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terino y la presencia de osteoporosis. La ausencia de movi-

miento fetal en el primer trimestre origina la presencia de

pterigium

o bandas de piel en las articulación. Sin embargo,

puesto que la formación de las extremidades y en parti-

cular las formaciones de las articulaciones requieren del

movimiento, la ausencia de movimiento sostenido in útero

debería comenzar después de 8 semanas de gestación para

que originen

pterigium

articulares (1, 11). En el diagnóstico

diferencial, la presencia de compromiso del sistema nervioso

es crucial para identificar etiología de las contracturas

secundarias a compromiso del SNC o periférico.

En relación con las causas neuromusculares, es impor-

tante señalar que la akinesia fetal y la AMC representan el

espectro más grave de manifestación clínica de diversas

de entidades conocidas como atrofias musculares espi-

nales, miopatías congénitas, miastenias congénitas etc.,

donde en el perfil evolutivo existen pobres mejorías a

través de las terapias (5).

En una serie de nuestros casos (no reportados) de la Unidad

de Medicina Fetal del Hospital Gustavo Fricke, la mayor

parte de las alteraciones ocurren en las extremidades infe-

riores como pie bot en concordancia con la prevalencia

antes descrita para esta entidad. En uno de nuestros casos

la secuencia de hipokinesia fetal se asoció a una gastros-

quisis fetal, la cual es una malformación relacionada con

isquemia de origen vascular de la pared abdominal.

Aproximación diagnóstico prenatal

Como hemos revisado más arriba, el síndrome de akinesia

fetal corresponde a un conjunto heterogéneo de altera-

ciones anatómicas caracterizadas por una combinación

variable de hallazgos secundarias a la hipomotilidad fetal

como: restricción del crecimiento intrauterino, artro-

griposis y otras alteraciones anatómicas que incluyen la

hipoplasia pulmonar, el labio fisurado y la criptorquidia.

Se trata de un diagnóstico sindromático con múltiples

opciones de diagnóstico diferencial.

En relación a la detección prenatal, dada la multiplicidad

de hallazgos anatómicos posibles, el estudio a través de

ecografía debe estar orientado a hallazgos directos o

indirectos que evidencien una disminución de los movi-

mientos fetales. Como signos indirectos se debe sospe-

char esta condición en un feto portador de una restricción

del crecimiento fetal asociado a polihidroamnios y como

signos directos, la presencia de alteraciones esqueléticas

o posturales de las extremidades que pueden afectar

las manos y/o los pies (ej.: pie bot, pie equinovaro), que

suelen ser de carácter bilateral, pudiendo existir una

disarmonía en su severidad.

En cuanto a signos indirectos de hipokinesia, la

restricción de crecimiento fetal se define como un

peso fetal estimado menor al percentil 10 para la edad

gestacional según las tablas de recién nacidos, sin

embargo, en este caso pudiera ser necesario estimar

la magnitud de la restricción de crecimiento fetal

por tablas ecográficas de biometría fetal (perímetro

abdominal) y considerar la opción de una alteración

del crecimiento intrauterino de origen placentario por

las alteraciones circulatorias en el doppler de arterias

uterinas.

La definición del aumento de líquido amniótico es más

subjetiva, aunque se ha intentado objetivar mediante

indicadores semicuantitativos como el índice de líquido

amniótico (mediciones bolsillo en cada cuadrante abdo-

minal) o por el bolsillo vertical máximo. En general, la

disminución de la deglución fetal puede considerarse

como un fenómeno progresivo y por ello el determinante

común es el aumento exponencial de líquido amniótico

con el avance de la gestación.

El diagnóstico prenatal de hipokinesia fetal suele ocurrir

en la segunda mitad de la gestación, sin embargo, en

los casos de mayor severidad puede manifestarse por

akinesia fetal, que puede ser detectada por ecografía

prenatal a las 12 semanas de gestación. Los hallazgos

ecográficos posibles de pesquisar comprenden la falta

de movimientos de las extremidades, postura anormal

persistente de las extremidades, falta de movimientos

faciales, polihidroamnios debido a la disminución de la

deglución fetal, hipoplasia pulmonar, cordón umbilical

corto debido a la disminución de los movimientos fetales,

restricción del crecimiento intrauterino, aumento de la

nuca translucidez, edema nucal o higroma quístico en el

primer trimestre, y la hidropesía fetal (23, 24).

La ultrasonografía en tiempo real puede hacer un diag-

nóstico de estas condiciones, al visualizar la anatomía

y el movimiento fetal, permitiendo detectar contrac-

turas, posturas de articulaciones, la calidad de los

movimientos fetales, mediciones pulmonares, tejido

muscular y crecimiento óseo, tan precoz como en primer

trimestre o al inicio del segundo semestre. El estudio

propuesto por Filges et al (7), plantea una estrategia de

diagnóstico prenatal que pensamos puede ser de gran

utilidad para los clínicos enfrentados a esta patología

(Figura 5). En dicho algoritmo se sugiere realizar US

precoz entre las 11-14 semanas, con búsqueda dirigida

de manos en garra y pie bot, análisis de la presencia de

otras contracturas descartando posibilidad de contrac-

tura aislada, posterior revisión de compromiso de otros

[Akinesia/hipokinesia fetal: Una ventana al movimiento fetal durante el desarrollo - Dra. Claudia Castiglioni y cols.]