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la formación de especialistas, algunos de ellos en regiones,

lográndose cierta estandarización de la educación impar-

tida, con la participación de bastantes alumnos en un

programa conjunto, una vez al mes, fruto del esfuerzo de

docentes de la mayoría de las universidades que tienen su

programa en Santiago.

Al notar los avances mencionados, que posicionan la práctica

clínica de nuestros urgenciólogos a la par con lo que se hace

en países desarrollados, no solo económicamente, sino que

también en el ámbito de la salud, pública y privada; y consi-

derando que en Chile hay centros donde se ofrece circulación

extracorpórea y titulación de temperatura a los pacientes en

paro cardiorrespiratorio extrahospitalario, o el despliegue de

efectivos protocolos de manejo de patología tiempo depen-

diente como sépsis y accidente cerebrovascular isquémico,

por ejemplo, resulta paradójico que los rendimientos globales

y el desempeño transversal de la urgencia chilena tenga

un inmenso déficit. Esto no es solamente explicable por la

tardanza en la aceptación e implementación del nuevo para-

digma de atención aplicado hace más de una década en otros

países en vías de desarrollo, sino que evidencia la existencia

de otras variables, que no han sido estudiadas metódica-

mente. Estos factores son los que resultan en el aumento de

casos centinela de amplia difusión en la prensa, tasas de leta-

lidad observables en países con franco subdesarrollo, tiempos

de espera que superan tres o más veces lo aceptado por cual-

quier sistema de categorización para la prioridad de atención,

o

triage

, o la saturación de los servicios con hospitalizados

en espera de una cama, que muchas veces no cumplirá con

los requerimientos de cuidado que ese enfermo en particular

necesitaba.

Es claro que la fenomenología de la consulta al servicio de

urgencia ha cambiado en los últimos años globalmente.

Estos cambios son:

-Tendencia al envejecimiento de la población.

-Mayor dificultad de oportunidad de atención en consulta

médica.

-Mayor dificultad al acceso de información de manera

instantánea, muchas veces mal interpretada, que genera

ansiedad y sensación de urgencia ante motivos de consulta

que no la tienen.

-Instalación de modelos operativos y de previsión que favo-

recen que el ingreso a los hospitales sea principalmente a

través del servicio de urgencia, convirtiéndolo en su prin-

cipal puerta de entrada y cara visible o en lo que se ha deno-

minado internacionalmente como la “red de seguridad”.

Los incrementos del volumen de consultas, que pueden

alcanzar hasta un 10% al año, han sobrepasado las posi-

bilidades de adaptación de la capacidad instalada, con

el consiguiente deterioro de la calidad de la atención y la

satisfacción usuaria. Todos los servicios de urgencia en el

mundo han debido enfrentarse a esta situación en mayor

o menor grado y es probablemente por esto que el lide-

razgo y la administración eficiente de los servicios se ha

desarrollado como una rama del espectro de acción de los

urgenciólogos, incluso con programas formales en universi-

dades en Estados Unidos. Estos programas llevan a cabo el

análisis científico de los datos y la correcta interpretación

de la escasa evidencia producida hasta el momento. Esto

permite valorar la atención de calidad que somos capaces

de entregar a los pacientes graves, sea balanceada con una

gestión de calidad de todo el servicio, que impacte en todos

quienes acuden a consultar, independiente de su motivo y

favorezca también el buen desempeño de los servicios rela-

cionados con el servicio de urgencias, que son la mayoría.

DIAGNÓSTICO DE SITUACIÓN

Al momento de asumir la administración de un servicio

de urgencia lo más probable es que existan condiciones

de recursos humanos, tecnológicas y arquitectónicas

ya instaladas en un sistema en funcionamiento, con una

trayectoria que implicará una cultura interna que será

determinante cuando se busque implementar mejoras. Es

por esto que cada plan de intervención deberá ser dise-

ñado a la medida para cada servicio y no es posible “copiar

y pegar” lo hecho en otros sitios y obtener resultados satis-

factorios. Sin embargo, existen parámetros de desempeño

que han demostrado asociación con satisfacción usuaria y

eficiencia y que se han convertido en un lugar común para

evaluar el estado del funcionamiento de un determinado

servicio y permiten fijar las primeras metas para comenzar

a mejorar con rapidez y luego complementar con otros

indicadores de desempeño que serán adaptados a cada

situación en particular, a la manera en que el control de

signos vitales funcionaría para la atención de un individuo.

El tiempo de estadía, en su sigla en inglés

LOS (

Length

Of Stay

),

o tiempo de ciclo, se refiere al tiempo que un

paciente pasa en el servicio desde que entra hasta que la

capacidad está disponible para la atención de otro paciente.

Es decir implica los servicios médicos, de enfermería, admi-

nistrativos, de aseo y en algunas ocasiones abarca estacio-

namiento o incluso cuando se anuncia su llegada por un

sistema de rescate. Existe una fuerte asociación entre LOS y

satisfacción usuaria, con una notoria caída en las encuestas

cuando se superan las dos horas del tiempo de atención.

Por lo tanto, se puede sugerir que una de las primeras

metas a perseguir es el control del promedio del tiempo de

estadía. Por otra parte, resulta evidente que este indicador

depende también, de la coordinación con los demás servi-

[CONCEPTOS GENERALES PARA LA ADMINISTRACIÓN DE LOS SERVICIOS DE URGENCIA - Dr. Ricardo Quezada]