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Las dietas basadas en alimentos de bajo IG producen baja de
peso significativa a corto plazo y mejorías en parámetros de RI.
Al igual que las dietas de bajo contenido de CHO, su efecto a
largo plazo en pérdida de peso es similar a la estándar y no
ha demostrado efectividad en prevenir eventos clínicos. En el
tratamiento para DM 2, la Asociación Americana de Diabetes
(ADA) reconoce un efecto modesto, aunque significativo.
b.3 Fructosa:
Junto con la glucosa forma la sacarosa (azúcar).
Se ocupa ampliamente en bebidas gaseosas y otros productos
artificiales endulzados. También se incluye en alimentos
denominados “libres de azúcar”. Numerosos estudios asocian
su consumo con obesidad, RI, dislipidemia aterogénica, riesgo
de DM 2 y enfermedad cardiovascular (18). En pacientes
diabéticos puede aumentar la glicemia postprandial. Sin
embargo, muchos de estos estudios son cuestionados ya que
existe asociación entre alto consumo de fructosa y factores de
estilo de vida como exceso de calorías totales o sedentarismo.
Metaanálisis revelan que su consumo moderado no tendría un
efecto negativo para la salud, especialmente en el contexto
de un estilo de vida saludable. Consumos de un 13% de las
calorías totales diarias pueden ser aceptados.
b.4 Fibra dietética:
Está contenida casi exclusivamente en
productos vegetales, incluyendo productos de tipo “integrales”.
Comprende la fibra soluble e insoluble. Se recomienda un
consumo de 1:3 entre ellas. Genera disminución de la glicemia
e insulinemia después de una carga de glucosa y disminuye
los niveles de colesterol LDL, en especial la de tipo soluble.
En estudios clínicos ha demostrado beneficios en control
metabólico de DM 2, prevención de obesidad y objetivos
intermedios para RI. En los estudios DPP su consumo era
aproximadamente 15 grs./1.000 cal., lo que asociaba a la
prevención de DM.
En general, existe consenso en privilegiar el tipo de CHO sobre
la cantidad, prefiriendo los de tipo complejo y restringiendo
los refinados. Esta recomendación se asocia a un alto consumo
de fibra y a una baja CG.
3. Dieta mediterránea
Se caracteriza por un alto aporte de frutas, verduras, frutos
secos, legumbres y cereales, bajo consumo de carnes
rojas y grasas lácteas, alto consumo de pescados y aceites
monoinsaturados (principalmente como aceite de oliva) y un
consumo moderado de vino (acompañando las comidas). En
los últimos años se ha posicionado como una opción frente a
las dietas estándar para el manejo del riesgo cardiometabólico.
Su uso en estudios prospectivos ha demostrado:
a.
Con ajuste calórico, la reducción de peso es similar a la
obtenida con dietas bajas en grasas o CHO a largo plazo.
b.
Mejoría en parámetros metabólicos como lípidos sanguíneos
e insulinemia y parámetros inflamatorios como PCR y niveles
de adipoquinas.
c.
Previene aparición de EHGNA, SM y DM 2. En este último
caso el beneficio es independiente de la baja de peso (19).
d.
En el estudio PREDIMED es efectiva en prevención primaria
cardiovascular en pacientes de alto riesgo (incluyendo el
subgrupo de obesos abdominales y a los diabéticos tipo 2) y
en el estudio de Lyon demostró similar efecto en prevención
secundaria (20).
Actividad física
La actividad física es probablemente la medida (aislada) más
efectiva para reducir la RI.
Induce la expresión y traslocación del transportador GLUT-4,
lo que favorece la utilización periférica de la glucosa. Por otro
lado, a través de la producción de mioquinas específicas podría
favorecer la secreción de insulina.
Existen múltiples recomendaciones sobre la duración, tipo
e intensidad del ejercicio con objetivos terapéuticos, sin
embargo el principal problema de nuestro medio es la alta tasa
de sedentarismo, por lo que el abandono de este hábito y la
introducción de la actividad física es el objetivo principal.
Previo a la recomendación, definiremos brevemente los 2
tipos principales de ejercicio:
- Ejercicio anaeróbico o de fuerza:
ejercicios breves pero
intensos, basados en la fuerza muscular. Ya que el metabolismo
se limita al músculo utilizado y a sus reservas de energía (con
bajo requerimiento de oxígeno), la fatiga muscular es de rápida
aparición. Ejemplo, levantamiento de pesas.
- Ejercicio aeróbico o cardiovascular:
se trata de una
actividad de menor intensidad, pero de duración prolongada
y con escasas interrupciones. La fatiga muscular es tardía.
Ejemplo: trote.
1. Beneficios clínicos de la actividad física
Es parte del tratamiento integral de cualquier tratamiento
para perder peso. Su valor es relativo en etapas tempranas,
pero es clave en el periodo de mantención. Esta mantención
es más efectiva cuando se combinan ejercicios aeróbicos con
anaeróbicos, en comparación al uso exclusivo del primero. En
el caso de ejercicio anaérobico exclusivo, existe poca evidencia
con respecto a pérdida de peso, pero puede ser una alternativa
en mejoría de factores de riesgo cardiovascular.
Es de gran importancia en la prevención de DM 2 en individuos
de alto riesgo (prediabéticos). En los estudios DPP y DPS se
practicaba actividad física aeróbica 30 minutos a lo menos 5
[Resistencia a la Insulina: verdades y controversias - Dr. Felipe Pollak C.]