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palabras e identificación de personas u objetos, alteraciones

todas que son atribuidas a una pérdida gradual de la memoria

semántica. De manera muy interesante, estos casos preservaban

ambos hipocampos, los cuales típicamente se afectan en la

EA, pero mostraban una conspicua atrofia de ambos polos

temporales, a menudo lateralizada a izquierda (10). Sucesivas

descripciones también reportaron casos con afasias no-fluentes,

caracterizada por defectos en la producción del lenguaje que

abarcaban alteraciones en el habla y reducción general de la

capacidad de generar palabras y oraciones sintácticamente

correctas (11). Era claro que la diversidad sindrómica no

podía ser reducida a una sola forma clínica, sino que a varias

presentaciones. Esto motivó la elaboración de nuevos criterios

diagnósticos, en que las formas clínicas se separaron entre

presentaciones conductuales o ‘frontales’ (12) y presentaciones

afásicas -cuya definición en gran parte se homologó a las

definiciones de APP acuñada por Mesulam-, y que a su vez de

subdividieron entre afasias fluentes y no-fluentes.

Surgimiento de los criterios actuales

A pesar de la mejor delineación nosológica, los criterios

mencionados presentaban algunas limitaciones. Muchas

de las manifestaciones conductuales de la DFT variante

conductual son difíciles de catalogar y objetivar mediante

pruebas neuropsicológicas y en gran parte, su caracterización

depende del relato de un familiar o un informante confiable.

Adicionalmente, se demostró que una proporción de casos de

variante conductual (DFTvc) progresaban de manera muy lenta,

poniendo en duda la etiología neurodegenerativa. Por otra

parte, otros casos presentaban cambios cerebrales evidentes

a las neuroimágenes o portaban mutaciones genéticas que se

habían establecidas como causales de estas demencias (ver

abajo). Estas diferencias en la certeza diagnóstica motivaron

la creación de nuevos criterios para la variante conductual

(13), en los cuales los casos se consideraron tres categorías

diagnósticas: posible, probable o definitivo (Tabla 1).

Por otra parte, numerosas series clínico-patológicas

evidenciaban que hasta un tercio de los casos con APP eran

causados por EA. Estos APP casos fueron luego identificados

con un síndrome afásico distintivo: afasia logopénica (14).

Esta tercera APP variante, junto con la no-fluente y la

fluente (referida también como variante semántica), fueron

formalmente definida por consenso como los criterios

actuales (Tabla 2) (15).

Genética

En los últimos años ha existido un creciente desarrollo en

torno a la genética de la DFT. Sin embargo, a pesar de estos

avances, la relación exacta entre los genes identificados y la

patología encontrada todavía no está del todo aclarada.

Hasta ahora se reconoce cerca del 40-50% de los pacientes

puede tener historia familiar no bien definida y que 10-15%

de los casos están asociados con una mutación genética

autosómica dominante.

Las variaciones genéticas más frecuentes incluyen mutaciones

del gen MAPT (

microtubule associated protein tau, cromosoma

17

), mutaciones en el gen GRN (progranulin, cromosoma 17)

y la más reciente descrita, la expansión del hexanucleótido

GGGCCC del gen c9orf72 (cromosoma 9), que da cuenta

de familias presentando el fenotipo de DFT y también de

esclerosis lateral amiotrófica (ELA) (16, 17).

También existe asociación a otras mutaciones genéticas,

menos frecuentes, incluyendo el gen CHMP2B, gen

VCP

(Valosin containing protein

), gen SQSTM1 (sequestosome 1) y

UBQLN2 (ubiquiline 1). Las variantes en los genes TARDBP (

Tar

DNA binding protein

) y FUS (

fused sarcoma

) parecen ser más

frecuentes en los casos asociados a DFT-ELA.

Recientes estudios utilizando la técnica GWAS (

Genome wide

association study

) han revelado la asociación de DFT con

TMEM106B (

modifying factor transmembrane protein 106B

),

otros dos loci RAB38 (

member RAS oncogene family

) y CTSC

(catepsin C) y otro relacionado a un locus HLA.

Anatomía patológica

Macroscopía

la DFT se caracteriza por una marcada atrofia en regiones

frontotemporales, que puede llegar a ser tan severa,

produciendo que los giros adquieran un aspecto descrito

como en

‘filo de navaja o cuchillo’

.

Los hallazgos neuropatológicos clásicos son gliosis cortical y

subcortical, pérdida cortical de neuronas y microvacuolación.

Microscopía

El estudio inmunohistoquímico de la

degeneración lobar

frontotemporal

revela varios patrones de acuerdo a las

inclusiones proteicas que se encuentren depositadas (18, 19).

El primer patrón es identificado por la acumulación de

proteína TAU, en la forma clásica de cuerpos de Pick o como

depósitos difusos en neuronas y glía. Esta forma es encontrada

en casos con mutación del gen MAPT. Dentro de los subtipos

clínicos, representa casi el 45% de los casos de DFTvc y la

mayoría de los casos de APP no fluente/agramatical (APPnfv).

Así también la parálisis supranuclear progresiva (PSP) (20) y

la degeneración corticobasal (DCB), presentan depósitos de

proteína TAU en la anatomía patológica.

El segundo tipo está asociado a depósito de ubiquitinas. El

principal subtipo, es la TDP-43 (

Transactive response binding

[Demencia frontotemporal, cómo ha resurgido su diagnóstico - Patricia Lillo Z. MD, PhD y Cristián Leyton M. MD PhD]