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En la evaluación de la funcionalidad tiroidea en la emba-
razada es importante tener presente una serie de cambios
fisiológicos que alteran la interpretación de los niveles de
TSH, T4, T3 y T4L. La TBG aumenta un 50% lo cual eleva las
hormonas totales, especialmente en la segunda mitad del
embarazo. Por otra parte la T4L disminuye en la segunda
mitad del embarazo, por lo que se recomienda su uso solo
en la primera mitad y T4 total en la segunda mitad. Los
rangos de referencia de T4 total de la mujer no embarazada
se multiplican por 1,5 para ajustar a valores de embarazada
(7).
Múltiples medicamentos influyen tanto en las determina-
ciones hormonales como en la fisiología tiroidea, hecho
que debe ser conocido a fin de no generar una interpreta-
ción errónea de los resultados; entre ellos están la fenitoína,
ácido salicílico, amiodarona, medios de contraste yodados,
glucocorticoides, etc. Todas estas consideraciones han hecho
que no se recurra en primera instancia a la medición de T4
total cuando se desea conocer el estado funcional tiroideo.
En cuanto a la determinación de la T4 libre, ya se ha mencio-
nado que es mucho más útil que la T4 total y su principal
utilidad está en la valoración funcional tiroidea en sujetos
con alteración de las proteínas plasmáticas (primera mitad
del embarazo, uso de anticonceptivos orales) y en individuos
con patología hipofisaria (6).
Medición de T3.
La medición se hace generalmente por RIA
o IRMA y actualmente la utilidad clínica de medir T3 es limi-
tada, lo que no deja de ser un contrasentido si tomamos en
cuenta que desde el punto de vista fisiológico es la principal
hormona tiroidea metabólicamente activa. Al igual que la T4
total, está sometida a cambios por múltiples factores ajenos
a la patología tiroidea. Fisiológicamente está muy disminuida
en el recién nacido, en el adulto mayor, por efecto de drogas
(amiodarona, medios de contraste yodados) y en cualquier
condición clínica grave como el ayuno prolongado, diabetes
mellitus
descompensada, infarto agudo del miocardio, sepsis
de cualquier origen y cirrosis hepática. Si a estos antecedentes
agregamos que la sensibilidad y especificidad de T3 para el
diagnóstico de hipotiroidismo no es mayor del 50%, es fácil
comprender por qué sólo debe solicitarse su medición en
situaciones en que se plantea el diagnóstico de un hiperti-
roidismo subclínico (TSH subnormal con T4L normal) o clínico
y para el seguimiento del paciente hipertiroideo tratado con
drogas antitiroideas. También podría ser útil para diferenciar
un hipertiroidismo gestacional transitorio (T3 estará baja para
los valores esperados durante el embarazo) de un hipertiroi-
dismo por enfermedad de
Basedow-Graves
(6, 8). (Tabla 1)
Exploración inmunológica.
Las alteraciones del sistema
inmune constituyen un factor etiopatogénico frecuente en las
afecciones tiroideas. Debido a los progresos en los métodos
de estudio inmunológico es posible detectar los anticuerpos
antimicrosomales (actualmente denominado antiperoxidasa),
antitiroglobulina y antirreceptor de TSH, los cuales tienen
importancia clínica y pueden ser detectados por métodos de
quimioluminiscencia, ELISA, RIA, análisis de radiorreceptores o
midiendo la generación de cAMP en cultivo tisular.
Los autoanticuerpos antiperoxidasa (AcTPO) y los antitiroglo-
bulina (AcTg) son considerados marcadores de enfermedad
autoinmune del tiroides. El AcTPO es más sensible y especí-
fico en el diagnóstico de las tiroiditis autoinmunes (tiroiditis
1. Para tamizaje (
screening
) se recomienda solicitar TSH y ocasionalmente T4L.
2. Para el diagnóstico de un hipotiroidismo solicitar TSH y T4L.
3. Para el diagnóstico de un hipertiroidismo solicitar TSH, T4L y T3 total.
4. Un paciente con hipotiroidismo primario en tratamiento con L-tiroxina se controla con TSH y T4L y en hipotiroidismo
central solo con T4L (en ambos casos el día del examen no se debe tomar el medicamento).
5. En el seguimiento de un paciente hipertiroideo en tratamiento con drogas antitiroideas solicitar TSH, T4L y T3 total.
6. Para el diagnóstico de hipotiroidismo considerar que los adultos mayores poseen fisiológicamente concentraciones
de TSH más altas que la población joven.
7. En embarazadas los valores normales de TSH son
<
2.5 µU/mL en el primer trimestre y
<
3.0 µU/mL en segundo y tercer
trimestre.
Tabla 1. Consejos prácticos para el uso clínico de las pruebas funcionales tiroideas
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2015; 26(6) 776-787]