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ventilación y cierto grado de flujo sanguíneo que tiene

un efecto benéfico ayudando al éxito de las maniobras

de reanimación (19). La detección de pulso para el diag-

nóstico de paro cardíaco es un punto de discusión dada

su baja sensibilidad y especificidad y no es recomendada

para el rescatador lego. Se le enseña al rescatador profe-

sional y a personal médico; sin embargo, el intento de

detección no debe prolongarse más allá de 10 segundos

o simplemente omitir e iniciar la RCP. El efectuar compre-

sión torácica en individuos que no están en paro cardíaco

pude causar ocasionalmente daños menores a la caja

torácica sin mayor consecuencia y por lo tanto, es acon-

sejable – cuando en duda – iniciar la RCP (20).

RCP básica

La frecuencia de fibrilación ventricular o taquicardia

ventricular sin pulso como causa de paro cardíaco intra-

hospitalario es inferior a su frecuencia en el ambiente

extra-hospitalario, y corresponde típicamente a un

porcentaje inferior al 25% (4). Sin embargo, el pronóstico

es superior al paro cardíaco con actividad eléctrica orga-

nizada sin pulso o asistolia (4). Por lo tanto, la capacidad

para reconocer y rápidamente administrar un choque

eléctrico no sincronizado en este grupo de pacientes

debe considerarse como intervención prioritaria; aún

antes de la llegada del equipo de rescate. Recintos hospi-

talarios (o en lugares dentro de recintos hospitalarios)

en los cuales la llegada de los equipos de rescate no es

inmediata

(p.ej

., menos de 4 minutos), el uso de desfi-

briladores automáticos externos deben ser considerados

como alternativa a los desfibriladores manuales para ser

operados por personal sin entrenamiento previo (21),

sin desmedro del inicio rápido de maniobras básicas de

RCP mientras se despliega un desfibrilador. Los desfibri-

ladores automáticos externos se pueden también consi-

derar en lugares donde se congrega público dentro de

los hospitales para su uso en caso de paro cardíaco en

visitantes. Sin embargo, estudios clínicos actuales no han

logrado demostrar la eficacia de desfibriladores automá-

ticos externos en recintos hospitalarios, especialmente

cuando los equipos de rescates responden en pocos

minutos (22,23). Por lo tanto, la decisión en cuanto a su

uso debe ser considerada de acuerdo a las circunstancias

locales de cada recinto hospitalario.

Maniobras de reanimación básica:

Cese del flujo sanguíneo

a consecuencia de paro cardíaco ocasiona isquemia tisular,

la cual es de mayor intensidad en el corazón y cerebro

dada sus demandas energéticas mayores. El objetivo

primordial de las maniobras de reanimación es promover

flujo sanguíneo sistémico priorizando la perfusión en

estos órganos requerido para el restablecimiento de la

actividad cardíaca inicial y subsecuentemente sobrevida

sin daño neurológico. Demora en el inicio de las manio-

bras de reanimación compromete el propósito último;

de ahí, la importancia de activar el sistema de rescate

intra-hospitalario inmediatamente luego de reconocido

el paro cardíaco y de iniciar maniobras de RCP básica

mientras llega el equipo de rescate. Las maniobras de

RCP básica son conceptualmente simples y consisten en

promover flujo sanguíneo sistémico mediante compre-

sión torácica y asegurar la mantención de oxigenación

sanguínea.

Estas maniobras de RCP deben ser aprendidas por todo el

personal médico y utilizadas cada vez que ocurre un paro

cardíaco. Las pautas de reanimación cardíaca del 2015

destacan la importancia de la calidad de estas maniobras.

Específicamente, se recomienda que el tórax sea compri-

mido con el paciente descansando en una superficie

firme a una profundidad entre 5 y 6cm, a una frecuencia

entre 100 y 120 por minuto, permitiendo la re-expansión

completa del tórax y disminuyendo las interrupciones de

modo que el porcentaje de tiempo durante el cual se efec-

túan maniobras de compresión – la fracción de compre-

sión torácica – no sea inferior al 60% (20). Los fundamentos

hemodinámicos de estas recomendaciones se discuten

más adelante.

En cuanto a la ventilación, es importante reconocer las

circunstancias conducentes al paro cardíaco. Cuando el

paro cardíaco es primario (es decir, de origen cardíaco)

y por lo tanto, ocurre en forma súbita y presenciado, es

adecuado asumir que existe una reserva de oxígeno en

los pulmones, la sangre y los tejidos al momento del cese

circulatorio. Aún más, esta reserva de oxígeno se renueva

con la movilización de gas que ocurre debido a respira-

ciones agonales y la compresión torácica siempre que se

mantenga una vía aérea abierta. Esta reserva de oxígeno

permite iniciar las maniobras de RCP utilizando solamente

compresión torácica mientras se espera la llegada del

equipo de rescate. La duración de esta reserva de oxígeno

no se ha definido con precisión, pero probablemente

(basado en estudios preclínicos) dura entre 4 y 6 minutos

(24). Sin embargo, si los individuos efectuando RCP básica

están entrenados en ventilación de rescate – como debería

ser en personal médico – se recomienda que se efectúe

junto a la compresión torácica (20). La recomendación

especifica es de 30 compresiones seguido por una pausa

durante la cual se efectúan dos ventilaciones en pacientes

sin vía área establecida. Dada la diversidad de mecanismos

de paro cardíaco en el ambiente intrahospitalario (Tabla

1) y su etiología extra-cardíaca en la mayoría de los casos

incluyendo falla respiratoria (25), el uso de ventilación de

[REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR INTRA-HOSPITALARIA DEL PACIENTE ADULTO - Raúl J. Gazmuri MD, PHD, FCCM]