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[Laboratorio de hormonas: aspectos prácticos - Dr. René E. Díaz T. y cols.]

silente, postparto y tiroiditis crónica de Hashimoto). La prin-

cipal utilidad de los AcTg radica en el seguimiento del paciente

con cáncer diferenciado del tiroides, ya que su presencia inva-

lida el resultado de la tiroglobulina sérica, que es una impor-

tante herramienta para el seguimiento del cáncer diferenciado

de tiroides (3, 5).

Los autoanticuerpos antirreceptor de TSH (TRAb) consti-

tuyen una familia de anticuerpos que tienen la propiedad de

ligarse al receptor de TSH, desplazando al TSH endógeno. De

acuerdo con su efecto, pueden ser estimulantes o frenadores

de la actividad tiroidea. En la enfermedad de Basedow-Graves

predominan los efectos estimulantes. Si se determinan por

métodos que miden la inhibición de la unión, se los deno-

mina TBII (

thyrotropin binding inhibiting immunoglobulins

) y los

resultados se informan como índice de inhibición o también

medirse por ELISA de tercera generación que tiene mucho más

sensibilidad y que se expresa en U/L (3)

La detección de TRAb es útil para la caracterización de un

paciente hipertiroideo, pues está presente en un 90 % de

los pacientes con Basedow-Graves y ausente en los hiperti-

roidismos de otro origen. Su determinación es necesaria en

embarazadas hipertiroideas o con el antecedente de haber

tenido un hipertiroidismo tratado con radioyodo, la cual debe

realizarse alrededor de la semana 24-26 del embarazo, que es

cuando estos anticuerpos atraviesan la barrera placentaria y su

presencia podría predecir el desarrollo de hipertiroidismo fetal

y neonatal. Su detección podría ser útil también en el segui-

miento de pacientes hipertiroideos tratados con drogas anti-

tiroideas, ya que niveles bajos de TRAb podrían ser un factor

predictor de remisión de la enfermedad. Otra utilidad es en

el diagnóstico diferencial del hipertiroidismo que se presenta

en el puerperio, pues su presencia orientaría al diagnóstico

de la enfermedad de Basedow-Graves en vez de una tiroiditis

postparto (7, 8).

EJE HIPOTÁLAMO-HIPÓFISIS-ADRENAL

Las alteraciones del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal y en

especial el exceso de glucocorticoides endógenos, son patolo-

gías que se han hecho cada vez más frecuentes, considerando

que el hipercortisolismo puede simular muchos de los cambios

fenotípicos productos de la vida moderna, tales como depre-

sión, diabetes mal controlada, alcoholismo activo, síndrome de

ovario poliquístico y obesidad mórbida, todos ellos clasificados

dentro de lo que se denomina pseudo-Cushing. Si a lo ante-

rior agregamos el uso de nuevas técnicas de imágenes en las

cuales se pueden pesquisar tumores hipofisarios y suprarre-

nales en forma incidental es necesario saber cómo estudiar a

un paciente para confirmar o descartar el exceso de glucocor-

ticoides endógenos.

Los glucocorticoides se producen en la zona fascicular de la

corteza suprarrenal y su hormona principal es el cortisol. En

este capítulo sólo se analizará el estudio funcional pertinente a

la producción de glucocorticoides endógenos.

En condiciones normales, existe un fina regulación de la

producción de cortisol, comandada por la hormona hipo-

fisaria adrenocorticotropina (ACTH) sobre la corteza supra-

rrenal. Al aumentar el cortisol se inhibe la producción de

CRH (

corticotropin-releasing hormone

) y ACTH; al disminuir el

cortisol, el fenómeno es inverso. Existe un ritmo circadiano

del eje, observándose mayores niveles circulantes de cortisol y

ACTH en la mañana y una caída de ambos por la tarde y en las

primeras horas de la noche.

Hipercortisolismo

Los niveles de cortisol pueden verse aumentados en ciertas

condiciones como el estrés, enfermedades agudas, cirugía mayor,

hipoglicemia, síndrome febril entre otros. Las condiciones pato-

lógicas que producen hipercortisolismo o síndrome de Cushing,

pueden originarse a nivel hipofisario (hiperproducción de ACTH,

también llamado enfermedad de Cushing), a nivel suprarrenal

(producción autónoma de cortisol) o por tejidos que producen

ACTH o sustancias ACTH-símiles (secreción ectópica de ACTH). En

todas ellas existe una falla en la regulación normal del eje.

Frente a la sospecha clínica de hipercortisolismo, los objetivos

del estudio son confirmar la hiperproducción de cortisol e

intentar establecer la causa u origen de éste. Previo a cual-

quier estudio, hay que preguntar por el uso de corticoides,

ya sea oral, inhalado, rectal, tópico o inyectable, con el fin de

descartar un hipercortisolismo exógeno. El examen para iniciar

el estudio deberá ser altamente sensible y de bajo costo.

Muchas veces será necesario recurrir a más de un examen

o a otros más específicos. A continuación se revisarán los

exámenes más utilizados (9).

Determinación de cortisol libre urinario de 24 horas (CLU)

Comprende la medición del cortisol libre, no unido a la proteína

transportadora llamada

Cortisol

Binding Globulin

(CBG) y por lo

tanto, no se afecta su determinación con el uso de los estró-

genos orales. El examen consiste en medir la concentración de

cortisol en una muestra de orina de 24 horas. Los dos factores

más importantes para obtener un resultado válido son la reco-

lección de una muestra completa de 24 horas (medición conco-

mitante de creatininuria) y una técnica de laboratorio confiable.

Respecto a los valores esperados de CLU, normalmente no

superan los 100 µg/día, sin embargo, hay que considerar que

puede existir ciclicidad en la secreción de cortisol en ciertos

pacientes. Niveles

>

3-4 veces del valor máximo confirman el

hipercortisolismo. Se necesitarán dos valores alterados de CLU

para hacer el diagnóstico de hipercortisolismo (9-11).