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puede predecir el comportamiento hiperactivo de unos
años después (24).
No siempre se ha demostrado una buena correlación
entre la severidad del TROS y la magnitud de las altera-
ciones neurocognitivas, lo cual puede deberse a diferentes
razones: no hay un criterio homogéneo para definir SAOS,
y se utilizan diferentes niveles de corte para el índice de
apnea-hipopnea. Además no se consideran otros factores
que influyen fuertemente en la severidad de las OSAS y
en la morbilidad asociada como el nivel socio económico
de los pacientes y la presencia cada vez más frecuente de
obesidad (23).
En el niño, a diferencia de los adultos con TROS, se
observa más frecuentemente comportamiento hiperac-
tivo, asociado a déficit en la concentración y menores
habilidades sociales con problemas de conducta y de
rendimiento escolar. La Academia Americana de Pedia-
tría recomienda investigar la presencia de TROS si se
trata de un niño roncador con hiperactividad y que no
cumple los criterios para el trastorno de déficit aten-
cional con hiperactividad (25). En una completa revisión
y metaanálisis que incluyó 61 estudios, Beebe correla-
cionó los trastornos respiratorios en niños con trastornos
de conducta, agresividad, labilidad emocional, compor-
tamiento escolar inadecuado, déficit en atención selec-
tiva, atención sostenida y mantenimiento de alerta (22).
Se ha planteado que la fragmentación del sueño y los
episodios hipóxicos del SAOS, afectarían el funciona-
miento del área cortical prefrontal, lo que está estrecha-
mente relacionado con las funciones ejecutivas (26). Un
estudio prospectivo de casos y controles de niños entre
3 y 12 años demostró compromiso frecuente en la aten-
ción, memoria, estructuración espacial y ansiedad y los
Test Psicológicos demostraron mayor sensibilidad para
detectar esas diferencias, comparado con cuestiona-
rios aplicados a los padres (27). Integrando muchos de
los efectos negativos que tienen los TROS, los niños que
padecen de esta condición, exhiben un peor desempeño
social, mayor prevalencia de síntomas depresivos, peor
calidad de vida y mayor utilización de los servicios de
salud (28).
Estado pro-inflamatorio
En pacientes con SAOS e incluso en niños con TROS
tan leves como ronquido primario se ha objetivado la
presencia de parámetros de inflamación crónica, encon-
trándose un aumento del óxido nítrico exhalado a nivel
nasal y de varias citoquinas pro-inflamatorias, como factor
de necrosis tumoral
α
, interleuquinas 6 y 8 y un predo-
minio de linfocitos Th17 respecto a Linfocitos T regula-
dores, correlacionado con la severidad de SAOS (29,30).
Interesantemente este desbalance se ve revertido poste-
rior a adenotonsilectomía en niños con SAOS (31). También
los valores séricos de Proteína C reactiva ultrasensible
están aumentados, al igual que moléculas de adhesión y
el factor inhibitorio de la migración de macrófagos, cito-
quina pro-inflamatoria implicada en variados trastornos
inflamatorios incluyendo enfermedades cardiovasculares.
Estas alteraciones gatillan una cascada de citoquinas,
facilitan la apoptosis de células endoteliales, la activación
de plaquetas y de macrófagos, la proliferación de células
musculares lisas en pared vascular y daño endotelial,
fundamento del inicio y progresión de la variada morbi-
lidad asociada a SAOS (32,33).
Adicionalmente existe variada evidencia de aumento
del estrés oxidativo, aún en los casos más leves de TROS
de niños, como la elevación de H
2
O
2
en el aire exhalado
(34), aumento de niveles séricos de un marcador de estrés
oxidativo de lípidos, como isoprostanos (8-iso-prostaglan-
dina F2-alfa) y una de las isoformas de la enzima NADPH
oxidasa, soluble (sNOX2-dp), correlacionadas con evidencia
de una disfunción endotelial que se refleja en una restric-
ción de la dilatación vascular mediada por flujo (35).
Efectos cardiovasculares
Los reiterados episodios de hipoxia, hipercapnia y cambios
abruptos en la presión intratorácica pueden inducir alte-
raciones autonómicas, habiéndose detectado una disfun-
ción del sistema nervioso autonómico en niños con SAOS,
elevación de las cifras de presión arterial, mayor variabi-
lidad de ellas durante la vigilia y el sueño, y una mayor
diferencia de la presión arterial sistólica entre el día y la
noche (36). También se han objetivado elementos ecográ-
ficos e histopatológicos de una remodelación ventricular
(36). En los casos más severos y no tratados a lo largo del
tiempo, se verifica un aumento de la resistencia vascular
pulmonar pudiendo llegar a un cor pulmonale (37).
Alteraciones metabólicas
Tal como ocurre en adultos con SAOS, en niños con SAOS
y especialmente en niños y adolescentes que además
son obesos, se producen diferentes alteraciones meta-
bólicas como resistencia a la insulina, dislipidemias con
aumento de colesterol LDL y reducción de colesterol HDL
(33,38,39), y disminución de niveles de Vitamina D (40),
alteraciones que tienden a mejorar con el tratamiento
del SAOS (38-40). También se han encontrado tendencia
a hígado graso e infiltración leucocitaria intrahepática,
células de Kupffer activadas y aumento de la apoptosis de
hepatocitos, en relación con la gravedad de la desatura-
ción nocturna (41).
[REV. MED. CLIN. CONDES - 2017; 28(1) 20-28]