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REFERENCIAS BIBLIOGRáFICAS

1. International Word Health Organization and International

Alzheimer´s Disease. Dementia: a public health priority;

2012.

2. Word Health Organization. World Repport on ageing an

health; 2015

3. Ministerio de Desarrollo Social, Gobierno de Chile. Encuesta

de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN); 2013.

Los autores declaran no tener conflictos de interés, en relación a este artículo.

4. Servicio Nacional del Adulto Mayor. Estudio Nacional de la

Dependencia en las Personas Mayores; 2009.

5. Steele M, Stuchbuyra G, Münch G. The molecular basis of

the prevenction of Alzheimer´s disease throught healthy

nutrition. Experimental Gerontology 2007;42:28-36

6. Del Parigi et al. Nutritional Factors, cognitive decline, and

dementia. Brain Res. Bull, 69(2006):1-19

producción extrarrenal de 1,25-hidroxivitamina D sigue

siendo incierta. La hipótesis más aceptada es que la 1,25

hidroxivitamina D extrarrenal, funciona en un tejido

específico para regular la proliferación y diferenciación

celular, además de la secreción hormonal y la función

inmunológica.

La 1,25-hidroxivitamina D se une a receptores

intracelulares en los tejidos y regula la transcripción

de genes (32). Su acción biológica más importante

es promover la diferenciación de los enterocitos y la

absorción intestinal de calcio. Otros efectos incluyen la

estimulación de la menor absorción de fosfato intestinal,

la supresión directa de la liberación de PTH de la glándula

paratiroidea, la regulación de la función de los osteoblastos

y la permisividad dada por PTH inducida por la activación

de los osteoclastos y la resorción ósea. A través de estas

acciones, el calcitriol contribuye al mantenimiento de

las concentraciones plasmáticas normales de calcio y

fosfato, lo que permite que la mineralización del hueso

recién formado tenga lugar, además de la prevención de

hipocalcemia sintomática o hipofosfatemia.

Además de su importante papel en la homeostasis del

calcio y el hueso, la 1,25-hidroxivitamina D, regula

potencialmente muchas funciones celulares, jugando un

rol cada vez más preponderante en enfermedades como

la demencia.

La demencia es un problema creciente, que afecta

principalmente a pacientes de edad avanzada. La

enfermedad de Alzheimer (EA) es la forma más común de

demencia en los ancianos, que representan el 60 al 80% por

ciento de los casos (33).

Existe alguna evidencia de que la deficiencia de vitamina D

se asocia con deterioro cognitivo en los adultos mayores.

Un estudio poblacional transversal de mujeres adultas

mayores demostró que aquellas con deficiencia de

vitamina D tenían menores puntuaciones cognitivas en

comparación con aquellas que no presentaban deficiencia

(33), mientras que otro encontró que las mujeres con la

ingesta de vitamina D en el nivel recomendado tenían

mayores puntuaciones cognitivas en comparación con el

grupo de ingesta insuficiente (34,35). Un segundo estudio

de corte transversal mostró que los pacientes con bajos

niveles de vitamina D tenían una mayor incidencia de

infarto cerebral, así como una probabilidad más alta (dos

veces) de todas las causas de la demencia (36).

Un estudio prospectivo que siguió a 1.604 hombres

mayores, encontró una relación significativa entre el estado

de vitamina D y la demencia (37). En contraste, los niveles

bajos de vitamina D se asocian con el deterioro cognitivo en

un período de seis años de observación en una cohorte de

858 adultos mayores de 65 años (38).

CONCLUSIONES

En las enfermedades neurodegenerativas -siendo su

paradigma la enfermedad de Alzheimer- que carecen

aún de terapia eficaz, no puede soslayarse toda medida

preventiva de potencial impacto en la evolución de la

enfermedad. Las terapias actuales son sintomáticas y de

pobre resultado. Se ha ido acumulando evidencia que,

cambios en estilos de vida, como actividad física, el

consumo de dieta mediterránea y corrección de deficiencia

de vitaminas como la D, tan prevalente en la población

mayor, puede ser de ayuda para lograr este objetivo.

Faltan estudios que confirmen estas experiencias, pero

son esfuerzos que ameritan irse implementando. Apoyo a

esto, lo dan los trabajos que fueron mencionados y que

muestran cambios estructurales cerebrales favorables en

quienes implementan por ejemplo, la dieta mediterránea.

[Dieta mediterránea y vitamina D como potenciales factores preventivos del deterioro cognitivo - Dra. María José Escaffi F. y cols.]