Previous Page  59 / 132 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 59 / 132 Next Page
Page Background

59

sin este mapeo preoperatorio, la predictibilidad de la técnica

es mayor, y los tiempos quirúrgicos se acortan, al seleccionar

la perforante óptima con anterioridad.

El diseño del colgajo debe considerar la forma del defecto y

ubicación de los vasos receptores en relación al defecto. La

anastomosis debe ser situada lo más alejado posible de la zona

del trauma. Inicialmente se consideraba de mayor seguridad

hacer anastomosis proximales al defecto, pero se ha demos-

trado que las anastomosis situadas distales al defecto son

igualmente seguras. Es recomendable comenzar mediante la

exploración de los vasos receptores previo a la elevación del

colgajo. Si el estudio preoperatorio es favorable ambas tareas

pueden ser simultáneas, con atención en seccionar el pedí-

culo sólo una vez asegurada la disponibilidad de vasos recep-

tores. En extremidad inferior, de preferencia se sugiere realizar

anastomosis arteriales término-laterales, preservando así ejes

vasculares. Las anastomosis venosas pueden ser efectuadas en

forma manual o mediante el

coupler

venoso, un método con

alta tasa de permeabilidad, probablemente menor tiempo

quirúrgico y menor curva de aprendizaje (16).

Habitualmente se utiliza heparinización local intraoperatoria,

y antiagregantes plaquetarios en el postoperatorio, además

de heparinas de bajo peso molecular en dosis profilácticas.

La anticoagulación formal no ha demostrado reducir tasas de

falla y aumenta las complicaciones hemorrágicas, por lo que se

reserva para tratamiento de trombosis de vasos receptores, en

casos de hallazgo intraoperatorio, o en trombosis de anasto-

mosis microvascular durante o después de la cirugía. La moni-

torización postoperatoria se realiza mediante el control clínico

del colgajo, evaluando su color, consistencia, temperatura y

llene capilar. Dispositivos como el doppler implantable (Cook

Swartz ®) permiten monitorear de forma continua el flujo

arterial y/o venoso y se indica principalmente en los colgajos

con mayor dificultad al control clínico, como colgajos muscu-

lares o colgajos que quedan sepultados (ej. Fíbula), siendo su

principal limitación su alta tasa de falsos positivos, es decir,

colgajos que pierden su señal de flujo y que se encuentran en

buen estado (17). La tasa de éxitos en centros de alto volumen

es mayor al 95%, por lo que el costo efectividad de imple-

mentar un protocolo de monitorización debe considerar las

tasas de fallas de cada centro.

Situaciones específicas en trauma de

extremidades inferiores

Fractura expuesta de pierna

La oportunidad de la reconstrucción ha sido uno de los

elementos más debatidos respecto a las fracturas expuestas

de tibia Gustilo IIIb. Las publicaciones de Byrd (18), y

posteriormente de Godina (19) establecen las bases de la

reconstrucción precoz. Godina revisó 532 colgajos libres

en fracturas expuestas, clasificando los procedimientos de

reconstrucción como inmediato (

<

72 hrs), precoz (entre 3

y 90 días) y tardío (

>

3 meses). Reportó mejores resultados

en reconstrucción inmediata, con menos fallas de colgajos,

menos infecciones, re-operaciones y menor tiempo de

consolidación de fracturas, al compararlo con pacientes

sometidos a reconstrucción tardía. Destaca que el elemento

más importante es un adecuado y completo desbridamiento

de tejidos necróticos y desvitalizados, tanto de partes

blandas como óseos. La mayor falla de reconstrucciones

tardías la atribuye a la fibrosis presente en esas etapas. Otros

autores promueven también un tratamiento multidiscipli-

nario agresivo, mediante reducción abierta y osteosíntesis

interna, con cobertura inmediata con colgajos y comunican

buenos resultados con bajas tasas de infecciones y altas tasas

de consolidación. Gopal y cols. revisaron ochenta pacientes

consecutivos con ochenta y cuatro fracturas expuestas de

tibia (Gustilo IIIb y IIIc), tratados con protocolo radical de

debridamiento agresivo, estabilización ósea y cobertura

precoz con colgajos en forma inmediata o dentro de las

primeras 72 horas. Realizaron nueve colgajos pediculados y

setenta y cinco colgajos libres, con una tasa de falla de 3,5%.

Registraron cuatro amputaciones (5%). Los autores destacan

que la fijación interna y cobertura inmediata se asoció a

mejores resultados, comparado con uso de fijadores externos

y cobertura diferida (20). El impacto en calidad de vida de

estos protocolos de tratamiento conjunto interdisciplinario,

de traumatología y cirugía plástica, fue estudiado en el año

2004, mostrando buenos resultados en pacientes sometidos

a salvataje de extremidades, comparable a lo reportado en

pacientes amputados (21). La gravedad de estas lesiones se

asocia a una tasa de retorno al trabajo que fluctúa entre un

41-76% según series publicadas. Stannard revisó el concepto

de reconstrucción inmediata bajo la perspectiva de disponi-

bilidad de sistemas aspirativos de presión negativa, durante

el período de delimitación de la lesión de partes blandas. Su

uso se ha masificado en el tratamiento de estas lesiones en

etapa inicial. El autor reporta una reducción de las tasas de

infección en aquellas fracturas expuestas sometidas a cober-

tura en etapa subaguda, al comparar pacientes tratados con

presión negativa versus curaciones tradicionales (22). Si

bien esta reducción es significativa, no existe comparación

mediante trabajos prospectivos que permitan comparar los

resultados de un protocolo de cobertura inmediata, con

coberturas en etapa subaguda usando terapias de presión

negativa como puente. Los dispositivos de presión negativa

reducen el edema, mejoran la vascularización de las heridas

y formación de tejido granulatorio, mecanismos que pueden

mejorar las condiciones locales en espera de la cobertura

definitiva (23). La limitación más importante para construir

protocolos de reconstrucción inmediata, están dadas por la

[Microcirugía reconstructiva en trauma de extremidades inferiores - Dr. Günther Mangelsdorff G.]