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tienden a caer al suelo (ej: O

3

). Su respiración más rápida

y mayor tasa metabólica que los adultos aumenta su dosis

de exposición, lo cual se incrementa aún más si la respira-

ción es bucal (ej: en el ejercicio).

Existen, además, subgrupos de niños con mayor suscep-

tibilidad debido a la presencia de enfermedades crónicas,

como el asma. También hay que considerar que existen

factores genéticos involucrados que confieren una mayor

susceptibilidad (10). Adicionalmente, el daño pulmonar

durante la infancia tiene consecuencias a largo plazo, ya

que puede reducir la capacidad funcional máxima alcan-

zada, reduciendo de esta forma la reserva funcional y

aumentando la susceptibilidad en el adulto.

Todos los aspectos anteriormente descritos indican que la

evidencia sobre los efectos de las exposiciones ambien-

tales proveniente de estudios en adultos no debiera ser

extrapolada hacia los niños, en especial en el contexto de

regulaciones de calidad del aire cuyo objetivo es proteger

la salud de la población, incluyendo la población suscep-

tible (8).

MECANISMOS DE DAÑO EN EL APARATO

RESPIRATORIO

Los contaminantes del aire pueden alterar los mecanismos

de defensa propios del sistema respiratorio. La capa de

mucus y células ciliadas son una importante primera línea

de defensa contra los contaminantes que llegan a la vía

aérea, sin embargo, éstos pueden afectar la composición

o la producción de mucus y alterar la función del epitelio

ciliar. Además, los contaminantes pueden afectar las

células sensoriales que terminan en el epitelio a lo largo

de las vías respiratorias, afectando el músculo liso, desen-

cadenando hiperreactividad de la vía aérea y aumentando

la producción de mucus que lleva a la aparición de tos

o secreciones (8). En las vías respiratorias inferiores, los

contaminantes del aire pueden afectar a la línea secun-

daria de defensa, que incluye los macrófagos alveolares y

la capa celular responsable del intercambio de gases. Si

la inflamación es crónica, puede resultar en el engrosa-

miento de la barrera alvéolo-capilar.

Los contaminantes presentes en el aire están influen-

ciados por los compuestos adsorbidos en su superficie,

muchos de éstos son fuertes oxidantes que pueden

inducir el estrés oxidativo, especialmente en individuos

más susceptibles debido a su edad o variaciones genéticas

en las defensas antioxidantes. Los niños son más vulnera-

bles a los efectos del estrés oxidativo porque sus sistemas

de defensa antioxidante son inmaduros (8). Por ejemplo,

el O

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es un oxidante que tiene un efecto bien definido en

la causa de exacerbaciones de asma. La inhalación aguda

daña el epitelio de la vía aérea proximal y distal, iniciando

paulatinamente una cadena de respuestas inflamatorias

y funcionales (7). También se ha estudiado el papel de

los contaminantes del aire relacionados con el tráfico

vehicular, específicamente las partículas de escape diesel

(PEDs), en la exacerbación de la inflamación de las vías

respiratorias induciendo la sensibilización alérgica. En

un estudio experimental en seres humanos, donde se

expuso de manera simultánea a PEDs con alérgenos en

el tracto respiratorio superior, aumentaron notablemente

los niveles de IgE específicos para el alérgeno. Además, se

ha demostrado que PEDs también activan directamente

a los mastocitos y basófilos a través de mediadores infla-

matorios independientes de IgE (7).

Los contaminantes químicos del aire se encuentran a

menudo en el mismo entorno que los agentes infecciosos

o sus componentes, y por lo tanto es muy probable que

se produzca cierta interacción. Por ejemplo, se ha demos-

trado que PEDs aumentan la actividad pro-inflamatoria de

los componentes microbianos y es posible que esto tenga

consecuencias si un niño entra en contacto con un agente

infeccioso al mismo tiempo. Lo anterior, podría explicar

en parte por qué los niños criados en ambientes urbanos,

en general, tienen una mayor incidencia de infecciones

respiratorias que los niños criados en el campo (7).

La interacción de los contaminantes del aire con el

sistema respiratorio representa un buen ejemplo de la

interacción entre los genes y el medio ambiente en un

sistema complejo. La variación polimórfica en los genes

de susceptibilidad implicados en la protección contra

las lesiones, la generación de una respuesta frente a los

contaminantes y la conducción y reparación de tejidos,

explican parte de la variabilidad en la susceptibilidad

individual frente a los efectos adversos en salud de la

exposición a los contaminantes (7,8).

EFECTOS EN SALUD DEL SISTEMA RESPIRATORIO

DEL NIÑO

El potencial efecto en el aparato respiratorio va a

depender de la concentración de los distintos contami-

nantes, de la duración de la exposición y de la suscepti-

bilidad del individuo.

Para entender los efectos de la contaminación atmos-

férica es necesario identificar aquellos que son consi-

derados “adversos” y diferenciarlos de los “no adversos”.

Considerando esto, en el año 1985 la

American Thoracic

[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(1) 111-118]