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FIGURA 13. CIA s

eptum primum

Estas son aproximadamente el 8% de las malformaciones

cardiacas (26). Las podemos dividir en causas extrínsecas

e intrínsecas. Las extrínsecas generalmente se deben a

infecciones, hipervolemia y menos frecuentemente a

daño miocárdico por anticuerpos Ro SSa o SSb como lo

describiremos en el bloqueo AV completo. En los casos

de infección, los virus de la rubéola, citomegalovirus,

herpes y parvovirus B19 son los más frecuentemente

identificados (26). Entre las causas intrínsecas observamos

las miocardiopatías. En estos casos también se observa

el corazón aumentado de volumen pero con una función

contráctil alterada incluso con zonas aquinéticas. Las más

frecuentes son la miocardiopatía dilatada y la falta de

compactación del miocardio.

Las alteraciones del eje cardíaco son generalmente con

un aumento por sobre los 60º. Las causas más frecuente

son alteraciones de los tractos de salida o eventualmente

compresiones extrínsecas. Al examen observamos un

corazón “recostado” en el tórax con un ángulo mayor de

90º. El pronóstico va a depender de la causa por la cual el

eje está alterado.

Defectos septales auriculares.

El defecto tipo

septum

primum

es el más frecuentemente diagnosticado en

la vida intrauterina y corresponde a grados variables

de canal atrio-ventricular, el doppler color permite

identificar la zona de defecto (Figura 13). El defecto tipo

septum secundum

es menos frecuente y forma parte el

síndrome de Holt-Oram (27).

Debido a las características de la circulación fetal, en que

la presencia del foramen oval impide la identificación

adecuada del

septum

interauricular, se debe sospechar de

comunicación interauricular en el corte de 4 cámaras al

identificarse una ausencia completa o parcial del

septum

primum

y una inserción septal anómala de las válvulas

AV (inserción en línea). El diagnóstico antenatal de los

defectos tipo

septum

secundum

son extremadamente

infrecuentes. (28)

Defectos septales ventriculares.

La comunicación

interventricular (CIV) es frecuentemente diagnosticada

en el neonato al igual que en el feto, con una incidencia

estimada de 0.38/1000 recién nacidos vivos (29). Son

clasificados de acuerdo a su ubicación en subpulmonar,

perimembranoso (Figura 14a), que son los más frecuentes

(80%) y están ubicados bajo la válvula aórtica; en el tracto

de entrada del ventrículo derecho y, por tanto, pueden

comprometer la inserción de las cuerdas tendinosas de la

válvula tricúspide; y trabecular, localizado en la porción

muscular del septum. Estos defectos son generalmente

asintomáticos en la vida intrauterina y neonatal.

El diagnóstico antenatal está basado en la identificación

de un defecto del

septum

interventricular, con modo B

(30) que tiene una sensibilidad limitada la que mejora

significativamente utilizando Doppler color o de

amplitud (Figura 14b). La mayoría de los defectos se

pueden visualizar en el corte de cuatro cámaras y el corte

de 5 cámaras ayuda para identificar las comunicaciones

interventriculares perimembranosas de salida y definir

el grado de cabalgamiento de la aorta sobre la parte

superior del tabique interventricular. La presencia de un

flujo bidireccional por el defecto nos indica que existe

un gradiente de presiones relativamente similares

entre ambos ventrículos (30). La presencia de flujo

unidireccional indica la existencia de una malformación

en los tractos de salida. Debemos tener en cuenta que

para una visualización adecuada con modo B o Doppler

color debemos realizar una aproximación lateral y

recorrer el septum en toda su extensión, en busca de la

zona con defecto. El eje corto también ayuda a corroborar

la localización más específica de la comunicación.

(Figura 14c). La visualización de los defectos en 3D

también es posible y evidencia la condición espacial

de los defectos (Figura 14d). La CIV en vida fetal tiene

una asociación a otras malformaciones (especialmente

otras cardiopatías CC), a cromosomopatías (mayor riesgo

de en CIV perimembranosas) y a síndromes génicos.

Ante el hallazgo prenatal de CIV se debe realizar un

estudio anatómico detallado, una ecografía avanzada

y en función de los hallazgos sugerir un cariotipo. Se

sugiere seguimiento ecográfico cada 4-6 semanas para

evaluar el tamaño y flujo a nivel del defecto, así como la

potencial aparición de alguna otra CC.

[Diagnóstico y manejo prenatal de patología cardíaca fetal - Dr. Hernán Muñoz y cols.]