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abiertos, sin datos de método de aleatorización con

798 DG. La glibenclamida se asoció a mayor peso del RN,

más macrosomía, con RR 2,62 (95% IC 1.35-5,08), más

hipoglicemia neonatal, RR 2,04 (95% IC1.30-3,20). Falla

global al fármaco de 6,37%. La frecuencia de hipoglicemia

materna es heterogénea, Langer la reporta mayor con

insulina y el resto sin diferencias. Solo dos estudios comparan

glibenclamida con metformina, con resultados favorables

significativos para metformina, con menos macrosomía

(RR 0,33), RN grandes para la edad gestacional (RR 0.44). La

tasa de fracaso en estos estudios fue 26.8% para metformina

y 23,5% para glibenclamida. Los datos analizados, permiten

concluir que la glibenclamida no es un fármaco adecuado

para el tratamiento de la DG.

Control y seguimiento obstétrico de alto riesgo.

Escapa

a este artículo el detalle de este aspecto fundamental del

tratamiento. El objetivo es la detección precoz y tratamiento

de las complicaciones del embarazo que son más frecuentes

tanto en las DPG como las DG, en menor proporción. Existen

distintos protocolos que consideran ecografías adicionales

a las de un embarazo normal, detección de anomalías

fetales en diabéticas, seguimiento del crecimiento fetal, del

bienestar de la unidad feto placentaria, prevención de pre

eclampsia con aspirina y determinación del momento y mejor

resolución del parto.

Seguimiento de la DPG.

Se reitera la importancia de la

Programación del Embarazo que consiste en optimización

de la insulinoterapia en DM1 y paso a insulina en DM2,

y evaluación de daño en órganos blanco, antes de la

suspensión del método anticonceptivo. Son deseables dos

controles consecutivos lo más cercanos a la normalidad,

sin aumento del riesgo de hipoglicemia. La ADA y las Guías

Chilenas recomiendan A1c

<

7,0% y la EASD

<

6,5%. Se

reitera la meta de A1c

<

6% durante la gestación y controles

cada 6 semanas. Aun en ausencia de retinopatía previa

debe realizarse fondo de ojo cada 3 meses. La presencia

de complicaciones no es una contraindicación para el

embarazo, no obstante la retinopatía diabética puede

progresar, especialmente las avanzadas, lo que obliga a

una vigilancia estricta para definir el momento oportuno

de fotocoagulación. El seguimiento debe seguir hasta 6

meses posparto (31). La nefropatía puede deteriorarse

durante la gestación, asociarse a hipertensión refractaria

y compromiso vascular placentario, lo que dificulta el

tratamiento y puede afectar al feto. La evolución posterior

habitualmente es el retorno a la condición basal de la

nefropatía. La existencia de neuropatía autonómica es un

factor de mal pronóstico materno y la cardiopatía coronaria

puede ser causa de muerte de la madre. Por lo anterior, el

embarazo no es aconsejable frente a esas patologías. Una

hipertensión refractaria es otra condición asociada a mal

pronóstico fetal. Puesto que la decisión es un derecho de

la pareja, a pesar de los riesgos, la programación, control y

tratamiento de las patologías asociadas y un buen control

metabólico y obstétrico, conducen con mucha frecuencia a

un recién nacido sano y una madre que conserva su estado

de salud previo a la gestación, en situaciones tan complejas

como trasplantadas de riñón y/o páncreas.

Indicación del momento y vía del parto.

Es de resorte

obstétrico. La tendencia a la interrupción programada

en DPG y en DG con insulina, ha sufrido cambios: si el

control es adecuado, sea o no con insulina, el parto puede

postergarse hasta cerca del término. Siempre con un

balance entre riesgos y beneficios y considerando otras

patologías asociadas. En la amenaza de parto prematuro,

situación más frecuente en DM, la inducción de maduración

pulmonar con corticoides, provoca descompensación que

debe ser manejada estrictamente, muchas veces con bomba

de infusión IV de insulina. El control glicémico durante el

parto debe considerar si se trata de un parto espontáneo

o programado, vaginal o cesárea, con insulinoterapia o

sin ella. Existen variados protocolos, todos con buenos

resultados. Los aspectos fundamentales a considerar son:

a)

Es importante el control glicémico para el recién nacido,

con metas entre 90-110mg/dl (11, 32).

b)

El control se realiza con infusión IV de insulina con

velocidad según nivel

>

90-

>

200mg/dl, 0,5 a 3U/hora,

respectivamente.

c)

DM1 requiere siempre insulina durante el trabajo de

parto, aún en fase latente y si la espera se ve prolongada, el

uso de 1/3 de la dosis de basal matinal, facilita el manejo.

d)

Las DG requieren muy poca o nada.

e)

Trabajo de parto activo necesita aporte calórico.

f)

Cesárea electiva, DM1 aporte IV glucosa y si no es a

primera hora: 1/3 dosis matinal, DM2 y DG, aporte glucosa

e insulina según control.

g)

Cesárea de urgencia con insulina colocada, glucosa IV,

insulina sólo sobre 120mg/dl.

Producido el parto desaparecen las hormonas diabetogénicas

y disminuyen drásticamente las necesidades de insulina,

generalmente a cero enDG. En lamayoría de las DPG tipo1enun

50%, llegando durante la lactancia a requerimientos menores

a los previos al embarazo. En DM2 y DG es muy frecuente que

no se requiera insulina para mantener glicemias entre 140 y

180mg/dL, por lo que al alta se debe insistir en las medidas

no farmacológicas adecuadas a la lactancia. Clásicamente el

único fármaco para control glicémico en este período era la

insulina, con esquemas habitualmente simples. Información

más reciente, muestra que la metformina prácticamente

no cruza a la leche materna (33) y que puede ser indicada,

[TRATAMIENTO DE LA DIABETES EN EL EMBARAZO: ¿ALGO NUEVO? - Dra. Gloria López S.]