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troncales de origen embrionario, las obtenidas de los

anexos fetales, se están utilizando en la actualidad con

fines terapéuticos (50), ya que éstas, en comparación

con las obtenidas de médula ósea, presentan ventajas,

tales como, una mejor disponibilidad, menos riesgo de

rechazo y menores riesgos de infección (51).

Uno de los problemas, en la actualidad, es la caracteri-

zación de las MSC, ya que lo heterogéneo de su origen,

dificulta los estudios y las definiciones. Estas caracteriza-

ciones, hoy, se realizan sobre criterios mínimos (52). Se

ha logrado identificar diferentes patrones de expresión

genética en la superficie de la membrana celular, las que

difieren dependiendo del origen tisular y de las técnicas

de cultivo utilizados (53, 54). Así, por ejemplo, MSC deri-

vadas de líquido amniótico (LA), expresa en la superficie

celular muchos marcadores característicos de las MSC

obtenidas de médula ósea, como son CD73, CD90, CD

105 y complejo mayor de histocompatibilidad (MHC)

tipo I (55). La falta de MHC tipo II, CD40, CD80, y CD86,

sugiere un fenotipo de baja inmunogenicidad, compa-

rado con otras fuentes de MSC (56). Sin embargo, MSC

derivadas de gelatina de Wharton expresan marcadores

diferentes, a pesar de ser ambas originarias de estruc-

turas fetales (57, 58).

Las células originadas de gelatina de Wharton, son consi-

deradas más primitivas que las obtenidas de médula ósea

(59), como consecuencia de esto, son capaces de diferen-

ciarse más eficientemente a precursores neurales (60).

Existiría, además, otra variable determinada por la condi-

ción clínica subyacente, la que también podría afectar el

fenotipo de la MSC. Así, en aquellas obtenidas de cordón

umbilical en embarazos con pre eclampsia, pareciera haber

una mayor tendencia a diferenciarse hacia neuroglías, en

relación a las de embarazos no complicados (49, 61).

Otra característica interesante de las MSC, es su capacidad

de migración y de alojarse en el sitio del daño (“

homing

”),

lo cual está influenciado por múltiples factores. Estas

características son muy importantes al considerar sus

posibles beneficios terapéuticos (62). La aparente capa-

cidad migratoria y de “

homing

” de las MSC y la ausencia

de potencial oncogénico, se ha descrito en diferentes

estudios y en diferentes modelos de enfermedad (63, 64).

En modelo de injuria inducida por hiperoxia en tejido

pulmonar, en estudios animales, MSC inyectadas por vía

periférica, fueron detectadas en la zona dañada (65). En

otros estudios experimentales, se identificó Quemoquinas

como las principales moléculas responsables del “

homing

”,

en los que tuvieron particular relevancia los receptores

quimiotácticos CXCR3, CXCR4, y CXCR6 (66-68). La secre-

ción de otros factores, tales como el Factor 1-alfa derivado

celular estromal (SDF-1alfa), que se une al receptor CXCR4,

promueve la migración de las MSC al sitio de la injuria

(69). Aún queda por conocer de las diferentes señales que

promueven esta migración hacia los tejidos dañados en los

que la MSC ejerce su efecto terapéutico, los que pueden

ser de mucha importancia futura, para diseñar las dife-

rentes estrategias de intervención.

La capacidad inmunomoduladora de las MSC, ha sido

demostrada en varios estudios, en los cuales se ha repor-

tado que el secretoma es capaz de alterar la respuesta

inmune innata y adaptativa (70, 71). El desplazamiento de

los macrófagos alveolares, de un fenotipo M1 (pro infla-

matorio) a M2 (protector), atenúa la injuria pulmonar en

modelos de daño inducido por LPS, propios de inmunidad

innata (72). Esta capacidad, así como la de promover

linfocitos T reguladores (inmunidad adaptativa), es

propia de la MSC (73). También, se ha descrito la inhibi-

ción de células T auto reactivas, como las observadas en

modelos animales de injuria encefálica hipóxica-isqué-

mica (74, 75). Pero no sólo se ha reportado modulación de

células T (Th1), sino también, proliferación de linfocitos

B (Th2), función de neutrófilos, monocitos y toxicidad de

Natural-Killer

(inmunidad innata). Es decir, una capa-

cidad de modulación inmune amplia (76-78). Aunque

estos efectos modulatorios solo se conocen parcialmente,

el contacto célula a célula y los factores solubles serían

relevantes (79). Adicionalmente, los efectos de las MSC

van más allá de la acción sobre elementos constitutivos

del sistema inmune, produciendo y liberando citoquinas

por sí mismas, como son IL-1, IL-6, IFN-Gamma, TNF-Alfa

y TGF-Beta; además, factores de crecimiento como VEFG

(80, 81).

Además de los efectos inmunomoduladores, se han

identificado mediadores secretados por las MSC, que a

través de mecanismos paracrinos tienen efectos tróficos:

neurogénesis, angiogénesis, hematopoyesis, regenera-

ción cardiovascular (82, 83). Las obtenidas de gelatina de

Wharton, gatillan sobrevivencia y diferenciación neuronal

in vivo

e

in vitro

(84, 85). Así, se ha logrado identificar

diversos factores tróficos: VEGF-A, Angiopoyetina-1,

factor de crecimiento de fibroblastos (FGF-1 y FGF-2),

factor de crecimiento de hepatocitos (HGF), factor neuro-

trófico encéfalo-derivado (BDNF), factor neurotrófico

derivado de línea glial (GDNF) y factor de crecimiento

derivado de plaquetas (PDGF) (86-90).

Beneficios terapéuticos potenciales:

La capacidad

de auto regeneración y pluripotencialidad de las MSC, la

convierten en una opción interesante de estudiar, para

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2016; 27(4) 529-539]