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Tal como fue mencionado al inicio, el desarrollo de test de
diagnóstico molecular ha sido liderado por el área de enfer-
medades infecciosas y cáncer. A continuación, se describe el
impacto del diagnóstico molecular en estas áreas.
Diagnóstico molecular en enfermedades
infecciosas
Las enfermedades infecciosas se han transformado en la
“punta de lanza” para el desarrollo de test de diagnóstico
molecular, siendo más del 50 % de las técnicas disponibles
hoy en día. La principal explicación a este desarrollo se debe a
la dificultad de detectar un patógeno mediante la microbio-
logía clásica. Los largos periodos de crecimiento, las condi-
ciones de cultivo y la obtención de una muestra adecuada son
los mayores factores que afectan el diagnóstico microbioló-
gico tradicional. Considerando que las técnicas de biología
molecular se basan en la detección de segmentos de ADN, no
es necesaria la presencia de un microorganismo viable en la
muestra, sino que solo su material genético. Los altos valores
de sensibilidad de especificidad de la técnicas de diagnós-
tico molecular, junto con lo rapidez con la que se pueden
obtener los resultados las han transformado en las técnicas
de elección para el diagnóstico de enfermedades infecciosas
y en muchos casos se consideran los estándares de oro (
gold
standard
) para el diagnóstico de patologías infecciosas, sobre
todo en infecciones virales, desplazando al cultivo como
método de referencia (Espy y cols., 2006). Esta situación ha
llevado a desarrollar técnicas que presenten certificaciones
que entregan al equipo clínico seguridad en la calidad de los
resultados, ya que en muchos casos estas técnicas definirán
el manejo del paciente. Muchas de las técnicas disponibles
han evolucionado desde test de uso exclusivo para investiga-
ción (RUO:
research use only
) a productos para el diagnóstico
in vivo
(IVD:
in vitro diagnosis
) con certificación de la
comunidad europea (marcados como CE) y la
Food and Drug
Administration
(FDA) en EEUU (marcados como
FDA-cleared
).
Bordetella pertussis
es el agente etiológico de la coqueluche
(tos ferina). El diagnóstico de este patógeno se realiza
mediante técnicas de cultivo microbiológico, ensayos de
inmunofluorescencia y diagnóstico molecular, principalmente
PCR-TR. El cultivo es una técnica con valores de sensibilidad
entre un 12-60%, pero con una alta especificidad, requiriendo
medios de transporte adecuados para obtener un resultados
días después de obtener la muestra. La inmunofluoresencia
presenta niveles de sensibilidad y especificidad similares al
cultivo, con la ventaja de obtener un resultado en el trans-
curso del día. Las técnicas moleculares, por su parte, presenta
niveles de sensibilidad entre 70-99% y una especificidad
de 86-100%, con un tiempo de detección dentro del rango
de 1-4 horas. Esta situación ha llevado a utilizar la RPC para
Bordetella pertussis
como la técnica de rutina para la detección
de este patógeno (Leber, 2014).
Las infecciones por citomegalovirus (CMV) corresponden a una
importante causa de morbilidad y mortalidad en pacientes
trasplantados. En trasplante de precursores hematopoyéticos,
se ha descrito que hasta un 35% de los receptores pueden
presentar infección activa por CMV, mientras que en trasplante
de órganos sólidos, se ha descrito una incidencia de infección
activa y enfermedad por CMV de 36% y 19%, respectiva-
mente. De estos antecedentes, se desprende la necesidad de
contar y con métodos de diagnóstico que permitan la detec-
ción del CMV, como también su cuantificación para evaluar
el tratamiento antiviral. Diversas técnicas del tipo RPC-TR
han mostrado una alta sensibilidad y especificidad cuando se
compara con técnicas de cultivo viral o antigenemia, transfor-
mándola en una herramienta ideal para el diagnóstico, trata-
miento y seguimiento de estos pacientes (Farfan y cols., 2011).
Diagnóstico molecular en cáncer
El diagnóstico de cáncer en órganos sólidos y hematológicos
se ha transformado en un gran desafío, principalmente por el
número de alteraciones genéticas descritas, la búsqueda de
herramientas que permitan predecir la evolución de la neoplasia
y la elección del tratamiento farmacológico adecuado.
El cromosoma Filadelfia, originado por una translocación del
cromosoma 9 y 22 que origina una fusión entre los genes BCR
y ABL (fusión BCR-ABL) está presente en aproximadamente el
95 % de los casos leucemia mieloide crónica y el 25-30% de
los casos leucemia linfoblástica aguda en el adulto. Mediante
técnicas de diagnóstico molecular es posible detectar la fusión
BCR-ABL que indica la presencia del cromosoma Filadelfia.
Además, mediante técnicas de RPC-TR es posible monito-
rear la enfermedad cuantificando los transcritos de la fusión
BCR-ABL normalizados con la expresión del gen ABL (Cross y
cols., 2015).
Para el caso del cáncer colorectal, la detección de mutaciones
en el gen que codifica para la proteína K-Ras (KRAS) permite
determinar la respuesta a la terapia utilizando anticuerpos
contra el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR).
Los pacientes que presentan ciertas mutaciones en el gen KRAS
se asocian a la activación de la vía se señalización intracelular
que depende del EGFR, lo que clínicamente se traducen en
una mala respuesta al tratamiento con terapias anti-EGFR. Por
lo tanto, el diagnóstico molecular de mutaciones en KRAS es
un test realizado en pacientes que podrían verse beneficiados
por esta terapia (Dietel y cols, 2015). Actualmente, existen
varios test diagnósticos disponibles en el mercado, la mayoría
con certificación IVD que aseguran la calidad de los resultados.
[Biología Molecular aplicada al diagnóstico clínico - Bq. Mauricio J. Farfán PhD]