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veces por semana y en el estudio Da Qing se comparó con una

intervención dietaria, obteniendo un 46% vs 31% de reducción

de riesgo para desarrollo de la enfermedad (21).

Finalmente, el impacto sobre parámetros metabólicos es

mayor que el esperado para la pérdida de peso, por lo que

en individuos de peso normal es la medida más eficaz para

la corrección de RI. Similar situación ocurre en los casos de

aumento significativo de peso o grasa corporal dentro de

rangos de IMC normal, donde puede ser más efectiva que la

restricción calórica.

2. Recomendaciones generales

Previo a una indicación de actividad física, debe evaluarse la

capacidad funcional, la condición física y descartar patología

cardiovascular en individuos de riesgo. Esto es fundamental

para que el trabajo indicado sea adecuado, cumpla el objetivo

terapéutico y no se presenten complicaciones.

En general:

a.

Deben practicarse 150 minutos de actividad física aeróbica

moderada, como caminata enérgica, trote liviano, ciclismo

recreativo, o equivalente.

b.

En lo posible debe asociarse a ejercicio anaeróbico. Este

puede ser implementado en 2 a 3 sesiones semanales de corta

duración con sets de 8 a 10 repeticiones con una intensidad

mayor del 60% de 1-RM (que corresponde a la máxima carga que

puede ser levantada de una vez a través de un rango completo

del movimiento). Esta práctica permite una mejor relación masa

grasa/magra, con conservación del último compartimento.

c.

Existen otras alternativas de mayor intensidad, tales como

el ejercicio interválico (por ejemplo, carreras y pausas de

recuperación por 20 minutos) y de sobrecarga (por ejemplo,

5 ejercicios diferentes de sobrecarga durante 1 minuto, 3

veces por sesión). Se realiza 2 veces por semana. Su utilidad

radica en el poco tiempo requerido y sus efectos en factores

de riesgo cardiovascular. En mujeres prediabéticas con exceso

de peso, un estudio nacional demostró mejoría significativa

de la capacidad funcional, glicemia, insulinemia y HOMA-IR,

pese a no observarse pérdida significativa de peso (22).

Fármacos insulinosensibilizantes

Finalmente discutiremos brevemente el uso de fármacos para RI.

Los insulinosensibilizantes disponibles son metformina y las

tiazolidinedionas (o glitazonas).

La metformina aumenta los niveles de AMPK (

AMP-activated

protein kinase

) lo que conduce a la traslocación del

transportador GLUT-4, aumentando la captación muscular

de glucosa. Además disminuye la producción hepática de la

misma y disminuye algunos de los parámetros proinflamatorios

alterados en RI. Se asocia a baja de peso solo en pacientes

con DM 2 y prediabetes. Su principal reacción adversa es la

intolerancia digestiva y está contraindicada si el clearence de

creatinina es

<

30 ml/min.

Las glitazonas (rosiglitazona y pioglitazona) son agonistas de los

receptores nucleares PPAR-gamma y promueven la expresión

de diversos genes involucrados en el metabolismo de la

glucosa y de lípidos. De esta forma favorecen la maduración

del adipocito, disminuyendo los viscerales y aumentado los

periféricos, lo que conlleva una disminución de ácidos grasos

Demostrados:

- Prevención de DM 2 en prediabéticos

- En SOP reduce los niveles de andrógenos, aumenta el

número de embarazos y disminuye el riesgo de OHSS

- Mejoría en objetivos intermedios como glicemia, lípidos

sanguíneos, niveles de transaminasas y parámetros

inflamatorios

Controversial:

- En SOP, disminución de aborto espontáneo temprano y

restauración de ciclicidad ovárica

No demostrado:

- Mejoría en trastornos cutáneos asociados a

hiperandrogenismo como hirsutismo o acné

- Mejoría de

acantosis nigricans

- Baja de peso en normoglicémicos

- Prevención eventos cardiovasculares en no diabéticos

- Prevención de DM diferentes a la tipo 2

- Mejoría de histología hepática en EHGNA

Tabla 3. Beneficios clínicos de metformina en RI

(para no diabéticos)

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(2) 171-178]