sin embargo, la eliminación selectiva

de alimentos grasos, cafeína, chocolate, alimentos picantes,

alimentos con alto contenido de grasa, bebidas carbonatadas y

menta, pueden ser de ayuda.

b) Tratamiento farmacológico: El manejo de la ERGE en pacientes

con EB se basa en principios similares a los del tratamiento de

los pacientes con ERGE sin EB. Utilizando en la terapia inicial

un inhibidor de la bomba de protones (IBP), con la menor dosis

necesaria para mantener al paciente asintomático (17). Los IBP

en general eliminan los síntomas de la ERGE, pero el alivio de

los síntomas no refleja con exactitud el nivel de supresión de

ácido logrado.

El objetivo de la terapia con IBP, además de controlar los síntomas

de reflujo, es prevenir el desarrollo de cáncer, hecho que no se

ha establecido en ensayos clínicos y que sólo se basa en conclu-

siones indirectas, dado que la ERGE es un factor de riesgo bien

establecido para el ADC esofágico. Los riesgos y beneficios poten-

ciales de la terapia con IBP a largo plazo, en el tratamiento del EB

sin síntomas de reflujo, deben ser discutidos con los pacientes,

generalmente indicándose IBP como tratamiento.

Se recomienda manejar los medicamentos de acuerdo a los

síntomas que refiere el paciente, no siendo necesario objetivar

la presencia o ausencia de ácido en el esófago.

Estudios

in vitro

sugieren que la exposición esofágica episódica

al ácido, típica de la ERGE podría estimular la hiperproliferación,

suprimir la apoptosis y promover de esta forma la carcinogé-

nesis en el EB. Estudios clínicos sugieren que la terapia antirre-

flujo agresiva podría causar regresión parcial de la metaplasia

intestinal especializada en el EB, así mismo se ha asociado con

un menor riesgo de DAG o ADC (5).

2. Vigilancia endoscópica

La recomendación de vigilancia endoscópica en pacientes con

EB se basa en el supuesto de que podría reducir la mortalidad,

sin embargo, esto no se ha demostrado en ensayos prospectivos

aleatorios.

El hecho que el cáncer de esófago es una causa poco frecuente

de muerte en pacientes con EB, ha llevado a algunos a cues-

tionar la importancia de la vigilancia endoscópica, situación que

está probablemente relacionada con la edad de la población

analizada, ya que estos pacientes fallecen por otras comorbili-

dades, antes de desarrollar un ADC.

Sin embargo, antes de desestimar la importancia de la vigi-

lancia, es importante analizar el efecto del EB sobre la morta-

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(5) 557-564]